En la Nochebuena de hace veinte años, Stefan Thunberg llegaba a su casa con su novia y al poner la televisión ve una noticia sobre un grupo de atracadores que la policía sueca tenía rodeados en un bosque. Cuál no sería su sorpresa cuando ve que son su padre y sus hermanos esos atracadores que estaban rodeados y a punto de ser cazados como conejos. Al despertarse el día de Navidad, “un día muy Disney, con todo nevado”, piensa que aquello que había visto la noche anterior no podía ser más que un mal sueño. Se equivocaba. Era más real que la hipoteca de un asalariado.
Esa caza que sufrieron sus hermanos es la historia que cuenta
Stefan Thunberg y
Anders Roslund en el libro “
Nosotros contra el mundo”, una novela de ficción basada en hechos reales que como le dijo su hermano menor a Stefan “no pasó como lo contáis, pero es verdad lo que decís. Aunque yo no soy ahora así, lo fui cuando tenía 17 años”. Después de eso estuvo tres meses sin hablarle. Como él, reaccionaron sus otros hermanos. Al mayor, y jefe del grupo denominado, “La Banda Militar”, y no nos estamos refiriendo a una banda de música, le costó mucho leer el final de la novela. Mientras, el mediano, después de leer la novela, le espetó por teléfono: “el libro es fantástico y tú eres un cabrón” y colgó el teléfono. Después siguieron nueve meses de silencio.
“
Nosotros contra el mundo” es una novela basada en la realidad, pero es mucho más que eso. Trata sobre la lealtad y la unión de las familias. En concreto, su familia. “Mi padre nos enseñó que la familia era sagrada”, apunta
Stefan Thunberg, lo cual no le impidió que intentase matar a su mujer, algo que a los hijos les costó sobrellevar, aunque acabaron perdonando a ese padre violento y alcohólico. Algo que también sufrió el otro autor del libro,
Anders Roslund.
Estuvieron escribiendo la novela cerca de tres años. Incluso hubo un momento en el que Stefan sufrió una pájara y no sabía bien cómo continuar. Fue el apoyo de Anders el que le hizo superar los momentos de tensión al enfrentarse con la historia de sus hermanos. “Yo no quise pertenecer a la banda, pero estuve tentado. Era demasiado espectacular el que los siguiera la policía y no diese con ellos. Hubo un momento en el que estaban absolutamente perdidos”, recuerda y añade “era una historia demasiado buena para no contarla”.
Anders Roslund fue periodista televisivo durante muchos años. Las “hazañas” de esta banda le tocó cubrirlas como reportero de televisión y apunta que “la policía no sabía que eran una familia hasta que les pillaron”. Después del trabajo como reportero pasó a escribir novelas, bien a cuatro manos con Börgem Hellström, un ex convicto, o con Stefan o bien sólo. En total son siete los libros que ha escrito pero de “Nosotros contra el mundo” se siente especialmente orgulloso.
Fue hace ocho o nueve años cuando se conocieron y en aquel momento surgió “un flechazo literario”, señala
Anders Roslund aunque reconocen que tienen visiones muy diferentes, pero alineadas. “Eso es lo que nos ha hecho trabajar juntos”, reiteran ambos. Eso y el que ambos procediesen de entornos familiares bastante parecidos. En opinión de Anders ha sido “un trabajo muy complementario y ha salido de una manera muy natural”.
Stefan Thunberg supo abstraerse del entorno familiar y no pertenecer a la banda de sus hermanos. “Yo preferí seguir mis estudios de arte, quería ser pintor”, señala. Sin embargo, se decantó más adelante por el guión televisivo y en este género ha conseguido un gran reconocimiento siendo guionista de series muy seguidas en el país escandinavo.
Para escribir la historia han tenido que tener un cierto feeling y empatizar con la historia. “Los dos fundamentos principales para escribirla han sido encontrar el latido del relato, basado en la relación padre hijo y que Stefan no podría escribir como si fuese un documental la novela. Hemos tenido de deconstruir todos los hechos para darlo forma de ficción”, afirma Anders Roslund, como si fuera un cocinero de un restaurante de diseño y añade Stefan “me fue difícil romper con los hechos familiares y tratarlos objetivamente”
Para ambos, “la sociedad sueca tiene muchas grietas. Suecia ya no es el modelo que pudo haber sido en otro tiempo. El asesinato de Olof Palme, todavía sin resolver, fue el detonante del interés de los suecos por la literatura policiaca. En nuestra mente no nos cabía que se pudiera atentar contra un político, por eso iba sin escolta”. A partir de ese momento, la sociedad sueca cambió, se acabaron los 200 años de paz.
Los cuatro protagonistas de la novela, después de múltiples atracos, acabaron en la cárcel. En la actualidad, todos han rehecho su vida y trabajan en el ramo de la decoración de interiores. La novela tiene tal fuerza narrativa que la productora de Steven Spielberg ha comprado los derechos para hacer una película, aunque creen que se tardarán años en llevar a cabo.
La historia lo merece. El que una banda de jóvenes entre diecisiete y veintitrés años trajese de cabeza a la policía sueca durante tres años, no deja de ser insólito, más sabiendo que su modus operandi era parecido a un comando militar. Llegaron a robar un depósito de armas militar y no se dio cuenta el ejército hasta pasados seis meses. Sus atracos estaban planificados de forma milimétrica y con precisión cronométrica y todo realizado por una pandilla de jóvenes sin antecedentes delictivos. Sencillamente espectacular.
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