El filandón nació históricamente como una reunión que se llevaba a cabo por las noches, una vez terminada la cena, en la que se cuentan cuentos al tiempo que se trabaja en alguna labor manual. La reunión se solía hacer alrededor del hogar. El filandón es especialmente habitual en la zona de León, aunque también se da en partes de Asturias, Galicia y montaña palentina, y las Cortes de Castilla y León declararon al Filandón como Bien de Interés Cultural.
José María Merino y Juan Pedro Aparicio, llevaron a cabo un filandón posmoderno, interpretando los relatos de sus libros El cuento perdido y Sólo de amor. Juan Pedro Aparicio interpretó diversos cuentos de tema amatorio, especialmente los de contenidos más sensual o controvertido, mientras que José María Merino escenificó relatos fantásticos e incluso de ciencia ficción. Entre cuentos se habló de las tradiciones del campo, de la vigencia de la oralidad, de la necesidad de la fantasía y autores hicieron disfrutar al público con una hora y media de actuación.
Para acabar, leyeron relatos de su habitual compañero de filandones, Luis Mateo Díez, reciente Premio Cervantes, y Merino concluyó con un romance leonés del S.XII. El éxito fue total ante una sala abarrotada de público que obligó a los autores a realizar varios bises.
La III Feria del Libro de Medina del Campo, coordinada por el escritor José Ignacio García, ha tenido un sorprende nivel de participación, ya que el pregonero fue Gustavo Martín Garzo, quién mantuvo una charla sobre su obra, y se contó con la participación de destacados autores como Noemí Sabugal, Miguel Ángel de Rus, Jesús Salviejo y José Antonio Abella; y con un apartado para la mejor novela negra actual, de la mano de Enrique Pérez Balsa y Eduardo Bastos. Los actos se han celebrado en la Plaza Mayor de la Hispanidad.