“El regreso del Lobo” fue la primera novela de Fernando Rueda sobre Mikel Lejarza, allí planteaba una posible infiltración en Al Qaeda. Ahora, la cuestión es bien distinta volviendo a los años dorados de El Lobo, el comienzo de nuestra democracia, donde tendrá que cumplir una extraña misión para la CIA que le molesta y no entiende. “Mikel Lejarza era un agente oscuro del CNI. No tiene nómina oficial y sus ayudantes, los lobitos, les ocurría igual. Durante estos años ha tenido diferentes colaboradores que ha ido sustituyendo”, cuenta el escritor y periodista en la entrevista que le hicimos en un conocido hotel de la capital, enfrente del Congreso de los Diputados. En la actualidad, sigue teniendo colaboradores que trabajan para él en diferentes cometidos.
Contactar con El Lobo es extremadamente complicado. “Sigue estando amenazado y tenemos los antecedentes de lo que ha ocurrido en otros lugares del planeta. Cuando el IRA abandonó las armas, aparecieron infiltrados muertos, probablemente por venganzas personales más que políticas. De ahí que siga extremando las precauciones”, explica Fernando Rueda en la entrevista que mantuvimos. Mikel Lejarza ha realizado muchas misiones a lo largo de su carrera, pero la realizada entre 1973 y 1975 en el País Vasco eclipsó todas las demás. “También, ha estado en Cataluña tratando temas económicos. El fue el primero que denunció que Jordi Pujol tenía su fortuna en Andorra. Los políticos que dirigen nuestros servicios de información no le hicieron caso”, relata.
“Mikel Lejarza es el mejor espía que ha habido en España y eso que los ha habido realmente buenos. Entró en el 73 en ETA como un auténtico novato y en año y media sabía más que nadie. Hasta tal punto que cuando terminó la misión el propio servicio secreto, el antiguo Servicio Central de Documentación (SECED) y posteriormente el Centro Superior de Información de la Defensa (CESID) barajaron la posibilidad de deshacerse de él”, desgrana con precisión el periodista que es el mayor especialista en La Casa. Reconvertir a un infiltrado siempre es muy complicado pero eliminar a una persona que ha hecho tanto por la seguridad es un crimen.
“El dosier del rey” discurre en 1980, cuando Mikel Lejarza estaba plenamente dedicado a ETA, se dedicó a la organización terrorista desde el 1973 a 1990. El golpe de estado del 23-F le pilló realizando una ruta de escape de ETA por los Pirineos y sus trabajos continuaron todos esos años. La diferencia entre las dos novelas que ha escrito Fernando Rueda es que en la primera había una presentación del personaje y en esta segunda el ambiente es mucho más real y cuenta muchas cosas de los entresijos de los servicios de información, sobre todo cómo estaban vendidos a la CIA, lo cual ahora sería un delito.
“Cuando creo el personaje de esta novela no lo hago pensando en Mikel, creé primero los caracteres y son ellos los que me hacen ir hasta Mikel. Él es un seductor de personas, alguien que cae bien a todo el mundo, aunque tiene un sesgo de desobediencia que da muy bien en la novela y que es una de las características de un espía”, analiza el autor madrileño. En su opinión “con ETA se podía haber acabado mucho antes, hubo demasiados intereses políticos”, afirma con rotundidad. Algo que sospechábamos pero que ahora nos confirma.
“En los servicios de inteligencia de todo el mundo reinan las trifulcas y las envidias”
Fernando Rueda nos había comunicado, antes de la entrevista, la posibilidad de hablar por teléfono con El Lobo que ese día estaba realizando un viaje a un punto de la península. Una vez llegado a su destino pudimoss hablar unos breves minutos con Mikel Lejarza. La primera pregunta es casi obligatoria: ¿Le trataron bien los servicios de inteligencia españoles? Con seguridad responde: “No, había demasiadas envidias, cuando una operación de inteligencia sale mal no pasa nada, pero si sale bien te conviertes en un personaje muy molesto y no les interesa que estés por ahí. Pueden optar por dos tácticas o bien desprestigiarte y bien darte un montón de dinero para que te vayas al Caribe. Es la típica forma de operar de los servicios de inteligencia de todo el mundo donde reinan las trifulcas y las envidias”, explica con tono severo y seguro.
“Durante muchos años me he sentido amenazado, ahora no tanto, las tornas han cambiado. Lo que sí me duele es lo poco que me han valorado. Pero ahora que los entiendo, ya no me duele tanto”, reconoce. “Sigo teniendo una buena red de colaboradores que me son muy fieles porque yo les soy fiel. Ese es precisamente el fallo de los servicios de inteligencia que no son fieles a nadie”, expone. Cree que su trabajo tuvo mucha importancia, hasta tal punto que la historia habría cambiado si no hubiese realizado su cometido, “lo malo es que no ha servido para nada”, opina.
Mikel Lejarza cree que su trabajo ha tenido mucha importancia y que ha habido personas que le han reconocido su trabajo. Algo que le llena de orgullo aunque le duele la forma en que sus jefes se han portado con él. También está dolido con el sistema político actual. “La clase política está llevando el país a la deriva. Me da asco y no puedo entender que los dos principales partidos no se hayan unido para sacar el país adelante. Si ellos, personalmente, se entienden por qué no lo han hecho a nivel político”, se pregunta.
La posible secesión de Cataluña es un tema que lo ve realmente negro. Calcula que en el plazo de un año o año y medio, algo va a ocurrir, una modificación drástica. Por eso, predice que estos dos años próximos van a ser muy duros para nuestro país y toda la culpa se la achaca a los políticos. “Los servidos de inteligencia recaban información pero los políticos deciden y no van a hacer nada”, menciona.
Agradece a Fernando Rueda que procure que su figura siempre siga ahí. “Me llena de orgullo que reconozcan la importancia de mi trabajo”, concluye. Después de escuchar al famoso espía, el periodista madrileño no se muestra tan pesimista como él. Llegados a este punto tenemos que cortar la conversación por motivos de seguridad y continuamos hablando con el periodista.
Esta segunda novela trata sobre la Operación Compás que facilitó la llegada al poder de Juan Carlos, “el mayor seductor del mundo”, en su opinión, donde los americanos tuvieron mucho que ver. La novela refleja a la perfección el ambiente de la España de la Transición. Casi diría que mejor que la mayoría de los estudios publicados. Con pulso maestro y firme, Fernando Rueda ha compuesto un thriller sobre nuestra historia cercana que quien quiera conocer en profundidad la Transición no podrá dejar de leer.
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