"Donde aúllan los colinas, pese a ser mi libro menos extenso, es mi trabajo que más me ha costado escribir”, confiesa el autor lucense en una entrevista que realizamos en la cafetería de un conocido hotel de la Gran Vía madrileña. En este mes de mayo que más parece un gris mes de marzo o de abril, donde las lluvias son casi diarias y donde se producen accidentes ecológicos, como ese de la quema de ruedas en un vertido de Seseña; la novela de Francisco Narla se decanta claramente por la ecología. El autor se muestra muy preocupado por esa cuestión y en su libro hay un cierto canto a la naturaleza. “Si me recordasen por mi amor a la ecología, me sentiría muy orgulloso”, reconoce con sinceridad.
“Mi novela es, ante todo, un cuento lleno de pasión. Es un regalo que he querido hacer a mis lectores en el libro me muestro tal y como soy. Es mi obra en la que más hay de Francisco Narla, en el que intento devolverá a los lectores lo que me han dado. Hay en el libro un trozo de mi alma”, explica el escritor gallego que vive en el interior de su comunidad en medio del campo y de la naturaleza y añade “en mis novelas se nota mi amor por la naturaleza, está presente, creo, en todas ellas”.
Pero la novela tiene, además, un trasfondo histórico poco conocido. “Julio César después de ganar la guerra civil estuvo tres meses en Galicia, suponemos que buscando oro, una montaña de oro. Después de la muerte de César, Augusto comienza a extraer oro de Galicia y todos los días salía un cargamento de nuestras tierras hacia Roma”, expone el autor y se pregunta “¿cómo podía saber esto Augusto que nunca estuvo en Galicia, lo más cerca que estuvo fue en el puerto de Calpe?” Con ese enigma, monta Francisco Narla una emotiva historia que tiene muchas ramificaciones.
La novela tiene reminiscencia a obras de Jack London o Miguel Delibes. “Para mí es un honor que me comparen con ellos”, apunta. El protagonista absoluto de la novela es un lobo gallego que realiza una increíble odisea para satisfacer una venganza. Para ello realizará un viaje desde lo más recóndito y oscuro de los bosques gallegos hasta la orbe del imperio romano, un viaje parecido al de Aníbal, para intentar dar muerte a los asesinos de su pareja. “Hizo lo que tenía que hacer”, sentencia.
“En mi novela, no dejo en buen lugar al hombre. La codicia mueve al hombre y por la codicia está dispuesto a arrasar la naturaleza o matar a sus semejantes. Está es mi novela más íntima. La más dura con diferencia y creo que ha de ser leída de forma diferente porque tiene muchas capas, muchas lecturas y conseguir que todas esas capas cuadrasen me ha llevado mucho tiempo”, detalla con precisión en la chara que mantuvimos recientemente.
Como hemos dicho, pese a ser su novela más corta, le ha llevado escribirla y documentarse lo mismo que otras mucho más extensas, al final, ha quedado satisfecho de sus trabajo ya que su objetivo al empezar a escribir la novela fue contar una historia desde la perspectiva del lobo. Para ello, ha tenido que leer muchos libros sobre etología y hablar con muchos biólogos y hacer muchas guardias en los bosques para ver a los lobos en libertad.
“El texto tiene muchas trampas”, señala el autor y añade “las partes del lobo no tienen diálogo por eso el trabajo técnico ha sido enorme. He hecho del viento otro personaje”. El texto le ha quedado realmente muy poético y tiene un aura de cuento iniciático. “Leo mis novelas en voz alta para cerciorarme que el texto suene bien, así evito las cacofonías y repeticiones innecesarias”, apunta.
A Francisco Narla le gusta que sus novelas además de enseñar sean, sobre todo, entretenidas. En esta ocasión, el texto se basa en una realidad histórica poco conocida, la búsqueda de oro en las montañas gallegas y en la peregrinación del lobo, hay mucho del camino de Santiago y de Aníbal. “El lobo trata de hacer lo correcto por eso emprende el viaje que no es más que un viaje interior que tendrá que hacer el propio lector”, expresa con pasión.
“Todo escritor ha de ser antes que escritor un lector y dejar algo de sí mismo en sus novelas”, expresa. “Cuando la novela pasa a ser sentimiento, entonces sé que he hecho bien mi trabajo”, asevera rotundo, lo cual es un círculo precioso y está encuadrado en lo que él llama “la honestidad de los sentimientos, en la lealtad con uno mismo”, concluye este autor que está feliz con lo que tiene y con lo que hace y que desea a las personas que huyan de la ambición y de la codicia.
Puedes comprar el libro en: