“A ti te falta calle, y a mí me sobra mundo”, dice Andrea, una “sin hogar” a la que le obligan a “cambiarse de casa”.
Ella ya había situado sus enseres y su espacio a las diferentes estaciones climatológicas, siempre con las puertas y ventanas abiertas, para respirar el aire impuro de esta ciudad que la acoge sin quererla.
Mujer que no se oculta, que es transparente, que contempla y observa el transitar de los humanos y prefiere quedarse en el lado más tortuoso de la existencia.
Puede que creciera rota, pero ha ido pegando sus propios pedazos sin dejarse vencer, recomponiéndose constantemente ante una sociedad que la excluye. Ella muestra su inocencia con sus canciones, con las fotos de Bertín Osborne, con sus propiedades que caben en un carrito de la compra, con los sueños de convertirse en china y engordar hasta que su cuerpo sea azul, o del color que le apetezca.
A ella la interpreta Candela Solé, en un texto con autoría y dirección de Beatriz Mateos, y nos dejan entrar en su reducido espacio, al aire libre, al pensamiento libre, a la forma de ver las cosas libremente, a la liberación de los anhelos, a los sentimientos de las personas desfavorecidas, a la evasión de los clichés sociales, a expandir con valentía un punto de vista diferente.
Candela Solé, en una interpretación sublime, nos estremece y nos hace reír, singular y sincera, nos emociona y no pretende darnos pena, muy al contrario, sabe que tendrá que lidiar con las formas de vida establecidas, con la incomprensión de los que la mirarán con desprecio y por encima del hombro, con la marginalidad de quien no es capaz de entenderla.
Armada de sus bártulos, bien dispuestos, asistimos al desahucio de su fantasía, al desmantelamiento de esos pedazos en los que reconoce que no todo es tan trágico ni perenne.
Este es un montaje poético, donde una vulgar paloma con nombre propio, Mari Carmen, se convierte en Golondrina, y ya no volverá a colgar su nido de la cornisa, sino que volará alto viendo las cosas desde otra perspectiva.
La poesía está en su humanidad sin cortapisas. En su visión esperanzadora del mundo, de la plaza, de la calle, porque, al fin y al cabo, Madrid es bonita, todas las ciudades lo son y no la afean los cinco metros cuadrados que ella usa como cubículo personal.
Pero también sabe que, residir en estas circunstancias, siempre será provisional, que tarde o temprano vendrán las autoridades a obligarla a abandonar su reducto, pero podrá seguir cantando, podrá seguir observando el devenir de sus vecinos bien domiciliados, y hará que, con su visión, crezca la conciencia del desamparo, la gentrificación de las viviendas, la precariedad de los empleos o el sustento necesario, la inestabilidad de una economía que favorece a unos pocos y hunde en la miseria a unos muchos.
Andrea hará mudanza obligada con una sonrisa en la boca y una ilusión en el corazón y, si es necesario, irá andando a China, que está aquí al lado, posiblemente acabe en Usera.
GOLONDRINA
Autoría y dirección: Beatriz Mateos
Elenco: Candela Solé
Producción ejecutiva: Ácidas
Espacio: Teatro del Barrio, Sala de los Balcones.