Parásitos, caricatos, peleles, que intentan sobrevivir en un mundo de oscuridad y que cercena el pensamiento. Y no digamos, la creatividad, el arte, todo aquello que, a ojos de otros, no sea productivo, no genere beneficios tangibles, contantes y sonantes.
¡Ay, el tiempo que se nos escapa! en trámites y en intentar convencer a los prebostes de la cultura, de la intelectualidad, de las emociones y que no quieren que mostremos.
Solo queda caer, en dramaturgia y dirección de Raúl Cortés, donde con mucho sarcasmo, ironía, humor del bueno, critica estos momentos cruciales de solicitud de ayuda. ¿Ayuda, para qué? Diría aquel, eso habrá que gestionarlo debidamente; nos parece increpar el primer consejero del consejero del estudio, la cultura, la inteligencia y de la sabiduría de todo lo habido y por haber.
Al final, y como dice uno de los personajes varias veces, "tendré que ahogar al burro en el arroyo y os vais todos andando". El texto, cargado de referencias populares, de chascarrillos, con los que, durante mucho tiempo, nos han dado largas a la hora de dirigirnos a los gerifaltes de la cultura cuando estos no tienen ningún interés por ella.
Una folclórica (Sara Velasco) La Parásito, un cofrade de no se sabe qué hermandad (Pablo Rodríguez) el Caricato, y un torero, (Cristina Mateos), el Pelele, no sabrán a quien ni cómo dirigirse, encontrándose con censuras, papeleo, tópicos culturales y artísticos, y toda clase de trabas para ejercer su pasión o, simplemente, su oficio. Solo les queda caer y estrellarse contra el suelo, para intentar rehacerse más adelante pegando con su propio orgullo los pedazos con los que les hacen trizas.
Y nada más. Y nada menos. El panorama político de hoy y de tiempos atrás, el anhelo de la utopía, cuando los que están en sus despachos, detrás de mesas, solo rechazan lo que se les propone.
Hay escarnio sobre la burocracia, están los fetiches de la tradición, de ahí lo de la religión, el toreo, y el folclore. Pero también la inteligencia y el humor que siempre ha caracterizado a nuestros creadores, precisamente para salvar las censuras, las críticas, (hace poco vimos el ejemplo en un político que afirmaba que el cine español estaba hecho por señoritos, pero mira cómo acuden a los eventos públicos donde ellos puedan lucirse).
Porque al final, las medallas se las quieren colgar ellos. La cultura es un arma cargada con ideas de futuro, y no quieren que esto suceda, no vaya a ser que, a la postre, nos demos cuenta de sus tejemanejes y su enriquecimiento.
Aun así, el arte, el teatro, los libros, el cine, la pintura, la danza, son la esperanza. Nos salvan de la desidia y de la muerte, del aburrimiento y de la apatía, somos capaces de comunicar sentimientos, es estímulo para no dejarnos caer a la primera de cambio, al primer obstáculo, al primer no que nos encontramos en este laberinto de trámites.
Solo queda caer, pero hay que levantarse y volver a intentarlo. Nos reímos en esta función, y mucho, es lo que nos salva de morir en el intento de hacernos escuchar y de que no todo sea alimento para los cerdos.
FICHA ARTÍSTICA
Solo queda caer
Texto y dirección: Raúl Cortés
Reparto: Cristina Mateos, Pablo Rodríguez, Sara Velasco
Producción: La Periférica compañía de cómicos
Lugar: Teatro La Abadía - Sala José Luis Alonso