FIRMA INVITADA

Tres nuevos documentos inéditos documentan por primera vez la visita de Miguel de Cervantes Saavedra en Baena y Santaella, municipios cordobenses en Andalucía

Miguel de Cervantes Saavedra (Foto: Archivo).

«Oh dulce España, patria querida», Miguel de Cervantes Saavedra

Krzysztof Sliwa | Jueves 28 de noviembre de 2024
El distinguido investigador Gervasio di Cesare, autor del excelente libro Historia y genealogía de los Lazarraga (Bilbao, 2013), miembro de la Asociación de Cervantistas de Sevilla y de la Sociedad de Cervantistas de Esquivias, descubrió tres nuevos documentos, localizados en el Archivo General de Simancas en Valladolid, sobre la estancia de Miguel de Cervantes Saavedra en las localidades cordobesas de Baena y Santaella.


Según el experto argentino Gervasio Di Cesare, radicado en Málaga, en dichos testimonios originales aparece el Manco de Lepanto como comisario de abastos, llevando a cabo el «acopio de aceite, cebada y trigo y otras provisiones para la Armada Invencible».

Por lo que atañe al dato auténtico de Baena-, donde se cultiva aceite de oliva de excelente calidad-, este fue elaborado el 15 de mayo de 1592 y registra el pago efectuado a cinco vecinos por 25 fanegas de trigo que les había decomisado Miguel.

En cuanto al testimonio fiable de Santaella-, ciudad que se destaca, inter alia, por la producción de cereal, junto con el olivo, garbanzos, girasol y ajos-, este se localiza dentro de una carta redactada el 3 de abril de 1592 por el proveedor Pedro de Isunza y dirigida a Felipe II, donde se queja a «Friedensfürst» del corregidor de Córdoba, que había sacado 300 fanegas de trigo que tenían almacenados en Santaella los comisarios Diego de Ruy Sáenz y Miguel de Cervantes Saavedra. Hay que resaltar que la base de datos del Archivo General de Simancas comprende dentro de estos documentos una certificación de Miguel de Cervantes con su firma.

También, el especialista en documentación Gervasio Di Cesare divulga otros ocho documentos hallados en la base de datos de dicho Archivo sobre el glorioso Manco, cuyo contenido es inédito, y nunca había sido mencionado ni publicado por los investigadores cervantinos. De igual manera, Di Cesare ha recopilado información sobre el paso de Cervantes por Carmona y Teba, en Málaga, y sobre el ingrato trabajo que tenía Miguel y sus compañeros, administrado por Pedro de Isunza, proveedor general de las galeras de España.

Di Cesare confiesa que «en un primer momento, no pensé que fueran documentos inéditos, di por hecho que ya estarían publicados, dentro de la extensa lista de documentos cervantinos del susodicho Archivo, que alberga más 12 kilómetros de estanterías de documentos». No obstante, meses más tarde, al comprobar que no aparecían en el libro de documentos cervantinos, «el profesor Krzysztof Sliwa, el mayor experto en la documentación cervantina, me confirmó que eran inéditos» (Lourdes Chaparro, “Un investigador encuentra pruebas documentales del paso de Cervantes como comisario de abastos por Baena y Santaella”, «Diario de Córdoba»).

Habría que decir también que gracias a la ejemplar colaboración del meritorio investigador Di Cesare sabemos por primera vez que los habitantes de Baena y Santaella tuvieron el gran honor de hospedar al Rey de la literatura española. Sin embargo, antes de terminar, recalco que Baena y Santaella fueron nombrados en el documento del 16 de noviembre de 1591 en Puerto de Santa María, donde Pedro de Isunza trasladó una comisión a Miguel de Cervantes Saavedra y Ruy Sáenz para sacar y comprar 60.000 fanegas de trigo, garbanzo y habas. Entre los lugares que aparecen en dicho documento figuran, sirva de ejemplo:

