Tenía ya ganas Nacho Garmendia de editar un libro de Jacobo Cortines, fundador y director de la colección Vandalia. “El anterior poemario se lo dio a la editorial Renacimiento, quizá por un pudor malentendido”, dijo el editor en la presentación de estas obras completas que esperemos no lo sean y pueda seguir publicando poemario el poeta y profesor universitario, aunque sabemos que suele ser un escritor lento y en ocasiones tengan que pasar hasta ocho años para poder leer una nueva obra suya.
Andrés Trapiello conoce muy bien a Jacobo Cortines y a su obra; ha compartido generación poética y se siente muy cercano a él. “Pasión y paisaje es un libro muy importante. Es un libro con el que se vuelve al origen del poeta y que da muchas pistas de qué clase de poeta es Jacobo”, dijo el escritor leonés en la rueda de prensa celebrada para presentar el libro.
“En cuarenta años, los presupuestos estéticos de la poesía siguen siendo los mismos, seguimos escribiendo igual que hace esos años”, explicó Andrés Trapiello. Para él, su generación fue distinta a la anterior, la conocida como la generación de los cincuenta. Hacían una poesía más social que terminó derivando en una poesía más política para terminar en una poesía de la experiencia. “La característica de nuestra generación fue una contestación solapada y no beligerante hacia lo novísimo”, afirmó. Su generación comenzó a publicar en los años ochenta.
Para Andrés Trapiello, los poetas verdaderos sustentan todo lo que dicen en cuestiones reales, de ahí que una de las grandes pasiones de Jacobo Cortines sea la naturaleza, el campo. Pasan los años, pero “la poesía no evoluciona, está siempre instalada en un presente continuo. En un lenguaje universal”, sostiene. Ese lenguaje universal proviene en Jacobo Cortines de la música, la pintura y, por supuesto, la poesía.
“Jacobo tiene una dicción muy clásica, con ligerísimos hipérbatos. Una poesía de endecasílabos al estilo clásico”, describe el autor leonés. Cree que su poesía guarda la naturalidad del campo y apunta que gran parte de su obra la escribió en secreto, dedicándole ratos perdidos entre clase y clase, entre investigación e investigación. Es, pues, para él, un poeta muy reflexivo, nada torrencial.
Jacobo Cortines se mostró encantado con la publicación de sus obras completas. El título Pasión y paisaje son para él “dos principios lo más equilibrados posible. Son dos ejes sobre los que gravita una existencia que reclama tanto la luz como las sombras para dar expresión a ella misma. Dos polos que se oponen y se atraen al mismo tiempo, que se necesitan el uno al otro para que la discordia creadora halle su realización”, explica con mesura y contención el poeta de Lebrija.
“Mi poesía conlleva una indagación ontológica de los objetos. Me puedo detener en un jarrón con jazmines pero, también, en el dolor universal”, apunta en la presentación de su libro y añade “yo soy muy contemplativo. Me gusta tomar apuntes sobre lo que voy a escribir, pero es en la mesa de trabajo donde se realiza el trabajo definitivo”.
Reconoce que la urgencia universitaria le ha impedido llevar a cabo una obra más fructífera. “Pero, al final, todo eso me ha ayudado, ya que he escrito sobre cosas que me gustan mucho como la ópera, la música clásica o las exposiciones pictóricas. Me gusta mucho visitar los museos, ya que me dan muchas ideas para escribir”, expone con reflexión y lucidez.
Y todo comenzó en la infancia, cuando se debatía entre las tres artes que más le gustaban: la poesía, la música y la pintura. Al final, fue la poesía la que se llevó el gato al agua, pero su poesía sin esos conceptos no se entendería. “La poesía está escrita con todos los sentidos. Es una celebración de la vida que a mí me produce serenidad”, concluye el poeta sevillano.