Desde la pluma de ganso hasta el ordenador, el mundo de la escritura ha evolucionado de una forma impresionante y parece que no va a parar. El ordenador puede quedarse obsoleto en poco tiempo y parece que el futuro no ha hecho más que empezar con los nuevos dispositivos digitales que solemos llevar en la mano mientras caminamos o nos desplazamos de un lugar a otro.
Esa evolución que comenzó en el antiguo Egipto e incluso antes en Mesopotamia cuando los escribas comenzaron a registrar los trueques hasta los sofisticados recursos tipográficos disponibles en un ordenador del siglo XXI es en la que se ha centrado el calígrafo y profesor de Diseño de la Universidad de Sunderland
Ewan Clayton. Allí forma parte de un grupo de investigadores centrados en documentos y comunicaciones contemporáneas, no por ello le fichó la multinacional Xeroc para saber por dónde evolucionaría la tipografía.
Todos sus estudios los ha reunido en “
La historia de la Escritura”, un libro magníficamente editado por Siruela y donde estudia la evolución que ha sufrido la escritura, deteniéndose en los acontecimientos claves como la invención de la imprenta, la revolución industrial y los cambios que está trayendo la revolución informática. Aunque hay un punto en común, que es que durante estos siglos el hombre ha seguido escribiendo a mano, escribiendo cada uno con su propia escritura. Es algo que no se puede cuestionar. Sí se están cuestionando la función de las bibliotecas y el papel de las editoriales y sus consecuencias sociales en el sistema financiero.
La evolución de la tecnología ha hecho que ahora se necesiten menos destrezas para escribir. Hemos llegado a plantearnos si los niños tienen que aprender a escribir a mano o directamente sobre el teclado de un ordenador. De ahí que “aprender a escribir es un proceso que nunca se termina. Van cambiando las tecnologías y nos tenemos que ir adaptando según se avanza”, explica este simpático profesor británico.
“La destreza para escribir va a continuar cambiando en muy poco tiempo. Hay que estar abiertos a todas las nuevas tecnologías”, vaticina
Ewan Clayton. Cree que el papel va a cambiar más que desaparecer y lo que si cambiará es la tecnología que “aún está en pañales”. Para los pensadores de Microsoft la investigación deberá centrarse en el bolígrafo. En el futuro no escribiremos sobre papel, sino sobre algún elemento electrónico, tipo pizarras electrónicas en pequeño.
El libro cambió su concepción con la invención de la imprenta, los textos glosados de la Edad Media perdieron su color y no se llegó a recuperar hasta el siglo XIX. Ahora el libro electrónico no está teniendo la aceptación esperada. Sólo los lectores más jóvenes han sabido adaptarse a esta nueva tecnología, sin embargo, otros dispositivos electrónicos han tenido más éxito entre usuarios de todo tipo. Quizá tenga razón
Ewan Clayton cuando dice que a los bolígrafos les queda larga vida, como al papel. “La escritura a mano no creo que desaparezca, otra cosa es cómo se transmitirá”, evoca. Si desapareciese, nuestra personalidad se iría detrás de ella. Todo depende de nosotros mismos. Afortunadamente, ya no queda mucho escrito sobre piedra como hicieron los canteros de la Edad Media y todo se podrá modificar.
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