Para Tom Holland “la paz romana dependía de la espada”. Fue una paz que se consiguió con el sometimiento, no por medio de la negociación o del convencimiento. En su nuevo volumen sobre Roma, el tercero después de “Rubicón” y de “Dinastía”, llega “PAX”, que estudia la guerra y la paz en la edad de oro de Roma, el siglo II d.C. Y que casualmente estuvo gobernados por emperadores provenientes de España y más concretamente de Itálica.
“PAX” narra la deslumbrante historia de una Roma todo poderosa. Episodios como el gran incendio de Roma bajo el reinado del extravagante Nerón, la erupción del Vesubio en Pompeya o la conquista de la Dacia y la construcción del Foro de Trajano, son revisitados por el autor de esta saga. Enamorado de la historia de Roma, sus estudios no han parado de crecer.
En su libro "PAX", Tom Holland nos sumerge en la fascinante historia de Roma durante dicho siglo, una época conocida como la edad de oro del imperio romano. En esta obra, el autor examina tanto la guerra como la paz que caracterizaron este período y cómo ambas se entrelazaron para mantener el dominio romano. Holland comienza su relato destacando que, a diferencia de lo que solemos asociar con la idea de paz, en el caso de Roma esta era resultado del sometimiento y la conquista.
“La paz romana se lograba a través del poderío militar y no mediante acuerdos diplomáticos o tratados pacíficos. Eran las legiones las que sustentaban el poder. Esta idea es fundamental para comprender la mentalidad y las estrategias que emplearon los emperadores romanos para mantener su control sobre vastos territorios”, analiza el historiador británico. Un aspecto interesante que destaca el autor en su libro es “cómo la guerra y la paz estaban intrínsecamente relacionadas en el imperio romano. Aunque Roma era conocida por sus conquistas militares y su expansión territorial, también se preocupaba por mantener la estabilidad interna y evitar conflictos internos”.
Antes de la edad de oro romana, se sucedieron cuatro emperadores, tres de ellos de la dinastía Flavia: Vespasiano, que estabilizó Roma y acabó con la violencia que había; Tito que en su periodo se quemó el Capitolio y ocurrió la erupción del Vesubio y la consecuente destrucción de Pompeya y Herculano; Domiciano “no fue muy querido por las élites de Roma”, y Nerva estuvo en el poder menos de dos años. Por lo tanto, era lógico un cambio de dinastía buscando una estabilidad. Fue entonces cuando apareció Trajano.
Para Tom Holland, “Roma fue una ciudad global. Pasó de estar construida en madera a ser de mármol, el emperador hispano la sacó del colapso en que vivía. Demasiadas guerras en unas fronteras cada vez más grandes. Adriano sufrió varios reveses y decidió ser más cauto, pero fue Adriano, su sucesor el que emprendió una política de pacificación. Fue un hacedor de paz, pero que siempre dependió de la espada”.
Holland explora cómo los emperadores romanos utilizaban tanto la fuerza militar como la diplomacia para mantener el control sobre las provincias y asegurar la lealtad de los pueblos conquistados. Además, muestra cómo la prosperidad económica y el comercio desempeñaron un papel importante en esta estrategia de pacificación. El autor también analiza las tensiones y conflictos que surgieron dentro del imperio romano durante este período de aparente paz. A medida que Roma se expandía, también enfrentaba desafíos internos, como rebeliones y luchas por el poder. Estas situaciones ponían a prueba la capacidad de Roma para mantener la paz y la estabilidad.
Holland examina detalladamente las estrategias políticas y militares utilizadas por los emperadores romanos para hacer frente a estos desafíos. Desde el uso de fuerza militar para sofocar rebeliones hasta la implementación de políticas de asimilación cultural, Roma buscaba mantener el control sobre sus territorios y evitar conflictos internos que pudieran amenazar su imperio. Además, Holland destaca cómo la guerra y la paz en el imperio romano estaban intrínsecamente relacionadas con la economía. La prosperidad económica y el comercio eran fundamentales para financiar las campañas militares y mantener el control sobre las provincias. Sin embargo, también se requería una paz relativa para fomentar el comercio y garantizar un flujo constante de ingresos.
Trajano fue todo lo que Julio César lo hubiese gustado ser
"El poder de Roma más allá del Danubio fue extendido por Trajano", afirmó el cronista Aureliano Victor. Sin embargo, esta no fue la única gloria del emperador hispano. Durante su reinado entre el 98 y el 117 d.C., se establecieron campamentos en los lugares más peligrosos y la Ciudad Eterna mejoró y adornó espléndidamente el foro, pasando de la madera al mármol. Además, se creó el correo público. Todo esto convirtió a Trajano en un líder que frisaba la perfección, según explica el doctor en Historia Tom Holland: "La palabra 'imperator' significaba autócrata, pero durante la República servía para referirse a los generales más exitosos. Él aunó ambos conceptos. Estoy convencido de que Trajano fue todo lo que a Julio César le hubiese gustado ser", afirmó el historiador.
