LOS IMPRESCINDIBLES - Álvaro Bermejo

EMMA Y LAS MILLENNIALS

E.L. James (Foto: Javier Velasco Oliaga).
Álvaro Bermejo | Sábado 22 de junio de 2024

Por qué las novelas para adolescentes son cada vez más violentas, más degradantes, más basura?”, se pregunta el último número de una relevante publicación digital francesa. Analiza el impacto entre los jóvenes de un nuevo género, el ‘Dark Romance’ -romance tenebroso-, donde se maridan agresiones sexuales, relaciones de dominación, tortura explícita y psicológica, presentados como los ingredientes esenciales de la nueva sentimentalidad romántica.



El fenómeno que se inició entre el público presuntamente adulto con detritus como ‘Cincuenta sombras de Grey’, derivó entre los adolescentes en la saga ‘Crepúsculo’, y hoy en una frondosa biblioteca estilo ‘Harlequin’, accesible en plataformas como TikTok.

Se diría que todos los avances en igualdad de género son papel mojado para esta nueva generación, no ya sedienta de emociones fuertes, sino decidida a perpetuar patrones de dominación sexista. ¿Hasta qué punto disciernen entre realidad y ficción, o hacen de ésta una herramienta para evadirse de sus insatisfacciones, de sus frustraciones, de sus carencias?

Hace treinta años Jules de Gaultier acuñó el término bovarysmo para definir un síndrome universal entre la condición femenina. Precisamente el que diseccionó Flaubert en su novela ‘Madame Bovary’. Cuenta la lenta agonía de la joven Emma, atrapada en un matrimonio burgués y en su monótona vida provinciana. Si para ella la lectura de novelas románticas actúa como un ansiolítico, cuando pasa a la acción con dos amantes sucesivos, un aristócrata insufrible y un estudiante insolvente, la decepción, devastadora, le lleva al suicidio. Conocemos el canon, desde Antígona a Ana Karenina. Freud hablaba del masoquismo femenino. El bovarysmo es una de sus formas. Y resulta bastante preocupante que cause furor en las jóvenes millennials.

¿Qué hay detrás? Tal vez una peligrosa disonancia entre su manera de entender la vida, o ni siquiera entenderla, y la necesidad de sentir emociones fuertes. Primero a través de ficciones que vinculan el ideal romántico con relaciones de dependencia y sumisión. Y al cerrar el libro, ¿acaso buscando su plasmación en “dark romances” reales, tanto más violentos, tanto más intensos frente a la apatía y la mediocridad que asocian con el mundo adulto?

Fue el mismo Flaubert quien lo dejó escrito: “la literatura es una tierna respuesta a nuestra inmensa necesidad de consuelo”. El problema comienza cuando la literatura se vuelve tóxica, y lo único que sirve es basura emocional.

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