ESCENARIOS

EL LARGO CAMINO (Historias de Ucrania): ¡Malditas guerras!

El largo camino (Foto: Hasterfröch).
Alberto Morate | Miércoles 15 de mayo de 2024

Cuando una guerra comienza, sea cual sea la causa, (y lo peor es que no haya causas), se producen cambios, metamorfosis, se trastoca la forma de vida. Indefectiblemente desaparecen personas, surge el miedo, la precariedad de la subsistencia, el horror, el caos, la muerte.



Es como si la poesía dejara de tener sentido. Los pensamientos se amontonan, los temores, se ensombrece el día, las historias personales se convierten en tierra, barro, ruinas, sangre, lágrimas, llanto, epitafios.

Hasta que llega un final, que no se sabe cuándo será, hay que realizar El largo camino, prever soluciones, acoger refugiados, aguantar bombas y metralla, la polvareda no dejará ver las estrellas.

Tres dramaturgos se unen para conformar un único espectáculo de miseria, de terror, de huida, de escondites, de emociones encontradas. Son Manuel Benito, Viktoriia Chernobuk y Raúl Quirós, a partir de unas entrevistas realizadas por Álvaro Vicente. Es decir, son realidad, es congoja, es caudal de dudas y muertes, es el silencio de la boca seca y que no tiene para comer nada más que unas manzanas salidas de no se sabe dónde.

Lo dirige Miguel Ángel Quirós, mudándose en la piel de las protagonistas, Emi Caínzos, Ana Gijón e Ingrid Hernández, cambiando de registros, de personajes, de situaciones, arrastrando la amargura y la desolación en una cotidianidad que no debiera darse nunca.

¡Malditas guerras! En esta ocasión, centrados en el Ciclo Teatro y Derechos Humanos del Teatro Fernán Gómez, después de Protocolo del quebranto nos presentan la producción de Los sueños de Fausto, El largo camino (Historias de Ucrania), por ser las historias en las que se han basado los autores pero, lamentablemente, no es el único foco del horror de este nuestro mundo equivocado.

Historias que dan miedo, escabrosas, sin estrellas, cargadas de humanidad donde no la hay, en los campos de batalla, en las zonas arrasadas, en los hospitales y edificios bombardeados. Los personajes se convierten en sombras de sí mismos, y nos muestran, con desgarro, la falta de equilibrio entre unas sociedades y otras, entre los padecimientos de quien pierde a sus hijos, a su familia, o tiene la necesidad de ir a combatir a lugares donde la parca campa a sus anchas.

Hemos perdido la brújula de la comprensión, de los sentimientos, de lo que llamamos humanidad. Estamos enlutados sin sonrisas, peregrinos de mandatarios que no saben lo que es poesía.

Vemos un montaje desgarrador, a veces casi en penumbra, sin darnos cuenta de que lo que está ocurriendo está sucediendo a nuestro alrededor, en estos casos no hay kilómetros de distancia, por muy largo que se haga el camino, por muy tortuoso que sea el recorrido, el final es buscar la esperanza, palabra que también se gasta.

El largo camino transmite decepción, pero también realidad. Cercanía, muy a pesar nuestro, la muerte y la destrucción tienen demasiado fácil este campo de cultivo de odios, supremacía, exterminio.

Demasiado largas se hacen las guerras, las invasiones, el odio, la devastación por parte de los seres “inhumanos”.

FICHA ARTÍSTICA

El largo camino (Historias de Ucrania)

Dramaturgia: Manuel Benito, Viktoriia Chernobuk y Raúl Quirós, a partir de las entrevistas realizadas por Álvaro Vicente
Intérpretes: Emi Caínzos, Ana Gijón e Ingrid Hernández
Producción: Los Sueños de Fausto S.L. con la ayuda del Ayuntamiento de Madrid
Dirección: Miguel Ángel Quirós

Espacio: Teatro Fernán Gómez

TEMAS RELACIONADOS:


Noticias relacionadas