«Vbeda, e Baeça y Andújar, La Guardia, Pegalaxar, el Marmolejo, Canbil, Guelma, Albanchez, Bedmar, Torres, Jódar, Menxíbar, Xabalquinto, Linares, Bilches, Ybros, Santesteban del Puerto, La Moraleda, Solera, Cabra, Baylén, Caçalilla, Villanueva de Andújar, La Higuera de Andújar, Arjona, Porcuna, Arjonilla, Lopera, Torredonximeno, Torrecanpo, Jamilena, Martos, Balencuela, Santiago, La Higuera de Martos, el Billardonpardo, Bexixar, Lopión, El Canpillo, El Mármol, Rrus, Canena, Latorre Peroxil, Ysnatorafe e Billanueba del Arçobispo, Las Nauas, Villacarrillo, La Manchuela, Albanchez, y en sus lugares e contornos y tanbién (fol. CCLIIII v.) particularmente en la çiudad de Antequera, Archidona, Loxa, Alhama, Iznajar, Rrute, Priego, Guetos, Carabuey, Cabra, Luçena, Benamexi, Alcalá la Rreal, el Castillo de Locubién, Martos, Baena, Luque, Sueros, Doña Mençía, Montilla, Castro el Río, La Puente la Rroda, Estepa, Pedrera, Cañete del Marqués de Priego, Bujalançe, Aguilar, Montalbán, La Rrambla, Santaella, Alcaudete, La Higuera, Canpillos, Teua, Hardales, Cañete del Duque de Alcalá y en la Hoya de Málaga, Rríogordo, el Colmenar, Casabermeja, Amujía, Alora, Cartama, Coyn, Alaurín, Pisarra y qualesquier otros lugares de los dichos términos de los quales se an de sacar e conprar sesenta mill hanegas de trigo para el dicho efecto y garbanço y habas que ser pudiere por lo qual me a pareçido bayan a las dichas çiudades e villas e lugares susodichos dos personas de confiança, abilidad y sufiçiençia que en mi nonbre conpren y enbarguen y tomen en las dichas partes y sus términos hasta en cantidad de las dichas sesenta mill hanegas de trigo e toda la cantidad de la dicha haba e garbanços que hallaren y porque en las de Diego de Rrui Sáenz e Miguel de Çerbantes Saabedra de cada vno dellos concurren las partes calidades que para esto se rrequieren e la satisfaçión que tengo de sus personas los nonbro por la presente para que uayan a el dicho Obispado de Jaén» (K. Sliwa, Documentos…, 235-237).

Asimismo, enfatizo que Pedro de Isunza alaba a Miguel y Ruy así:

«dos personas de confiança, abilidad y sufiçiençia que en mi nonbre conpren y enbarguen y tomen en las dichas partes y sus términos hasta en cantidad de las dichas sesenta mill hanegas de trigo e toda la cantidad de la dicha haba e garbanços que hallaren y porque en las de Diego de Rrui Sáenz e Miguel de Çerbantes Saabedra de cada vno dellos concurren las partes calidades que para esto se rrequieren e la satisfaçión que tengo de sus personas los nonbro por la presente para que uayan a el dicho Obispado de Jaén» (K. Sliwa, Documentos…, 235-237).

Sin ningún atisbo de duda, gracias a dichas nuevas joyas cervantinas, el genealogista Gervasio Di Cesare ya se encuentra entre los «détectives d'excellence» del siglo XXI, citados en orden alfabético:

Mercedes Agulló y Cobo, José Fernando Alcaide Aguilar, Bartolomé Miranda Díaz, Francisco Javier Campos y Fernández de Sevilla, Juan Carlos Álvarez Millán, José Barros Campos, Carlos Belloso Martín, Antonio Bonilla, Fernando Bouza Álvarez, José Cabello Núñez, Margarita Cabrera Sánchez, José María Carmona Domínguez, Pelayo Castillo Palacios, Alfonso Dávila Oliveda, Gervasio di Cesare, Sabino de Diego Romero, Miguel Ángel Domínguez Rubio, Francisco Javier Escudero Buendía, Miguel Ángel Galdón Sánchez, Ramón González Navarro, Pedro Manuel Guibovich Pérez, Jorge Alberto Jordán Fernández, Ignacio Latorre Zacarés, Francisco Ledesma Gámez, Emilio Maganto Pavón, Francisco José Marín Perellón, Marina Martín Ojeda, Julio Mayo Rodríguez, Manuel Mora Ruiz, Antonio Moreno Hurtado, Rafael Muñoz García, Ana Naseiro Ramudo, Luis Fernando Palma Robles, Pedro Javier Rivas, Eduardo Peñalver Gómez, Antonio Sánchez del Barrio, Juan Luis Sánchez Martín, Jaime Sánchez Romeralo, Jesús Antonio de la Torre Briceño, María del Carmen Vaquero y Serrano y Jesús Villalmanzo.

Importa dejar sentado, además, que agradezco al excelente investigador Gervasio di Cesare los magníficos hallazgos documentales, que ya forman parte de mi libro «Documentos de Miguel de Cervantes Saavedra, 1547-1616», que abarca 1.121 documentos vinculados únicamente al «Príncipe de los ingenios españoles», de estos 805 nuevos testimonios.

En conclusión, le felicito al meritorio documentalista Gervasio di Cesare por el descubrimiento de dichos diamantes documentales, -un hito histórico de primer orden- y por su preciosa contribución a la biografía documentada del héroe de Argel, la Historia de Baena y la de Santaella, que deberían quedar fijados en los papeles para rectificar así los grandes desaciertos en las enciclopedias, libros de enseñanza, y revistas electrónicas. ¡Enhorabuena!

«Laus in Excelsis Deo»,
Krzysztof Sliwa

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