Estamos buscando algo que no estaba y, de pronto, está. Alguien lo habrá puesto, pero no hay nadie, nadie pasó por aquí después de nosotros. Aun así, no debemos paralizarnos, aunque las cosas no tengan un porqué.
Por otro lado, ¿se puede hacer teatro totalmente a oscuras? Está claro, bueno, oscuro, que sí. De esta manera sorprendente nos sorprenden, valga la redundancia porque hablamos de teatro, de lo imposible hecho posible, de la maravillosa sensación de asistir, y preparar una escena, una función, un texto teatral, o no, Clara Sanchis, David Lorente, Concha Delgado y José Luis Patiño, con textos de José Sanchis Sinisterra que se van engarzando entre música y silencios, entre palabras y diálogos, entre personajes y entes vivos.
Es la importancia de lo, aparentemente, absurdo, de lo inmanente y de lo aparente, de lo permanente y el rechazo, de sentir, de vivir, de comunicarse.
Implican al público sin que el público se implique. Cerrar los ojos y dejarse llevar, pero hacer trampa y ver lo que están haciendo, estar sonriendo mientras los intérpretes, (magníficos los cuatro), sufren, o lo aparentan, producen sinergias más allá de los efectos individuales, y parecen, o aparecen, en algunos casos, como títeres de sí mismos, como disincronía y diacronía, sociedad y relaciones de falsos brillos, opacados unos de otros y sin entender las motivaciones de los demás.
Son Espejismos y Abandonos también, engaños, telón de boca sin telón para ver los entresijos de la farsa, impedimento de ver lo sencillo por la grandeza de lo cotidiano.
Sí, porque Los desiertos crecen de noche, como crece todo, porque es cuando no se obstaculiza con la claridad de los días que pueden cegarnos.
El autor, José Sanchis Sinisterra y, en este caso, bajo la propia dirección de Clara Sanchis y David Lorente, que realizan una dramaturgia de desnudez de lo falso para convertirlo en verdadero, se supone, habla de las personas en su soledad y en sus comprensiones, en la incapacidad de llevar a cabo el deseo, en las guerras internas para conseguir la paz, individual.
Los desiertos crecen de noche, orondos, tranquilos, soñando con la inquietante realidad, hasta que se hace de día y todo vuelve a menguar por intereses personales, por falta de comunicación, porque lo que fortalece al corazón es la oscuridad, cuando no hay desasosiego, cuando la materia se vuelve intangible, cuando un rincón pequeño se convierte en una inmensidad desértica o marítima, o estelar.
Si nos vamos quedará el vacío, el silencio que se adueñará del escenario, la penumbra que distorsiona los objetos, aparecerán tigres en el baño, quedará el recoveco del alma en algún lugar y, después, habrá que encontrarla.
He leído en alguna crónica anterior que nos encontraremos surrealismo, absurdo, incoherencia… pero no, hay preocupaciones, sensibilidad, humor, racionalidad dentro de las acciones individuales y únicas de cada ser humano, que chocan con las de otros, que ven la realidad de manera diferente.
Deje crecer sus desiertos, aunque solo sea por la noche, o viendo esta propuesta teatral.
LOS DESIERTOS CRECEN POR LA NOCHE
Autor: José Sanchis Sinisterra
Intérpretes: David Lorente, Clara Sanchis, Concha Delgado y José Luís Patiño
Dirección: Clara Sanchis y David Lorente
Música original: Los Pájaros
Una producción de PRODUCCIONES ARTÍSTICAS TRIANA SL, en colaboración con Los Pájaros
Espacio: Teatro del Barrio