Hay personajes que se niegan a desaparecer, aunque no hayan tenido una vida excesivamente conocida, mediática o influyente. O también porque, sencillamente, la historia se ha encargado, durante siglos, de ocultarlas, que no supiésemos de ellas, y más tratándose de mujeres empoderadas, con las ideas claras, con la personalidad suficiente para equipararse a los hombres e, incluso, superarlos.
Pues resulta que uno de esos personajes es María Pacheco y ya, indefectiblemente, tenemos que darla a conocer porque fue la esposa de Juan Padilla, el líder comunero que se enfrentó a las huestes de Carlos I de España y que fue decapitado por ello. María Pacheco asumió el mando de la sublevación hasta que tuvo que huir sin remedio.
María Pacheco era una mujer culta, con conocimientos de latín, griego, matemáticas, letras e historia, algo impropio para la época del siglo XV-XVI y, por eso, se la ninguneó en los libros de historia y hazañas heroicas.
Sin embargo, parece ser que ella se revuelve en su eternidad incomprendida, y se aparece de forma asidua en un taller de costura regentado por tres hermanas a las que, por otro lado, nadie les hace mucho caso, y les piden que se estén calladitas.
Pero eso no va tampoco con estas tres trabajadoras del textil, y deciden dar a conocer al mítico y desconocido personaje de María Pacheco a través de canciones, de anécdotas, de secretos, de ilusiones y de inocencia. Aunque intuirán que su empeño puede caer en saco roto, lo intentarán bajo sus propias cualidades interpretativas y musicales.
Ellas son Laura Hernando, Lucía Trentini, Candela Solé que bajo la dirección y el texto de Marianella Morena, nos hacen pasar un rato divertido, entretenido y con conocimiento de causa y conciencia. No exento el montaje de pasión, de ficción, de ternura y vehemencia, para que el sueño, la aparición de María Pacheco sea fiable, creíble y no un simple juego.
Desobediente María, por no seguir las normas y de una edad renacentista donde primaba el criterio masculino, aunque fuese un mal criterio.
Por eso se les aparece a estas tres mujeres, para desplegar la inquietud de que siendo mujer también se puede enfrentarse al orden establecido. Y estas tres actrices, en vez de amilanarse y guardárselo para ellas, nos hacen partícipes, entre holandas, pespuntes e hilvanando cicatrices, para atreverse a destapar lo que negaron en tribunales y corros de comadres, en el destino de una mujer que daría más miedo que respeto, por aquello de creer brujas a todas las mujeres que se saltaban su cometido de hacendosas, caseras y con un pie quebrado en la cocina.
La Leona de Castilla, Brava Hembra, Centella de Fuego, El último comunero, la Desobediente María se nos aparece buscando su destino, inquieta en su tumba se revuelve y se viene al teatro para recordarnos que la lucha no ha terminado, que aún muchas mujeres se ven vilipendiadas, olvidadas, oscurecidas, y lo que quieren es no ser desterradas, porque no se lo merecen.
DESOBEDIENTE MARÍA
Texto y dirección: Marianella Morena
Sobre una idea original de: Salvador Collado
Actrices: Laura Hernando, Lucía Trentini, Candela Solé
Investigación y documentación: María José Bruña
Escenografía e iluminación: Bibiana Cabral
Música original: Lucía Trentini
Letras de canciones: Marianella Morena
Vestuario: Tatiana de Sarabia
Espacio: Teatro del Barrio