Según José Manuel Albares, la seguridad y la dignidad nacional están en peligro por las declaraciones del más alto dignatario argentino. El ministro de Asuntos Exteriores ha desencadenado -a instancias de su jefe Pedro Sánchez- una tormenta en una taza de mate, y el triángulo de las Bermudas de esta tragicomedia está integrado por el presidente de la República Argentina, Javier Milei, la esposa del presidente del Gobierno español, Begoña Gómez, y su ilustre marido, que ha aprovechado la coyuntura que le ha servido en bandeja su acérrimo enemigo, Santiago Abascal -experto en proporcionarle balones de oxígeno en momentos delicados- para tratar de mejorar la posición del PSOE con vistas a las elecciones europeas.
Milei es un personaje muy peculiar, que ha conseguido acceder a la presidencia de la República Argentina democráticamente, frente a la omnipotente máquina del peronismo. Economista inteligente y deslenguado, es un ultraliberal con tintes anarcoides, que -tras haber ganado las elecciones generales- ha decidido aplicar una purga de caballo a Argentina, para tratar de superar la situación de inestabilidad política, hiperinflación, crisis económico-financiera y pobreza creciente en uno de los países más ricos del planeta venido a menos por la incuria peronista. Y no solo pretende liderar a su país, sino ser uno de los referentes máximos de la ultraderecha a nivel mundial. Sus conciudadanos le conocen, no sin razón, como “El Loco”.
El presidente sorprendió a la élite económica mundial del Foro de Davos con un discurso en el que afirmó que Occidente estaba en peligro, porque quienes debían defender supuestamente sus valores tenían una visión del mundo que conducía al socialismo. Cambiaron el modelo de la libertad por distintas versiones del colectivismo, que nunca puede ser la solución. El capitalismo de libre empresa es un sistema posible para terminar con la pobreza y el único moralmente deseable para lograrlo, y -gracias a él- el mundo se encuentra en su mejor momento de prosperidad. Propugnaba un libertarismo basado en la defensa de la vida, de la libertad y de la propiedad. Occidente se hallaba en peligro porque sus líderes estaban abriendo las puertas al socialismo, con lo que condenaban a la sociedad a la pobreza, a la miseria y al estancamiento. El socialismo ha sido un fracaso en lo económico, en la social y en lo cultural, y además ha asesinado a más de cien millones de seres humanos. Si no se combatiera, tendríamos más Estado, más regulación y más pobreza, menos libertad y peor nivel de vida. “El Estado no es la solución. El Estado es el problema”.
Según el politólogo argentino Leonardo Orlando, Milei es un líder dominante de lenguaje violento, con insultos y amenazas al adversario y signos de carencia de empatía -su emblema es una motosierra- y, pese a ello, ha encarnado el liderazgo en Argentina. Es un provocador nato que va con la descalificación por delante. Ha dicho del Papa Francisco que es la encarnación del maligno en la tierra, del presidente colombiano Gustavo Petro que es un terrorista asesino, y del presidente mejicano AMLO que es un ignorante. Que califique a Sánchez de lacra y a su esposa de corrupta es “pecata minuta”. Tras el insulto del ministro de Transportes, Óscar Puente, que lo calificó de drogadicto, la Oficina Presidencial expidió un comunicado en el que calificaba de injuriosa y calumniosa esta afirmación, y señalaba que Sánchez ponía en peligro la unidad de España por pactar con los separatistas, y que tenía problemas más importantes de qué ocuparse, como las acusaciones de corrupción a su esposa, asunto que le había llevado a evaluar su renuncia al cargo. En su mitin en apoyo a Abascal en el Festival “Viva24” ante la “crème” de la extrema derecha -Marine LePen, André Ventura, José Antonio Kast, Giorgia Meloni, Viktor Orban y Mateuzs Morawiezki-, Milei se apartó de las cuartillas de su discurso e improvisó uno de sus exabruptos, al referirse al presidente del Gobierno como ” lacra que se aferra al poder” y a su esposa como “corrupta”. No mencionó ningún nombre, pero las señas eran mortales.
La conducta de Milei es reprobable, tanto por el fondo, como -especialmente- por la forma. El presidente argentino violó las normas de la “comitas gentium”, de las “mores diplomáticas” y de la simple educación cívica. Un alto dignatario no puede insultar a un colega o una simple ciudadana, y menos en su propia tierra. El populismo -sea de derechas o de izquierdas- contamina hasta las buenas costumbres. No cabe apreciar en su proceder circunstancias eximentes, aunque sí atenuantes, porque el que comenzó a operar la máquina del fango fue el maquinista Sánchez.
