Hay veces que hay que esperar casi toda una vida para encontrar nuestro sitio y, también, poner en el sitio adecuado a otros. Es necesario curar heridas o, al menos, mostrar las cicatrices sin complejos porque ya hemos superado aquellas etapas en las que, principalmente, otros nos hicieron sufrir. Superado es un eufemismo, porque ese estigma queda para siempre.
Esas cicatrices profundas que uno no se atreve a mostrar hasta no estar suficientemente maduro o cuando vemos que otros se jactan de aquello que hicieron mal y encima los jalean y hasta les dan honores de buenas personas.
En Here comes your man, una red de recuerdos y acciones pasadas impide salir a navegar con libertad por la vida. Las vamos maquillando con nuestras actividades profesionales, entre éxitos, nuevas relaciones personales, soledades, inquietudes… pero ahí están los recuerdos de infancia. La marca que nos dejó un mal compañero (o varios), un profesor pederasta o demasiado exigente, un chiquillo que no se atrevía a enfrentarse al abuso de poder, una timidez exacerbada, un aislamiento no buscado, un ser raro porque no nos gusta lo que a la mayoría. Cualquier cosa podía ser motivo para que ese pequeño escolar lleve su estigma hasta la edad adulta, a pesar de sus logros laborales, de su reconocimiento y de su valía. Cuando, además, esa cicatriz viene marcada por su tendencia sexual, porque ha recibido vejaciones, simplemente, por su forma de expresarse, o de mirar, o de sentir, o de pensar, entonces, eso no se olvida nunca.
Pero llega un momento en que los paisajes se juntan. Y no es cuestión de venganza, sino de justicia y de poder eliminar, definitivamente, las huellas que quedaron al relente en los días aciagos escolares que ya no se pueden olvidar nunca.
En Here comes your man, de Jordi Cadellans, que también lo dirige con maestría, y que ahora se repone en la Sala Tarambana, donde han sido residentes, dos antiguos alumnos que no tenían excesiva afinidad se reencuentran para celebrar la jubilación de su tutor. Con un texto tremendo de sinceridad, descarnado, directo, vamos conociendo el pasado de los dos protagonistas, Morales y Torres, interpretados por Marc Ribera y Sergi Cervera, respectivamente, que se meten en sus agonías, dudas, rencores, deseos, emociones, sentimientos, desgarros, que nos sensibilizan de forma precisa. Los entendemos a los dos. Y un tercer personaje aludido, sombra de las desdichas, que se cierne sobre ellos como depredador acechante de sus presas.
Esa es la grandeza de la obra. Un guion bien cerrado, contundente, profundamente trabajado y puesto en pie con gran solvencia interpretativa que me ha conmovido más que la primera vez que lo vi. Tanto texto como dirección e interpretación han ganado en madurez, en estructura, remueve tripas y conciencias.
Tú estás aquí diciéndome cómo eras entonces y por qué actuaste así, y ahora yo te descubro realmente cómo piensas, qué sientes, no estás tan alejado de mí, aunque lo niegues.
La escenografía, con esa pared de fondo como una red de la que es difícil escapar y unas canciones y música que forman parte de la obra misma, es sobria y funcional, como hecha a medida de la habitación donde tienen que pasar dos noches seguidas dos compañeros sin afinidad ninguna. Aparentemente. Porque veremos que tienen más en común de lo que ellos mismos creen.
Sí, es una gran obra, que pone en visibilidad el acoso escolar, que trata el tema de las vejaciones sexuales sin ambages, pero que conlleva otros temas como las relaciones personales, el éxito profesional, la amistad, los métodos educativos para solventar ciertos problemas, el remordimiento y la sensación de culpa inocente, soltar el lastre de experiencias desagradables e intolerables.
“Aquí viene tu hombre”, Here comes your man, debería rodar por los principales escenarios de la geografía ibérica por la calidad de su texto, dirección e intérpretes, que se dejan la piel emocional en cada representación.
HERE COMES YOUR MAN
Autor: Jordi Cadellans
Dirección: Jordi Cadellans y Raül Tortosa
Elenco: Sergi Cervera y Marc Ribera
Diseño de escenografía e iluminación: Ricard Martí y Sergi Cervera
Composición musical: Momo Cortés
Producción Ejecutiva: Nacho Bonacho
Una producción de Tarambana Espectáculos
Espacio: Sala Tarambana