Un mantra absurdo que lo mismo vale para Tamara Falcó que para José Luis Ábalos. También te digo, leer está bien, incluso libros de autoayuda, pero por favor, no me lo cuentes si te encuentras conmigo por la calle. Prefiero que me digas que mi última novela es dura y soez.
De Tamara lo sabemos casi todo. Solo estamos a la espera de ver el resultado de su tratamiento de fertilidad con un mega ginecólogo catalán. Me alegro que haya tomado esa decisión. En España necesitamos que nazcan niños para que funcione el sistema de pensiones. En cuanto al ginecólogo, una pregunta retórica ¿Tenía que ser catalán? Menos mal que el “sé tú mismo” de Ábalos nos lo pone fácil. En Ábalos (y en el informe de la OCU) todo está a la vista. O sea, no hay más preguntas señoría. Pero fíjate, yo creo que sus intenciones no eran espurias ni mercantilistas. El ex ministro es un hombre que ama la vida, un romántico irredento y un sentimental. Seguro que Jessica, la estudiante veinteañera colocada en una empresa pública dependiente del ministerio de Fomento, era su amor “fou” una loca pasión de madurez ¿Es un pecado, una debilidad? Cuánta hipocresía, tío ¿Quién no ha cometido locuras por un amor tardío?