Nunca habíamos visto una pasión tan fuerte por parte de unos editores hacia una obra neófita. Miguel de León lo ha conseguido con su primera novela, “Los amores perdidos”. Un escritor que soñaba con serlo desde los 15 años y que por fin con 59 ve publicada su novela en una editorial seria. Sí, sería porque anteriormente se la había autoeditado y una librera de su tierra, Las Palmas de Gran Canaria, le dijo que eso no era realmente un libro publicado.
Se lo dijo mostrándole un libro de Julia Navarro, con la que coincide en la publicación de la obra. Aquello le picó tanto que decidió enviar su manuscrito a Plaza & Janés y allí tuvo la suerte de que cayó en manos de la lectora de la editorial Cristina Lomba que no paró de recomendarla al editor Alberto Marcos hasta que por fin la leyó. “Ahora nos dividimos en dos grandes grupos en la editorial, los que no han leído la novela y sus incondicionales”, afirma.
El editor quiso dejar claro que en la editorial “valoramos todo lo que llega, pero, es verdad que damos prioridad a los originales que vienen por agente o de nuestros propios autores”. Cada vez, reconoce que hay menos oportunidades para los nuevos autores pero el caso de Miguel de León es paradigmático en este sentido. “En cuanto lo leímos quisimos apostar por él”, enfatiza Alberto Marcos.
Miguel de León lleva tras de sí una rocambolesca historia. Ha sido un escritor muy autodidacta que ha aprendido a escribir leyendo mucha novela. “La primera que leí no tenía tapas, la encontré entre la basura y sólo un año después supe de quién era”, confiesa el escritor canario. Era “La hojarasca”, de Gabriel García Márquez. Se dio cuenta de ello leyendo “El coronel no tiene quien le escriba”, entonces comprobó que ambas novelas eran del mismo autor. “García Márquez es la mitad de la literatura, la otra mitad son todos los demás”, así de crudo opina.
De García Márquez ha aprendido muchas cosas, pero sobre todo a un dominio impresionante del castellano y a trabajar los textos. “Corrijo los texto una y otra vez. El primer capítulo de la novela lo habré escrito unas 15 veces. No me terminaba de convencer hasta que Alberto Marcos me dio la clave del mismo”, reconoce el autor y añade “siempre intento echar la culpa a la estructura de la novela, la cambio muchas veces de lugar”. Hasta que el editor le dijo basta. No ha querido leer la novela impresa porque seguro que cambiaría algo.
La idea de la novela, un hombre que se casa con una joven y decide respetarla hasta que se haga mayor. “¿Habrá algún hombre capaz de querer a una mujer y no tocarla?”, se preguntaba el novelista. Esa idea le empezó a rondar por la cabeza hace ya 25 años. Por motivos de trabajo, -tenía una empresa de informática en las Islas Canarias-, no pudo empezar a escribirla hasta hace trece años y no fue hasta que la crisis bombardeó nuestro país hace cinco años cuando se dedicó a fondo. “Perdí muchos clientes y comencé a tener mucho más tiempo. De todas formas soy muy vago para escribir”, confiesa. Pero ahora que ya tiene publicada su novela está con un segundo proyecto que ya tiene muy avanzado.
Decidió quitar a la novela los anclajes del tiempo y del espacio. “No quería hacer una novela histórica aunque sí circunscribirla en los años duros de la posguerra e intenté ser leal y fiel a los personajes y al escenario”, señala. La novela es una larga saga temporal con unos sesenta personajes. “De esos, unos veinte los desarrolló en su integridad, el lector los conocerá a la perfección”, cuenta. Y debe ser así porque todos los que la han leído hablan maravillas.
Entre anécdotas y curiosidades, Miguel de León nos ha ido acercando a esa Rita Cortés, la protagonista, que tiene una fuerza inusitada: “todas las protagonistas femeninas de la novela son muy fuertes”, nos anticipa. Y también nos ha ido acercando al universo que ha creado en un pequeño pueblo de Las Palmas que parece puede ser la sensación de la temporada. Por una vez el sueño de un neófito escritor se ha cumplido: “Yo tengo que hacerme escritor”. Ya se ha hecho.
Puedes comprar el libro en: