Tampoco puedo precisar si son cosas buenas o malas, ya sabes que todo depende del cristal con que se mira. Pero seguro que no me va a pasar lo mismo que a Karl Lagerfeld, el modisto más rico y extravagante del mundo. “Es horrible -dijo- tener tres rolls royces y estar en esta habitación”. Fue la última frase que pronunció en el hospital americano de Paris antes de morir. Querido Karl, la muerte nos iguala a todos. Polvo eres y en polvo te convertirás. Polvo, lodo, barro, fango. Dios creó al hombre del barro, le insufló aliento en la nariz y le dio vida” (Genesis 2.7.)
Un ejemplo de esas cosas que yo creo que solo me pasan a mí es que a veces tomo decisiones sorprendentes. Ahora mismo, por inspiración divina, me autoproclamo fango “premiun” etiqueta negra. No pienso regenerarme espiritual ni democráticamente. Por mucho que las redes sociales que el Maligno controla me censuren y me quiten visualizaciones y likes. Prefiero tomar esta sorprendente decisión y no la de meterme en un reality televisivo como Iñaki Urdangarín. En todo caso me lanzaría al mundo con una guitarra al hombro como Óscar Terol, cantando y contando cosas que solo le pasan a él. Óscar, tío, eres un maravilloso kamikaze emocional.