"Uno de los mayores exponentes de la 'pax', el largo período de estabilidad experimentado por el Imperio Romano durante dos siglos después del ascenso de Augusto en el 27 a.C., fue Trajano", señala. Porque sí, aunque las películas lo repliquen, no todo en la antigua Italia fueron incursiones bárbaras y guerras civiles.
Holland, quien está enamorado de la etapa imperial, no tiene problemas en desempolvar sus glorias. "Durante la 'pax', el estado romano logró conquistar y controlar todo el Mediterráneo. Fue un logro asombroso que no se ha repetido en Europa y fue el único poder que lo consiguió en la historia", apunta. Mientras habla, abre las manos como si quisiera abarcar la ingente cantidad de territorios que el 'aquila' agrupó bajo su cetro: Hispania, la Dacia, Britania, las Galias... "Como dijo el poeta Virgilio, era un imperio sin límites. Siempre se asignaron el derecho de ir más allá de los territorios que habían anexionado", añade.
Holland ha logrado ser un exitoso podcaster y escritor, sin depender de la fortuna. Durante la presentación, reconduce la conversación hacia los temas que cautivan a todos: el gladius y el pilum. "La paz se alcanzó a través del monopolio de la violencia", explica después de un par de preguntas. En aquel tiempo, las legiones pasaron de ser una milicia a un ejército profesional, lo cual resultó en un cambio significativo para el Imperio. Aquellos en el poder comprendieron que sin controlar los ejércitos, no podrían estabilizar el Imperio. Roma no toleraba ninguna resistencia en ese entonces, como lo demuestra el caso de Judea: sus ciudadanos se rebelaron y fueron aplastados hasta desaparecer por completo. "Judea desapareció y en su lugar se creó la artificial Palestina", sentencia.
En palabras del británico, Nerón generó un problema en la sociedad al ser el último que tenía la sangre de Augusto en sus venas: "Los romanos se plantearon qué sucedería: ¿volvería la república?, ¿quién debía ser el líder en caso de que el sistema se perpetuase? Ellos lo percibieron como el fin de la civilización, algo que podía ser apocalíptico". Sin embargo, la llegada de Vespasiano apaciguó las aguas del Tíber.
Fue Trajano, un aristócrata nacido en la Bética andaluza en el año 53 d.C., quien llevó la 'pax' al cenit con su reinado. Según Holland, varios emperadores contribuyeron a mantener esta paz, pero fue Trajano quien logró el mayor éxito. Por ejemplo, él impulsó la floreciente economía de Roma. "Se estableció un mercado único que generó grandes beneficios, especialmente después de eliminar a los piratas del Mediterráneo", afirma el británico. Además, destaca que los comerciantes se beneficiaron de un marco legal constante, lo que les permitió comprar y vender mercancías en diferentes partes del Imperio romano sin problemas. Para respaldar sus afirmaciones, Holland recurre a datos: "Se estima que durante el reinado de Trajano, los estándares de vida alcanzaron su punto más alto en la historia. Esto se mantuvo así hasta el siglo XVI".
En su afán por emular a Alejandro Magno, Trajano expandió los límites de Roma. Según Holland, las legiones llegaron a territorios tan lejanos como Mesopotamia. La realidad es que los ciudadanos experimentaron directamente el poder de la 'urbs', pero también se enfrentaron al hecho de que conquistaron más de lo que sus soldados podían proteger. "Se suele decir que fue el mejor emperador, pero eso no es cierto. Fue demasiado lejos. Después de su muerte, estallaron numerosas rebeliones en la zona oriental", confirma.
Fue el sucesor quien tuvo que apuntalar aquel edificio que se desmoronaba. "El mejor emperador fue Adriano. Retiró a las tropas de Irak, donde estaban acantonadas, para apagar las llamas de la rebelión en el resto del Imperio. Sí, renunció a ese territorio, pero logró estabilizar la zona y perpetuar el sistema".
El nuevo emperador, nacido también en Hispania, protegió una serie de fronteras con soldados y promovió la cultura en todos los rincones de la Ciudad Eterna. En definitiva, forjó el primer imperio universal. Es por eso que el doctor en Historia considera que no hay mejor personaje para terminar su obra. "Aunque la 'pax' no lo derrocó, sus similitudes con Nerón hacen que la estructura sea perfecta. Además... ¡tengo planes de escribir más libros y continuar la historia!"