“¿Qué ha pasado a lo largo de estos años de fotografía analógica cuando se velaba un carrete?”, se pregunta Irene G Punto en el comienzo de su nuevo libro. Pues que detrás de todos esos carretes velados de la historia había poesía. “A veces Poesía se enamoraba tanto de Fotografía que como no quería que nadie más la viera, velaba el carrete”. Ahora Irene G Punto ha conseguido que algunas de esas fotografías veladas aparezcan en su libro, dando una nueva dimensión a la unión de estos dos artes que son menos dispares de lo que nos creíamos.
“La poesía ha estado en mi vida desde siempre. En la infancia mi madre me leía para dormirme poemas de Gloria Fuertes”, nos cuenta en la cafetería de un conocido hotel de la Gran Vía madrileña alrededor de una taza de café. Aquello hizo que su forma de expresarse fuese la poesía. “Yo venía de escribir poesía muy larga, pero en Carrete velado son los aforismos y la micropoesía lo que predomina”, explica la escritora madrileña con convicción.
A Irene G Punto le gusta jugar con las palabras, cambiar su orden natural y modificarlas a su antojo. Quizá lo haga para no tenerse que desnudar tanto como otros poetas en sus obras. “Todos los escritores tiran de uno mismo, de sus experiencias. Yo no quiero sólo eso, de ahí que introduzca en mis versos conversaciones que oí en la calle, en el metro, tanto de amor como de desamor. Quiero contar precisamente esas experiencias, pero desde el otro lado”, cuenta.
Hace unos diez años, se empieza a interesar por poetas como Ramón Gómez de la Serna, Benjamín Prado o Ajo, que se manejan muy bien con los aforismos o las greguerías y es cuando se da cuenta de que quiere publicar un libro de ese estilo. “Si puedo quitar una palabra a la poesía, se la quito. Me gusta decir mucho, con poco. Dejar espacio a la reflexión y dejar los versos muy abiertos y que no cueste conectar con ellos. El género micro me interesa mucho”, confiesa la joven poeta.
El prólogo del libro se lo ha escrito Luis Eduardo Aute. “Yo he trabajado muchos años como periodista. Nada más terminar la carrera y ponerme a trabajar, me mandaron a hacer mi primera entrevista a Luis Eduardo Aute. Me trató como una profesional veterana y creo que fluyó de manera genial. Eso me hizo pensar, en ese momento, que no me había equivocado de profesión. La tengo enmarcada en mi recuerdo”, evoca Irene G Punto en la conversación que mantuvimos una tibia mañana de comienzo de primavera.
“Carrete velado” ha requerido año y medio de duro trabajo y otros cinco meses para su publicación. “Yo tenía muy claro el proyecto y el formato del libro. Aguilar me respetó el formato que yo quería. Otras editoriales tienen un formato determinado para sus colecciones y yo se lo hubiese roto, por eso fiché por Aguilar”, apunta. Además, en la nueva colección de Aguilar coincide con jóvenes poetas como Luis Ramiro o Mikel Izal, con los que compartirá cartel en la próxima Feria del Libro de Madrid.
“Cuando abres el libro no sabes qué va a pasar. Lo vas a tener que mover para leer alguna poesía o ver las fotos. Está todo muy pensado, ya que ha pasado por un proceso creativo fuerte”, expone Irene G Punto en nuestra conversación y añade “son dos libros en uno que el lector tendrá que hacer propio”. En la primera parte la fotografía y la poesía van unidas, pero en la segunda se queda huérfana la poesía y tendrá que ser el propio lector mediante las redes sociales el que ayude a completar la obra en un futuro más o menos lejano.
Irene G Punto procura que las presentaciones de sus libros sean extremadamente originales, estamos hartos de presentaciones aburridas y monótonas. Ella incluye en sus actos declamaciones con actuaciones musicales. “Todo lo que recito lo hago de memoria”, nos dice. Incluso su poema, en prosa poética, “La lavadora”, incluido en el libro que tiene una réplica llamada “El móvil” por parte del poeta rapero Rayden y que se encuentra en su libro, recién publicado en EspasaPoesía, “TErminAMOs y otros poemas sin terminar”. Ambos poemas serán representados al unísono en las presentaciones de los libros que se van a realizar.
La próxima presentación que llevará a cabo será en Madrid el 11 de abril y contará con la presencia de la cantante de Mäbu, María Blanco. También con ella ha compartido espectáculos con Las Sinsombrero, proyecto transmedia que tiene el propósito de recuperar el legado de las artistas olvidadas de la Generación del 27. Sus últimas presentaciones han sido un éxito clamoroso y ya tienen preparadas algunas más por toda la geografía hispana.
Todas estas acciones y otras más, están consiguiendo que se esté revitalizando la poesía. “Los que están rescatando la poesía es la gente joven. La poesía tiene de positivo el saltarse todos los límites de la literatura. El límite lo pone el lector”, afirma con rotundidad, lucidez y el arrojo de las personas jóvenes que hacen lo que quieren y lo saben hacer.
Como profesora de literatura creativa en una universidad privada, sabe de lo que habla. “La novela está más limitada, pero en la poesía, el límite está donde tú quieres que esté. Sólo hay que dejarse llevar”, expresa. Todo lo que tenía en la cabeza lo ha reflejado en el poemario. “Al escribir el libro se pierde algo de intimidad, pero también te da muchas cosas. Hay que perder para encontrar y a mí, el libro me ha ayudado a encontrarme”, concluye con una expansiva sonrisa, como su poesía.
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