La amenaza de que suelten un pepinazo es recurrente y metafórica. Eso sí, los mass media encantados, clinc-clinc, haciendo caja. Telediarios y tertulias con overbooking de expertos apocalípticos machacando sin tregua. Cada poco tiempo la maquinaria del poder saca del armario el espantajo nuclear para demostrar que son los putos amos (con permiso del ministro Puente) intentando justificar que sus chiringuitos, simposios y asambleas “al más alto nivel” nos van a salvar de la catástrofe.
No quiero venirme arriba y ponerme modo mitinero. La vida sigue igual. Ricos y pobres, malos y buenos, tontos y listos han estado y van a estar sacudiéndose estopa hasta la extinción del homo sapiens. Ahora los cursis lo llaman “polarizar”, pero siempre es lo mismo. Hace cien años Splenger escribió “La decadencia de Occidente”. Concebía cada civilización como la epopeya de los ciclos de la vida humana. La nuestra, el siglo XXI, ha entrado en la ancianidad y es más decadente que nunca. Mira en Europa el truño de Eurovisión con chocheces y demagogias a cascoporro: verbigracia “Zorra” . Y en el Museo Metropolitano de Nueva York, la Pataky, Penélope, Shakira y todas las celebrities internacionales pasean sus modelazos ridículos y esperpénticos por la alfombra roja de la Gala MET. Para eso han quedado los Museos, tío.