“En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme”, así empezaba "El Quijote" y ya se cumplen 400 años de su punto y final. Nueve años después de la primera parte, obligado por la aparición del falso Quijote de Avellaneda, presentado como la secuela del ingenioso hidalgo, Cervantes respondió con contundencia publicando la segunda parte de su magistral obra. Se superó a sí mismo.
Y precisamente en el IV centenario de la publicación de la segunda parte de El Quijote, la Biblioteca Nacional de España(BNE) y la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha organizan la exposición “Coleccionismo cervantino en la BNE: del doctor Thebussem al fondo Sedó”, en la sede de la BNE en el Paseo de Recoletos número 20 de Madrid.
Acto de presentaciónEn el acto de presentación de la exposición a los medios de prensa intervinieron Ana Santos Aramburo, Directora de la BNE; Marcial Marín Hellín, Consejero de Educación, Cultura y Deportes del Gobierno de Castilla-La Mancha y José Manuel Lucía Megías, Comisario de la muestra.
Se puede visitar hasta el día 3 de mayo y a partir del 24 de mayo la exposición se trasladará a Castilla-La Mancha.
Cervantófilo Será en 1925 cuando la Real Academia Española introduzca en su diccionario el término cervantófilo, que es definido con dos acepciones: “1. adj. Devoto de Miguel de Cervantes. 2. adj. Aficionado a coleccionar ediciones de las obras de este escritor español”. Y así hasta la nueva edición de 2014.
La ficción escritaEste hecho viene a ser la culminación de un proceso que comenzó en 1868, cuando Mariano Pardo de Figueroa publica el artículo “Noticias de la Biblioteca del Dr. Thebussem”, que daba cuenta de una colección cervantina (ficticia) que el también ficticio noble alemán Thebussem poseía (de manera ficticia) en Alemania. Esta supuesta colección estaba compuesta de nada menos que 1036 ediciones y traducciones distintas del Quijote sin olvidar su “museo cervantino”, con pinturas, dibujos, grabados y esculturas. No deja de ser curioso que el inicio de una pasión bibliófila real alrededor de la obra de Cervantes tenga sus raíces en una ficción escrita.
Lo cierto es que Miguel de Cervantes Saavedra puede estar satisfecho, pues hay pocos escritores que hayan conseguido crear una disciplina (cervantismo) y tipos particulares de investigador (cervantista) y de coleccionista (cervantófilo).
Mariano Pardo de FigueroaMariano Pardo de Figueroa (1828- 1918), conocido como Doctor Thebussem, nació en Medina Sidonia donde residió casi toda su vida, no deja a nadie indiferente. Además de la literatura, el periodismo o las miles de cartas que escribió, se interesó por la filatelia, las tarjetas postales, el derecho, la tauromaquia, la gastronomía, los exlibris, el teatro y ¡cómo no!, por Cervantes. A decir verdad, ¿Qué no le interesó al Doctor Thebussem?
Destaca por ser el creador de la pasión por el coleccionismo cervantino, al que le regaló incluso un nombre: “cervantófilo”, al que ya nos hemos referido. Él hizo posible el nacimiento de una pasión por las ediciones cervantinas hasta entonces ni imaginada.
El ficticio Doctor ThebussemExiste una razón, una causa muy del gusto y de la personalidad de Mariano Pardo de Figueroa para haber adoptado este curioso nombre de un noble alemán, que terminará por convertirse en su propio nombre. El cervantófilo Luis Maffiotte en el artículo “Van Street de 1868” publicado en la Crónica cervantina en junio/julio de 1932 (pp.271- 273), revela quién se esconde detrás del nombre de Thebussem:
“Téngase en cuenta que el pseudónimo adoptado por el ilustre Pardo de Figueroa, desde hace mucho tiempo universalmente conocido, es un perfecto anagrama, revelador de su espíritu zumbón y su gracejo incomparable:
THE-BUSS-EM= EM-BUSS-THE
Y no será el único juego de Pardo de Figueroa, pues Thebussem vive en Alemania en el castillo de Thirmenth (=Menth- thir), y su corresponsal se llamará Droap, que no es más que un anagrama de “Pardo”.
La Biblioteca Nacional de España, gracias al Fondo Sedó, conserva el original autógrafo de varios artículos de Maffiotte, entre los que se encuentra el anteriormente referido.
Juan Sedó Peris- Mencheta El coleccionismo cervantino constituye un capitulo particular en la difusión de la obra del autor complutense. Esta exposición se sumerge en sus orígenes, en los sueños y pesadillas de todo coleccionista, siguiendo los pasos de uno de los cervantófilos más importantes del siglo XX: el catalán Juan Sedó Peris-Mencheta, cuya colección entró en la Biblioteca Nacional de España en 1968, y que nunca había sido expuesta con tal riqueza y variedad de objetos hasta ahora.
Autor de los videos: José Belló Aliaga