Eleanor Catton ha recorrido medio mundo para realizar una visita de pocos días a España. Y cuando decimos medio mundo, no exageramos un ápice. Desde nuestras antípodas, desde Nueva Zelanda, ha volado para visitar nuestra tierra y contarnos cómo era su tierra en los tiempos de la fiebre del oro. Un mundo de hombres relacionado con los signos de zodiaco, dando a la novela una estructura original y rompedora.
Con
Las luminarias,
Eleanor Catton, una joven escritora que todavía no ha llegado a la treintena, ha conseguido el prestigioso premio Man Booker Prize 2013, un premio que le va a permitir dedicarse en exclusiva a la documentación de sus obras y a la literatura. Hasta tiene pensado crear una beca para jóvenes y no tan jóvenes escritores para que dediquen el tiempo que haga falta para documentarse. “Quiero que se cambie el enfoque, publicar es importante pero no lo que más, quiero que se centren en la lectura”, señala.
Las luminarias es una novela de grandes dimensiones; “a mis editores no les gusta que escriba demasiado largo, pero esta novela es tal como me ha salido, no he podido acortar nada”, dice en la rueda de prensa que celebró para acercar su novela a los críticos madrileños. En la charla reconoce que ella siempre ha disfrutado como lectora, “la novela de misterio y la novela negra son mis géneros favoritos”, afirma sin pestañear y su novela tiene algo de esos géneros, pero también de viajes. Es un largo viaje por Nueva Zelanda, su tierra de adopción: ella, a la temprana edad de seis años, y su familia, llegaron a ese país desde Canadá.
La fiebre del oro era uno de los temas que siempre le había interesado, “yo tengo muchas puertas en mi mente abiertas para crear libros, pero no todas se van a convertir en novelas, sin embargo, con este tema lo tenía claro”, confiesa la joven escritora. Le gusta que sus libros los pueda leer todo tipo de lectores, desde los más jóvenes a los más mayores. “Un buen libro para jóvenes lo puede leer cualquiera y al revés, no”, opina.
Las luminarias es, ante todo, una novela de misterio. “A partir del siglo XX, existe una división entre la novela de detectives y los thrillers, los de misterio han quedado algo anticuados. Para escribir mi novela, he leído muchas novelas de detectives, sobre todo de Agatha Christie, no así de thrillers, porque creo que se hacen cosas terribles en este género”, explica sobre su proceso de documentación para escribir su voluminosa novela que en España ha publicado Ediciones Siruela.
Bajo su prisma, “la trama de las historias ha caído en horas bajas. Si el libro se centra en la trama no se considera como literatura con mayúsculas, lo cual creo que es algo erróneo, ya que sólo basta leer a Aristóteles para darse cuenta de que la trama es lo principal y lo demás es accesorio”, determina con precisión. Por eso defiende la trama de su novela y cree que el éxito de su obra se debe precisamente al argumento, que le ha hecho conseguir tan prestigioso premio.
“El Man Booker Prize me ha hecho tener un nivel de visibilidad mayor y mucho mayor, sobre todo a nivel internacional. Lo cual es una responsabilidad muy grande que todavía no sé cómo voy a gestionar”, apunta con humildad. Lo que sí tiene claro es que la consecución del premio le ha aportado una seguridad económica que no tenía y que le va a permitir escribir con tranquilidad y realizar un periodo de documentación mayor y también, desaparecer durante un cierto tiempo. “Aunque esto no va a garantizar que el próximo libro vaya a ser un éxito”, remacha.
Para Eleanor, “los premios son una parte del proceso de escritura, aunque no lo más importante en el proceso de escribir. En cierto modo, representan un peligro porque puede auto engañar al escritor, interfiriendo en el proceso de escribir su siguiente libro”, analiza con lucidez. De ahí que no tenga prisa por escribir el siguiente, incluso se ha dado un plazo de cinco años para hacerlo, pero si son más, no la importará, todavía es joven y en su pluma hay muchas historias que contar.
“
Las luminarias es un experimento tanto en su forma como en su estructura. Escogí la astrología porque la propia trama me lo pedía. Es un arquetipo de los hombres que vienen de todo el mundo para hacer fortuna”, reflexiona. Ese viaje de tantas personas diferentes posee una aspecto cósmico a su entender, como el crear ciudades desde la nada, lo cual tiene mucho que ver con el azar. “Hay diferentes interacciones de los personajes con los arquetipos de zodiaco, para lo cual tuve que investigar sobre el zodiaco, que es un compendio de psicología desde el comienzo de la vida del ser humano. Las estrellas siempre han estado ahí y la astrología tiene una vertiente mitológica y psicológica muy acendrada”, desmenuza con precisión.
Cree que el lector tiene una influencia fundamental en las dos obras que ha escrito hasta el momento. La primera,
Ensayo general, tuvo muy buena aceptación entre los lectores y la segunda se ha convertido en un éxito internacional. “Soy la segunda escritora neozelandesa que consigue este galardón”, puntualiza.
Con su novela quiere cambiar algunos de los arquetipos de la novela policiaca o negra. “En estos géneros las novelas suelen tener una única voz, normalmente la del investigador que suele ser alguien con una inteligencia privilegiada, pero en la vida eso es muy raro, de ahí que haya querido que hubiese diferentes enfoques, que cada personaje contase parte de la historia y su verdad, haciendo así una historia más completa e íntegra”, desgrana la joven escritora.
Estamos pues ante una novela calidoscópica, donde vemos las diferentes visiones del mundo, según cada narrador que nos lo cuente, dando a la novela una visión lo más objetiva posible.
Eleanor Catton ha vuelto a dar en la diana y esa joven promesa de su primera novela se ha convertido en toda una realidad. Le queda cuerda para rato.
Puedes comprar el libro en: