Albert Camus consiguió el Premio Nobel de Literatura en 1957, es el escritor que ha conseguido dicho galardón con menor edad. Tres años después moriría a la edad de 46 años. Considerado uno de los grandes filósofos del siglo XX, sus obras más famosas fueron sus novelas, en concreto El extranjero, La peste y La caída. Y hasta los lugares donde se desarrollan algunos pasajes de estas obras ha ido el escritor madrileño para rememorar las sensaciones que tuvo el escritor francés. “Es un autor muy particular, con unos textos muy cálidos que llegan al corazón”, dijo Javier Reverte en la presentación del libro celebrada en el Instituto Francés de Madrid.
“La literatura que llega al corazón sólo se da en los grandes autores y sobre todo en los de poesía. Por lo tanto Camus es un espécimen raro”, expresa en un tono de voz ahogado por el ruido de la cafetería donde se celebra el encuentro. “Albert Camus es ante todo un filósofo que supo trasladar su filosofía a otros géneros como el teatro o la novela. Sus novelas no son otra cosa que filosofía puesta en imágenes”, señala el viajero español más internacional.
Para Javier Reverte, Albert Camus fue “un rebelde que quiso construir una ética y una moral laica ya que el hombre sin moral es una bestia salvaje y lo hemos visto en lo que va de siglo y en el anterior, el siglo de la barbarie” y se queja con toda la razón del mundo: “en estos momentos no encontramos filósofos que estén buscando la razón de las cosas. El filósofo es una especie en extinción y buena culpa de ello la tienen los planes de educación, que han suprimido la asignatura de filosofía. Este gobierno está convirtiendo en un erial la cultura”. “Hay una degradación moral de la sociedad. Nadie habla del esfuerzo personal”, sostiene.
Para escribir “El hombre de las dos patrias” se ha dirigido a los escenarios donde el escritor galo vivió. Albert Camus fue uno de ese millón y medio de franceses que vivían o nacieron en Argelia. Los conocidos como los pies negros porque llevaban zapatos mientras los nativos no podían acceder a ellos. “El se sentía argelino y francés, como decía él mismo, creció entre la miseria y el sol por eso se consideraba un escritor profundamente mediterráneo y nunca tomó partido por los dos bandos que se enfrentaron por la independencia de Argelia”, explica el autor del libro. Y mucho menos entendía por qué se tenía que utilizar el terrorismo para conseguir dicho fin.
En alguna ocasión manifestó Albert Camus que habría que echar abajo las fronteras de Francia, Italia y España, a lo que añade Javier Reverte las de Marruecos y Argelia. Y recuerda con ironía que su amigo, ya fallecido, Manu Leguineche, calificaba a España como la Suiza de África. Es mucha la cultura y las costumbres que compartimos y que muchos están empeñados en no ver.
Los argelinos nunca le consideraron un autor de los suyos porque nunca ponía nombres a los argelinos, pero el presidente Abdelaziz Buteflika sí le reivindicó como escritor argelino. Por eso, está muy bien puesto el título del libro, “El hombre de las dos patrias”, ya que se opuso tanto al nacionalismo de unos, como al terrorismo de los otros. “Estuvo enfrentado con los dos bandos y proponía un pacto civil en que estuviesen equiparados los franceses con los árabes. Nunca lo consiguió”, recuerda.
“El terrorismo no puede tener en ningún momento justificación y una persona como él, que decía lo que tenía que decir en todo momento aunque fuese políticamente incorrecto, estaba condenado a la soledad”, apunta.
El viaje que emprendió desde Alicante en barco hasta Argel le sirvió para conocer muchas cosas nuevas del país. “El barco que hace ese recorrido lo llaman el del contrabando porque llevan multitud de efectos desde Europa a África”, comenta. También tuvo oportunidad de adentrarse en espacios considerados peligrosos, como en la kasbah de Argel y en otros barrios considerados inseguros. “Tuve suerte de que no me pasase nada”, reconoce.
En Orán, donde transcurre La peste, se encontró con muchos nativos que hablaban español. “En muchas obras de Cervantes salen personajes que han sido cautivos en Argel”, rememora. A Camus le gustaba mucho España y viajó por nuestro país, sobre todo en tiempo de la Segunda República y la Guerra Civil: “Siempre defendió a los republicanos españoles y aquí aprendió que las causas justas pueden ser derrotadas”, cita el escritor.
Aunque en Argel hay muy poco turismo. “No logré encontrar ninguna tienda de souvenirs”, revela. Es un país que merece la pena ser visitado. Javier Reverte lo ha hecho y su impresión no ha podido ser mejor. Igual que su libro.
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