Begoña Gómez es una avispada empresaria, profesora de la Universidad Complutense “por la escala de tierra”, y esposa del presidente el Gobierno, a cuya sombra ha hecho prósperos negocios. Para ser profesor titular de una Universidad pública es preciso tener un doctorado, salvo en el caso de la señora de Sánchez, que -por sus notables éxitos académicos- ha logrado ser nombrada como encargada de cátedra, sin siquiera tener un título oficial de licenciada. Está al frente de la cátedra de Transformación Social Competitiva en la UCM y fue directora del África Center del Instituto Empresa, pese a su magro “currículum vitae”.
Los diarios “El Confidencial” y “The Objective” publicaron noticias sobre la conducta poco ortodoxa de Gómez en el ámbito de su actuación empresarial, tales como que 1) la empresa Inmark Europa, de la que era socia, recibió un crédito del Gobierno de €750.000; 2) el Áfrican Center -del que era directora- obtuvo una subvención anual de €40.000 de la empresa Globalia, con cuyo CEO, Javier Hidalgo, y el conseguidor Víctor de Aldama, se reunió en varias ocasiones para hablar de negocios; 3) la compañía ”Air Europa” -propiedad de Globalia- fue rescatada por el Gobierno con créditos de €795 millones; 4) Gómez firmó sendas cartas de apoyo a unas peticiones de subvención a la UTE formada por Valley Digital e Innova Next -propiedad de Carlos Barrabé, financiador de su cátedra-, y la unión empresarial obtuvo subvenciones públicas por valor de €12,1 millones; 5) el Ministerio de Transición Ecológica otorgó una ayuda de €96.397 a un proyecto dirigido por Gómez; 6) la señora de Sánchez ha acompañado a su marido en varios viajes oficiales, con agenda propia para atender a sus asuntos. Son hechos comprobados que no han sido desmentidos, y no -como ha afirmado su marido- “fango, difamaciones y bulos’.
La ONG Manos Limpias presentó una querella contra Gómez por un posible delito de tráfico de influencias, basada en las noticias de prensa. La asociación Hazte Oír formuló otra querella, jurídicamente bien fundamentada y con aporte de sólidos elementos de prueba. La Fiscalía de Madrid estimó que era necesario investigar los hechos y remitió el sumario al Juzgado n° 41, que había admitido a trámite la querella de Manos Limpias. El juez Juan Carlos Peinado ha recibido el testimonio de los periodistas que publicaron las noticias, los cuales han acreditado documentalmente la veracidad de sus afirmaciones, y ha citado como testigo a Barrabé. El juez está recibiendo presiones y amenazas de todo tipo por haber osado iniciar diligencias a raíz de las querellas presentadas contra Gómez, un caso al que se ha incorporado Vox como acusación particular con el objetivo de incordiar.
En un artículo publicado en “El Debate” sobre “!Arréglame esto ya!”, Luis Ventoso ha descrito en los siguientes términos un ficticio diálogo familiar:
-X: Me tienes que arreglar esto ya. La cosa no solo no mejora, sino que va peor.
-Z: He hecho todo lo que está en mi mano, pero las cosas llevan su tiempo. He jugado muy fuerte por ti: La carta, los días de meditación poniendo el cargo en el alero…
-X: Lo único que has conseguido es que en el extranjero -donde no sabían nada de la movida- ahora se ha enterado todo el mundo. Alguna manera tendrás de presionar al juez ese. Mueve a Álvaro, a Félix. Espabila en el control del Poder Judicial. Si sacaras adelante de una vez lo de que instruyan los fiscales en vez de los jueces, problema resuelto. Todo dependería de Álvaro, quien a su vez depende de ti, y está dispuesto a hacer lo que haga falta.
-Z: Estoy en ello, pero ahora tengo mil frentes abiertos. Ahí está ese loco de Puigdemont que quiere gobernar en Cataluña sin haber ganado las elecciones.
-X: Bueno, como tú.
-Z: Déjate de coñas, lo mío es distinto. Encabezo una coalición progresista que es mayoritaria. Ese tipo es incontrolable y, si se pone farruco, nos puede retirar sus apoyos y nos cerrarán la tienda.
