Después de haberse auto publicado en formato digital dos novelas, que han sido un gran éxito en Amazon, Amelia Noguera acaba de dar el paso a la edición impresa con “La marca de la luna” que publica Rocaeditorial. Otras dos novelas están a la espera de publicación con otra gran editorial. El éxito le ha cogido de sorpresa e irá alternando la edición de sus libros en ambas editoriales que han apostado por ella casi al mismo tiempo.
Llegar a Rocaeditorial casi ha sido por casualidad. Blanca Rosa Roca, directora de la misma, lo explica al comienzo de la presentación: “hace mucho tiempo que un manuscrito no me atrapaba tanto y eso que lo empecé a leer creyendo que era otro libro”, afirma. Casualidades del destino o magia primordial de una maga hindú. No lo sabemos. De lo que sí tenemos la certidumbre es de que Amelia Noguera tiene un atractivo futuro por delante.
“Mis novelas suelen ser de personajes. La marca de la luna está escrita en primera persona y es una novela de ambientación histórica que no propiamente histórica. He utilizado personajes históricos como el embajador español en Praga en tiempos de la Guerra Civil española, Luis Jiménez de Asúa y para ello me he tenido que documentar en fuentes originales, como en la Fundación Pablo Iglesias”, explica la autora pormenorizadamente.
Para la escritora madrileña, formada como ingeniera informática y que posteriormente dio el salto a las Humanidades, “lo difícil no es escribir, lo que es difícil es que te lean”. Para que te lean la trama que se cuenta tiene que atraer, pero también hay que saber llegar al lector. Amelia lo consiguió vía Amazon. “La oportunidad de escribir este libro me la dieron las dos novelas anteriores y Amazon”, asegura con rotundidad.
Porque la novela es en sí compleja aunque se lea de forma muy fácil. Se nota el mucho trabajo que hay detrás. “Tuve que dejar de trabajar durante siete meses para dedicarme en exclusiva a la novela”, comenta. Pero hay algo que todavía no ha conseguido hacer, pero que llegará con seguridad, “de momento no he podido llegar a la prensa especializada”, dice. Lo mismo que le pasaba con los editores. “sólo conseguí hablar con uno una única vez, los demás ni me leían los manuscritos, me respondían con cartas tipo”, recuerda. Hasta que surgió la magia con esa equivocación de manuscritos.
Amelia Noguera, si se pone a escribir, es porque algo la ha motivado especialmente. “Todas mis novelas nacen de preguntas”. En esta ocasión, surgió de un hecho habitual en India, de las bodas de hombres adultos con niñas. Muchas veces se llegan a consumar matrimonios con niñas de 9 ó 10 años, lo cual causa tales desgarros en las muchachas que les llega a acarrear la muerte. Esta práctica habitual en India ha intentado ser abolida con la promulgación de leyes que obvian haciendo más caso a una tradición obsoleta y cruel.
Para ponerse a escribir necesita tener la trama y todos los personajes muy perfilados. “Empiezo a escribir y ya me sale el estilo propio de la novela. Ésta, concretamente, es muy visual. Te evoca claramente la India. Está ubicada en Jaipur a comienzos del siglo pasado donde una bruja se cría con su abuela. Todo está justificado. Creo que la novela es verosímil y conecta con el lector”, razona.
Hubo partes de la novela más laboriosas que otras, “la parte de Praga tardé un año en hacerla, incluso escribí otra obra mientras estaba con La marca de la luna”, cuenta. Encontrar el tono justo es complicado, pero “cuando el autor sabe conectar de algún modo con las emociones del lector el éxito llega”. Y las emociones suelen ser las mismas desde que comenzó el mundo.
Si hay una cosa que le fastidia y bloquea es tener que trabajar en otra ocupación para poder escribir. Sabe que en la actualidad es difícil vivir de la literatura pero hay novelas, como la que ha presentado, que no se puede escribir en el tiempo libre. Además, se sigue preparando para escribir cada día mejor. “Soy muy perfeccionista y creo que hay que estar preparada en las técnicas de la literatura”, analiza y añade “la técnica favorece esa extraña mezcla entre razón y corazón”.
Sus descripciones tienen el colorido propio de ubicaciones tan especiales como la India o Praga. “Me gusta tratar la descripción como un personaje que te tiene que llevar a un estado de ánimo adecuado”, puntualiza. En La marca de la luna el final está muy ajustado y es la más sencilla de mis libros. Una historia lineal con una sola voz; en otras ha utilizado hasta tres voces. “Yo necesito una brújula para escribir”, expresa con rotundidad.
Lo peor sucede cuando termina una novela. “Cuando termino un libro me quedo huérfana”, concreta. Siente el vacio entre el final de una obra y el comienzo de otra, un vértigo que la hace estar siempre ocupada pergeñando nuevas historias. De ahí que sea muy aficionada a las redes sociales para mantener contacto con sus lectores: “soy muy respetuosa con la gente que me lee porque cada uno de ellos reescribe e interpreta mis textos de una forma diferente a la mía”, considera.
“Internet está consiguiendo que haya más escritores y editores que nunca y que exista la posibilidad de tenerlos más cerca”, finaliza. Los escritores siempre han tenido la necesidad de escribir. Ahora las nuevas tecnologías están dando la posibilidad a muchos autores. El trabajo del editor, aún siendo imprescindible, algunos autores lo están obviando y Amelia Noguera es un buen ejemplo de esto. Ha llegado a la publicación por sus propios medios.
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