María del Pilar se ha cansado de vivir bajo el mismo techo que su sofocante madre. Sin contárselo a nadie pero dejando una nota, llevando apenas lo puesto, abandona el hogar materno y se lanza a encontrarse a sí misma.
Sin embargo, lo que parecía una historia costumbrista de liberación femenina pronto se torna en un absorbente misterio: María del Pilar sospecha que su padre y su amante no fallecieron en un accidente de tráfico, sino que fueron asesinados. Intereses creados, falsas apariencias, testamentos perdidos, el arte como escapatoria, la oportunidad de un nuevo amor y la familia como campo de batalla: todo eso nos depara Donde las calles no tienen nombre, una novela negrísima de Mónica Rouanet.
María del Pilar siempre estuvo rodeada de lujos: “Nunca había tenido que pedir algo dos veces. Cada vez que solicitaba una cosa, en especial si era algo que pudiesen ver y envidiar los demás, se me concedía al momento”.
Sin embargo ese lujo venía con un precio: su vida, al igual que la de su padre y la de sus dos hermanos, Fernando y Javier, está severamente marcada, observada y diseñada por Doña Pilar, una madre obsesionada por las apariencias de puertas afuera, sin importarle cómo afecta a su familia su forma de relacionarse. Siguiendo siempre unas reglas y unas tradiciones inamovibles.
Doña Pilar también dio el visto bueno al primer y único novio que María del Pilar tuvo, Gonzalo. Incluso aprobó las infidelidades de éste, y llegó a justificarlas.
Unas ideas que su madre sufría en carne propia: sabía que su marido hacía años que la engañaba con otra mujer, Gloria, y no le importaba mientras no se enteraran los demás. Imagen, apariencias y tradición, un triunvirato que regían la vida de Doña Pilar y los suyos. Un retrato familiar que ejemplificaba aquello de que el dinero no da la felicidad.
Como en toda buena novela negra, el dinero llama a la tragedia. Después de su huida de la casa materna, María del Pilar tiene un sorprendente encuentro... ¿casual? Se trata de Alberto, el hijo de Gloria, la amante de su padre. La aparición de Alberto despierta instintos reprimidos en María del Pilar.
Pero Alberto comparte una sospecha: que sus dos padres no murieron en un accidente fortuito sino que fueron asesinados.
Y tampoco dejará dormir al lector, que devorará las páginas de esta novela hasta el sorprendente final.
Mónica Rouanet nació en Alicante en 1970, pero reside en Madrid. Licenciada en Filosofía y Letras y Ciencias de la Educación. También cuenta con estudios de Psicología y trabaja en proyectos sociales y educativos con menores en riesgo social. Y cuando pasea, “voy por la calle inventando historias”.
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