-X: Pero eso no te impide moverte con lo mío. Imagínate que el juez le da por imputarme y yo no estoy aforada.
-Z: Eso no va a pasar, es impensable. Nuestras TV y PRISA ya están apoyando a tope y estoy forzando muchísimo la máquina del fango. Con esto de amenazar a los jueces y a los periodistas me pueden dar un toque desde Bruselas. Estoy haciendo entrevistas en nuestras radios y teles dando la cara por ti. Circulo “bulos” todos los días y los pongo a parir. Óscar está empezando a zumbar a los periodistas por sus nombres y apellidos.
-X: Ponte las pilas porque yo no quiero salir de aquí de ninguna manera -y menos humillada-, por haber hecho unos negocios que son perfectamente normales. Ya me dirás por qué no puedo recomendar por carta a un amigo que me ha ayudado en mi cátedra y a mantener mi vida profesional.
-Z: Eres injusta conmigo. Ningún otro mandatario de todo el planeta ha escrito una carta pública de expresión de amor a su mujer como la que yo te he dedicado.
-X: Venga, venga. Menos sacarina y más acción, que la cosa está muy chunga. No creo que sea tan difícil cerrar esos periódicos y sacar de ahí a esos jueces. Has hecho cosas peores y al final no ha pasado nada. Por favor, mueve el culo, que esta vez nos hemos metido en un buen lío. Como en las películas, cabe advertir que todo parecido con la realidad es pura coincidencia, pero hay veces en que la ficción es más real que la pura realidad. “Si non é vero, ben trovato”.
Sánchez ha vertido lágrimas de cocodrilo ante la incalificable afrenta de Milei a su mujer y -de pasada- a él mismo, y se ha quejado amargamente de la injusticia de una conducta que viola las más elementales normas de la diplomacia, y pone en peligro las relaciones entre España y Argentina. Olvida, sin embargo, que fue él quien comenzó las hostilidades. Pese a sus lastimeras acusaciones a Milei de intromisión en los asuntos domésticos de España, Sánchez envió un de video apoyo al candidato peronista a las elecciones presidenciales argentinas, Sergio Massa, del que afirmó que -frente a la estridencia- representaba la tolerancia y el diálogo para construir una Argentina que no dejara atrás a nadie –“¡Ojalá que gane Massa!”-, y envió a Buenos Aires a Yolanda Díaz para que hiciera campaña por él. De Milei dijo que, con su delirante discurso reaccionario, había arrollado a la tradicional derecha argentina. En su discurso de investidura, Sánchez prometió levantar un muro frente a la derecha reaccionaria, en la que incluía a Milei, al que definió como el líder de la ultraderecha en Argentina.
El punto álgido lo marcó su rotweiler Oscar Puente, cuando comentó que “he visto a Milei en una tele y dije, según le estaba oyendo no sé en qué estado, previa a la ingesta o después de la ingesta de no sé qué sustancias, y salió decir aquello, y yo dije, es imposible que gane las elecciones, cavó su fosa”. El ministro de Transportes estuvo tan acertado en su pronóstico como su correligionario José Félix Tezanos, y Milei ganó como Messi por goleada. El Gobierno argentino pidió al español que el ministro rectificara y pidiera perdón, pero Sánchez respaldó a su energúmeno, quien se limitó a afirmar que, si hubiera sabido la repercusión que tendrían sus palabras, no las habría pronunciado. Sánchez no se dignó felicitar a Milei tras su triunfo, y ni siquiera envió a un miembro de su Gobierno para que acompañara al Rey en su toma de posesión. Lo ha insultado públicamente en diversas ocasiones y ha instado a sus ministros a que hicieran lo propio. Así, la ministra Diana Morant ha salido de su insignificancia para afirmar que Milei era el gran defensor de los regímenes fascistas.
Tras la gamberrada de Milei, el Gobierno español se rasgó las vestiduras y Albares hizo una solemne y dramática declaración institucional ante semejante afrenta, en la que afirmó que “las gravísimas palabras pronunciadas por Javier Milei en Madrid sobrepasan cualquier tipo de diferencias políticas e ideológicas, no tienen precedentes en la historia de las relaciones internacionales y aún menos en la historia de las relaciones entre dos países y dos pueblos unidos por fuertes lazos de hermandad”. Al trato de consideración que el Gobierno le había dado, Milei respondió con “un ataque frontal a nuestra democracia, a nuestras instituciones y a España”. Destacó que Milei había llevado las relaciones entre España y Argentina a la situación más grave en la Historia reciente y, por ello, había llamado a consultas a la embajadora de España en Buenos Aires “sine die”. Exigió a Milei disculpas públicas y -en el caso de que éstas no se produjeran- “tomaremos todas las medidas que creamos oportunas para defender nuestra soberanía y dignidad”. Asimismo le exigió respeto a las formas debidas entre naciones, que excluían la injerencia en los asuntos internos de otros Estados, unas formas y un respeto que jamás debería haber abandonado, tanto mas cuanto que lo hacía en la capital de España.
