Los ponentes de esta primera jornada han sido Sabina Lobato, Directora de Formación, Empleo, Proyectos y Convenios de Fundación ONCE; Xavier Melgarejo, doctor en Pedagogía y asesor del Departament d’Ensenyament de la Generalitat de Catalunya sobre el Sistema Educativo Finlandés, y Maleni Muñoz, directora de infantil del colegio Arenales Carabanchel de Madrid, un centro que apuesta por la eliminación de los libros de textos para integrar nuevas metodologías de aprendizaje.
El modelo finlandés
De un tiempo a esta parte, el éxito del sistema educativo finlandés ha suscitado el interés de la comunidad educativa española y de los medios de comunicación. Melgarejo, que lo conoce bien, ha dado algunas claves.
«Finlandia empieza el proceso lector a los 7 años, más tarde que cualquier otro país del mundo, y a los 9 ya son líderes a nivel mundial, siendo el país que menos horas curriculares tiene de lectura y de lengua», ha explicado. «Un sistema educativo no es sólo el sistema escolar. Para mejorar la comprensión lectora de los niños en España, deben estar coordinadas tres partes fundamentales: las familias, las escuelas y las estructuras socioculturales».
La magia de la lectura
En la ponencia así titulada, Maleni Muñoz ha reflexionado sobre lo que significa enseñar a leer a un niño.
«El 98% de los alumnos de nuestro centro escolar a los 4 años han adquirido el proceso de la mecánica de la lectura —ha dicho—. Debemos hacer que aprender sea algo lúdico para motivar a los alumnos y respetar el ritmo de aprendizaje de cada niño. No es tan importante cuándo empezar el proceso lector, sino cómo hacerlo. La clave es que los niños sean felices aprendiendo, y no presentar el aprendizaje como una imposición.»
Tenemos un problema con la inclusión educativa
Por su parte, Sabina Lobato ha hecho hincapié en un hecho que a veces olvidamos: «la lectura puede sensibilizar a los niños sobre la diversidad y la inclusión social. Más de 165.000 alumnos en España han sido diagnosticados con alguna discapacidad. El 99% de estos alumnos están escolarizados en centros públicos o concertados. De ellos, el 20% está en centros de educación especial, mostrando que nuestro país tiene un “gap” con la inclusión educativa. Debemos perder el miedo a hablar de discapacidad».