De calvario podríamos definir la vida de Luis Gonzalo Segura después de publicar su primera novela “Un paso al frente”. 139 días en el Centro Disciplinario de Colmenar Viejo, de ellos 22 días de huelga de hambre y todo por defender la libertad de expresión. Algo que sienta muy mal en las Fuerzas Armadas Españolas. Pero lejos de desistir, vuelve a la carga con otro polémico thriller, “Código rojo”, que analiza en profundidad nuestro sistema militar en clave de ficción.
Por desgracia, para el ex teniente, “la sociedad española no sabe realmente cómo son nuestras Fuerzas Armadas”. Lo mismo que no sabe que el Ministro de Defensa de España ha sido Presidente del Consejo de Administración de Construcciones Navales del Norte y director general para España de la empresa paneuropea de misiles MBDA.6. Durante cuatro años ha sido consejero de Instalaza, S.A., principal fabricante española de bombas de racimo hasta 2008. Es, pues, un ferviente defensor de tan cruel arma.
Pese a todas las arbitrariedades que han cometido hacia él,
Luis Gonzalo Segura confiesa que su principal objetivo es reintegrarse en las Fuerzas Armadas y aportar su granito de arena en la democratización de las mismas, donde siguen mandando casi las mismas familias desde después de nuestra Guerra Civil. “Nunca he pedido nada para mí. Podría haberme acogido a una baja psicológica y no lo he hecho”, afirma con contundencia y añade convencido: “quiero luchar por volver”. Desde luego, moral no le falta y el valor se le supone. Me da la impresión de que se ha embarcado en una empresa titánica.
“Yo no he sido condenado por ningún delito. He sido expulsado del ejército y voy a recurrir, aunque sé que en España va a ser imposible. Mi estrategia será llevar mi caso hasta el Tribunal Europeo de Derechos Humanos”, relata con tono didáctico este militar de la escala de complemento que desarrollaba su trabajo en Transmisiones y que tenía contrato hasta 2023. Le espera un largo calvario. Él mismo sabe que no se lo van a poner nada fácil, pero como cree que nuestras Fuerzas Armadas necesitan una nueva reforma, ya que la que hizo el gobierno de Felipe González no sirvió para casi nada, está dispuesto a abanderar un nuevo movimiento, como hicieron los “húmedos” al comienzo de nuestra democracia.
Cuando
Luis Gonzalo Segura publicó “
Un paso al frente”, el escándalo dentro de las Fuerzas Armadas y en el gobierno de la nación fue mayúsculo. Detenido, pasó más de cien días en un centro disciplinario militar de Colmenar Viejo. En esos días fue cuando comenzó a redactar su segunda novela
Código rojo. “Escribir me ha servido para mantener la cordura. Además, pude dar salida a todos mis sentimientos y a mi frustración”, explica este ex militar de 38 años de edad que no los aparenta.
Este nuevo libro le ha servido para denunciar la situación del ejército y para desahogarse. “El libro es un ejercicio de realidad, pero a la vez también de ficción y ha de ser el lector quien lo tenga que descubrir”, especula el escritor madrileño. En este nuevo libro parte de un hecho real que sucedió en 1999 en Las Palmas de Gran Canaria. “Ambos libros son novelas negras, éste género viene muy bien para denunciar y, además, casi ningún libro está ambientado en las Fuerzas Armadas, en la Guardia Civil o en la Policía Nacional, si”, advierte.
Es verdad, que la ficción como denuncia no es algo nuevo, pero que estén ambientadas en el ejército, hay pocas obras. “La ficción como denuncia no es nuevo”, reconoce, pero en el ejército es otra cosa. Además, cree que “censurar un libro es muy difícil, por eso escogí hacerlo así”, atestigua y agrega “
Código rojo” puede abrir un género ambientado en las Fuerzas Armadas.
Para escribir, reconoce que es muy rápido. “El manuscrito lo escribí en poco tiempo, la mitad cuando estaba sancionado. Las correcciones suelen ser más lentas y la editorial me ha dado total libertad. En la actualidad Luis Gonzalo Segura se encuentra en situación de desempleo y utiliza su tiempo en escribir. “Algo que no da muchos beneficios pero me sirve de terapia”, opina.
Con la situación del ejército español es muy crítico. “Nunca ha habido transición y la sociedad no sabe muy bien cómo son las Fuerzas Armadas. Una tercera parte son soldados, frente a un 85 % en la Guardia Civil, y las dos terceras partes restantes son oficiales y jefes”, denuncia. Algo que hace que nuestro ejército sea poco operativo, pero sobre todo poco democrático, manteniendo ciertas estructuras desde la época de la dictadura.
En
Código rojo el protagonista es Guillermo Fernández, el mismo que en la primera novela. “Mi nueva obra es más novela y más redonda que la primera y, quizá, transmita menos mensajes. La primera fue más caótica, quería dar demasiada información y eso hacía que no se profundizase en todos los temas como yo quería”, se sincera. En su última novela, se nota una cierta tranquilidad, mejor estilo y una estructura más sólida, más pausada y estudiada. Una intención de buscar que fuese más realista y creíble.
Para
Luis Gonzalo Segura “la escritura es un ejercicio de compromiso, algo terapéutico que se ha convertido en parte sustancial de mi vida”, confiesa, que le ha ayudado a superar el miedo que ha sentido en cuanto fue sancionado. “Tenía que contarlo y lo he hecho basándome en la ficción. Podría haber escrito un ensayo pero tiene más límites. La ficción no me limita”. Donde sí ha tenido algunos problemas es cuando “he contado partes personales. He procurado que mi ego no ensombrezca la novela”, remata.
Con
Un paso al frente, novela publicada en una editorial pequeña, consiguió vender más de 30.000 ejemplares. Ahora, en Destino, tiene puestas muchas esperanzas para poder seguir escribiendo contando con el favor del público mientras espera conseguir que sea readmitido en el ejército. Es lo que más ilusión le hace en la vida.
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