Cielos se desarrolla en un subterráneo, en un búnker, casi en una alcantarilla. Desde ahí tendrán que desencriptar mensajes amenazantes y terroristas, para impedir una catástrofe a nivel mundial, una debacle con desgraciadas consecuencias.
Un texto de Wajdi Mouawad, libanés-canadiense, cerrando una tetralogía de “tragedias que arrastra la humanidad”. Lo pone en manos de Sergio Peris-Mencheta, reconocido director de probada solvencia, sobre en todo en su sensibilidad por captar las emociones de personajes y situaciones diversas.
Reconozco que, al principio, me costaba entrar en la historia en sí. Demasiada tecnología, pensaba yo, demasiado oscurantismo en el espionaje, en la trayectoria vital de unos personajes que no me acababan de entrar. Pero, poco a despacio, sí que van consiguiendo que, en ese sótano de los horrores, vayamos tomando conciencia de la situación, de la intriga, del peligro, de la necesidad de resolver un problema que no es de ellos, sino de la sociedad nuestra en la que todos compartimos intereses, actividades, temores, ilusiones, esperanzas.
Es un thriller teatral de alta envergadura, escena negra, con algo de distopía, donde la belleza, el arte, la poesía… también pueden ser motivo de destrucción.
El elenco asume sus roles con la tensión necesaria para hacérnosla llegar a los espectadores. Marta Belmonte, Patxi Freytez, Álvaro Monje, Pedro Rubio y Javier Tolosa crecen y se entregan con sus rencillas, sus miedos, su deber, en las palabras malheridas, en los mensajes que deben descifrar y, al mismo tiempo, confrontar sus realidades con las de los demás. Unidos y compartimentados, en una causa común en la que no siempre están de acuerdo.
Son palabras y frases, versos y poemas, con mayúsculas y sin signos de puntuación, ahogados en la sintaxis de la amenaza terrorista.
Crecen, van creciendo, al tiempo que el tiempo se agota y hacen que el espectador sienta esa angustia vital, porque piensa “yo también puedo encontrarme, de repente, en una acción dolorosa y terrible sin haberlo comido ni bebido, por casualidad, por mala suerte, por no darnos cuenta”.
Siempre decimos, ¡qué culpa tienen esos niños, esos jóvenes, esos adultos, esos ancianos, en estar en el sitio equivocado en el momento más inoportuno! ¡Qué culpa tienen los cuadros, las esculturas, los edificios históricos! ¡Qué culpan tenemos todos!, de las guerras de los dirigentes, de las reivindicaciones salvajes de quien quiere imponerse o, simplemente, hacerse oír. Y nos planteamos, ¿es que no hay límites? Para respetar a la población civil, para preservar las obras de arte e históricas, para que importen las vidas humanas.
Eso es lo nefasto de la violencia, eso es el poco valor que se da a la gente así, vista como masa, como falta de resplandor humano y social.
La belleza, el arte, la poesía… amenazadas. Y, sin embargo, deberían envolver todos los actos humanos, y que no resultara ñoño y poco serio hablar de lo que sale del corazón, de las relaciones personales, de la iluminación de los sentidos, de lo que, en definitiva, engrandece la pobreza de lo cotidiano, de lo vulgar, de lo político, de lo económico, de lo material.
¡Cielos!
CIELOS
Texto: Wajdi Mouawad
Dirección: Sergio Peris-Mencheta
Reparto: Marta Belmonte, Patxi Freytez/Xoel Fernández, Álvaro Monje, Pedro Rubio, Javier Tolosa
Producción: Barco Pirata Producciones
Espacio: Teatro La Abadía - Sala Juan de la Cruz