En mis 60 años de profesor de Derecho Diplomático no he visto, ni en los tiempos más oscuros del franquismo, un disparate tan fenomenal como esta declaración institucional. Hay pocas cosas en las que concuerde, tanto con la forma como con el fondo de dicha declaración, salvo en que la actuación de Milei ha supuesto una importante quiebra en la forma de comportarse con respecto a un país hermano, y en que era un hecho sin precedentes, pero lo que carece de precedentes es el comportamiento del Gobierno español. Jamás en las relaciones entre España y sus antiguas provincias ultramarinas se había recurrido a este extraordinario procedimiento y además por una nimiedad. La fórmula es completamente inhabitual, porque -cuando se produce una fricción entre dos Estados amigos-, lo normal no es dar tres cuartos al pregonero y sacar la ropa sucia a la luz pública, sino tratar de resolver el problema de la forma más discreta posible. Hay toda una escala de medidas formales para tratar de resolverlo con discreción: convocatoria del embajador ajeno para hacerle una admonición o presentarle una protesta, llamamiento en consulta al embajador propio, retirada de dicho representante de forma permanente, rebaja -de facto o de jure- del rango del jefe de la misión, e interrupción o ruptura de las relaciones diplomáticas.
¿En qué situación estamos en la actualidad? Creo que ni el propio Gobierno lo sabe, pues se ha dejado llevar más por la visceralidad que por la racionalidad, y no va a ser fácil dar marcha atrás. Parece ser que se ha producido una rebaja de hecho de la jefatura de la Misión española en Buenos Aires, que no va a ser imitada en reciprocidad por el Gobierno argentino, como ha puesto de manifiesto su Canciller, Diana Mondino, que ha tratado de quitar importancia al asunto, al señalar que se trataba de un enfrentamiento de personalidades y no de un conflicto diplomático entre los dos países. Albares ha amenazado con tomar medidas adicionales si Milei no se disculpaba, lo que no va a hacer ¿Cuáles pueden ser estas medidas? La prensa ha hablado de negarle la entrada cuando pretenda venir el 21 de junio a recoger el premio Juan de Mairena, que le ha sido concedido por su defensa del liberalismo, o declararlo “persona no grata”. Lo primero no es factible, porque cualquier argentino con un pasaporte en regla tiene derecho a entrar en España sin necesidad de visado ¿Lo van a detener? Milei ha retado a Sánchez a que lo haga y le ha preguntado qué cantidad de totalitarismo tiene en su sangre. Respecto a lo segundo, Milei no es un diplomático acreditado ante el Estado español, por lo que difícilmente podría ser declarado “persona non grata”. La siguiente fase sería la ruptura de relaciones diplomáticas y Albares no la ha excluido, aunque no creo que se produzca ¿Va a declarar España la guerra a Argentina como “ultima ratio”? Con Sánchez todo es posible. Si la guerra de Troya empezó por el rapto de Helena por Paris, la guerra del Plata podría iniciarse por la afrenta de Milei a Begoña.
Sánchez no encuentra motivos para retirar a su embajador en Rusia pese a la invasión de Ucrania, ni al acreditado en Israel a pesar de las masacres en Gaza. Aún menos a los representantes en Venezuela o en Méjico, pese a los reiterados insultos de Maduro y de AMLO al rey Felipe VI y a España. La única que lo merece es Argentina, por haber cometido Milei un crimen de lesa “sanchidad”.
