Alfonso Heredia es un periodista gráfico que atraviesa una mala racha económica y personal. Casi por casualidad llega a sus manos un viejo libro con extrañas sentencias en caracteres góticos, y cuando lee en el periódico el fallecimiento del papa, cae en la cuenta de que el texto revelaba las circunstancias de la muerte del Santo Padre.
Al examinar el libro con más atención descubre que se trata de un escalofriante obituario sobre personajes de toda condición y nacionalidad, predicciones de muertes que todavía no han ocurrido. Pronto le asaltará la duda de si utilizar con fines filantrópicos o egoístas ese sorprendente conocimiento, que muchos desearían poseer a cualquier precio.
El planteamiento argumental de La senda trazada surgió a partir de una idea que no era novedosa en el terreno de la literatura: ¿qué consecuencias podría tener en nuestra vida el hecho de poder conocer el futuro? La propuesta había sido ya empleada en otras obras de narrativa, pero en este caso lo que atrajo al autor fue el reto de escribir una historia basada en esta premisa pero dando un enfoque mucho más amplio y dotando a dicho planteamiento de una perspectiva moral. ¿Qué ocurriría en el caso de que no fuese nuestro futuro sino el de los demás el que pudiésemos conocer? ¿Y si nuestro bienestar personal dependiese de hacer un uso inmoral de ese conocimiento? ¿Seríamos capaces de aprovecharnos de él o actuaríamos de forma honesta? ¿Cuál sería el precio a pagar en caso de elegir uno u otro camino?
En el fondo, la novela es una fábula que juega con la idea de que el puñado de hechos, palabras y elecciones que determinan nuestra existencia, no son en realidad hechos arbitrarios, sino que forman parte de un plan hasta cierto punto preconcebido.
Pese a que este tema narrativo es bastante distinto a los que Pedro de Paz ha tratado en sus anteriores obras, sigue manteniendo ciertos aspectos de su estilo personal: una prosa cuidada que salta de hermosas figuras a sucias descripciones realistas, un marco verosímil lleno de referencias y guiños a la realidad y una trama con la estructura bien urdida y con el suspense dosificado con agudeza, dos rasgos muy similares a los de las novelas con las que él está acostumbrado a tratar.
En definitiva, la novela plantea en qué medida nos facilitaría las cosas el poder conocer de antemano qué es lo que tiene que pasar y se reflexiona, a partir de las experiencias y pensamientos del protagonista, sobre la disyuntiva moral que supone decidir aprovechar ese conocimiento previo en beneficio propio o no. ¿Qué harían ustedes en su lugar? ¿Serían mejores o actuarían del mismo modo?
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