Discrepo de la mayoría de las afirmaciones contenidas en la declaración: 1) Que Miley llame corrupta a una persona privada no supone un ataque a España ni a su soberanía. 2) No se ha producido un ataque a las instituciones españolas, a menos que Sánchez considere que su esposa es una institución del Estado. 3) Las palabras de Milei no han afectado en modo alguno a la dignidad nacional, a lo sumo, a la dignidad personal de Sánchez y de su consorte. 4) Decir que Sánchez es una lacra que se aferra al poder no es una afrenta a la Nación. Si resulta adecuada o no esta calificación -nada que ver con la de drogadicto- es cuestión de gustos, pero es innegable que se aferra al poder, como lo demuestra la concesión de la amnistía a unos delincuentes catalanes a cambio de que lo mantengan en la Moncloa. 5) Lo que sobrepasan los limites de las diferencias políticas e ideológicas son las críticas del Gobierno a Milei y a la oposición española de ultraderechistas y fascistas. 6) Lo que es un caso único sin precedentes es la retirada permanente de un embajador acreditado ante un país hermano por una nadería.
El conflicto ha consistido en un problema personal fruto del enfrentamiento de dos inconmensurables egos, que se retroalimentan, pues son enemigos ideales y a Sánchez le viene bien sacar a pasear al fantasma de la ultraderecha -como ha hecho a menudo con la momia de Franco- para fortalecer la posición del PSOE en las elecciones europeas. Albares ha convertido una cuestión personal en un problema diplomático, político e incluso económico, y supeditado los intereses generales de la Nación a los intereses personales de Sánchez y electorales de su partido, pasando por alto la existencia de 500.000 españoles en Argentina, la presencia de 117 importantes empresas españolas, el hecho de que España sea el segundo inversor mundial en el país, y el importante intercambio comercial entre los dos Estados. Incluso la vicepresidenta Díaz ha criticado a los empresarios españoles por haberse reunido con Milei en Madrid.
Esta utilización espuria de la política exterior -que es la política de Estado por antonomasia- para fines políticos de partido ha sorprendido y disgustado a la mayoría de los miembros de la carrera diplomática, cada día más politizada, como demuestra que tres de los cuatro secretarios de Estado no sean diplomáticos y el creciente nombramiento de exministros y altos cargos socialistas para importantes misiones diplomáticas, para la que no estaban capacitados. La bofetada a Argentina por razones partidistas excede cualquier límite tolerable. Echo de menos una declaración de la mayoritaria Asociación de Diplomáticos Españoles que ponga los puntos sobre las íes.
El tema básico sobre el tapete es la conducta poco ortodoxa de Begoña Gómez y el silencio culpable del presidente del Gobierno, quien -en la comparecencia de ayer en el Congreso- habló muy someramente del tema, no dio explicación alguna, ni contestó a ninguna de las cien preguntas que le había formulado el PP. Repitió que, para quebrarlo y sacarlo del Gobierno, la ultraderecha, las fuerzas oscuras y los pseudo medios de comunicación atacaban a su esposa con mentiras y bulos, recurriendo a la ”máquina del fango”, cuando su mujer era una profesional honesta, seria y responsable. Ante el obstinado silencio del presidente, Feijóo le indicó que, si no daba explicaciones en el Congreso, tendría que darlas en el Senado. Será el juez competente quien decida si Gómez ha cometido o no un delito de tráfico de influencias, pero de lo que no cabe duda es que su activa y exitosa actuación empresarial es poco decorosa y atenta a los principios de la ética y de la estética.
En su artículo en “El Mundo” sobre “La mujer del presidente sí es un asunto de Estado”, David Lema ha incluido una supuesta epístola de Sánchez a la ciudadanía, en la que explica qué ocurriría si Begoña fuera condenada. “Me vería forzado a dimitir y no habría mayor desastre para mi Estado, no habría mayor fuga para mi democracia, y no habría mayor crimen para mi España”. Ha habido ciudadanos que “han llorado en el pasado por mi sufrimiento y el de Begoña. Quizás crean que colocar a mi mujer en el centro de un conflicto internacional puede ocasionar más dolor, pero es que aquí no rige la razón sino el corazón, y yo soy un hombre profundamente enamorado”. Por eso, habría que pedirle a Sánchez que cumpliera con su propio llamamiento a acabar con la crispación, pero -como ha observado Jorge Bustos- su disimulo duró un minuto, y pronto se cansó de su papel de Gandhi, hundió la zarpa en la charca cainita y se dedicó a rociar de barro a la oposición. La gente de bien debería salir en masa a la calle el próximo día 26 para mostrar su frontal oposición a una Ley de Amnistía inicua y a la política de entrega de Sánchez a los partidos independentistas.
Madrid, 23 de mayo de 2024