Desde toda la vida de mis padres y abuelos, este recuerdo de amargura, esta sinrazón de encarcelar sin sentido, esta niñez callada por los años de los años, en muchas ocasiones, con pesadillas a la nocturnidad de la luz, familias y vecinos presos, parejas separadas por decisión de quien tenía el mando, todo un esfuerzo por aparentar que, en aquel entonces, no pasaba nada.
Pero sí pasaba, como finalmente pasaron, a pesar de gritos y pancartas de “no pasarán, no pasarán” y es que, además, finalmente, se han quedado.
Desde siempre hasta nuestros días y aún no ha llegado la suficiente información. Quizás la salvación fuese el silencio.
Pero Emilio Goyanes recoge ahora el testigo de Marcos Ana, “decidme como es un árbol”, que se me está olvidando, y nos cuenta, y nos canta, la situación de los Ranchos, donde hacinaban a las familias, mujeres y niños principalmente, porque los hombres eran detenidos y llevados, en el caso de Madrid, a la cárcel de Porlier, (por la calle General Díaz Porlier), para, con saña, dejarlos en el más absoluto desamparo y bajar la altivez (supuesta) de quien simplemente quería lo mejor para los suyos.
Sí, Ana se casa con Marcos, y comienzan los desvelos y se tragan las lágrimas, el orgullo, y lo que haga falta con tal del regreso. Pero algunos acabarán en las tapias del cementerio, las trece rosas, por ejemplo, en Paracuellos del Jarama otros, o la tuberculosis de Miguel Hernández, la pena de muerte de Antonio Buero Vallejo.
Emilio Goyanes recorre estos momentos en “Rancho Porlier”, y los dota de música, de canciones, de rap, crea personajes que pudieron ser ciertos, ahonda en las marcas que muchos hicieron en los muros de las prisiones, en los sótanos donde se escondían, en el testimonio de quienes, por desgracia, lo vivieron.
Y lo hace con un elenco sobresaliente y entregado, Larisa Ramos, Antonio Leiva, Clara Pérez, Antonio Molina y Álvaro Campos, que cambian de atuendo (por no decir de chaqueta), que hacen un buen número de personajes, que resultan imprescindibles, espontáneos, frescos, mientras van cantando las verdades del barquero.
Montaje con un ritmo vibrante de movimiento y voces, quitando dramatismo, pero no credibilidad, para hacérnoslo más llevadero, menos oscuro, acorde a nuestros tiempos tan mediáticos y olvidadizos, testimonio certero.
Siempre el cuerpo y la mente expectantes ante estos textos y puestas en escena que deben alcanzar a la sangre que nos palpita por dentro. Sencillez sin alharacas, la desesperación es menor si nos lo cuentan (y cantan) de esta manera. Nuestros antepasados son estos.
Autoría, dramaturgia y dirección: Emilio Goyanes
Elenco de actores y actrices cantantes: Larisa Ramos, Antonio Leiva, Clara Pérez, Antonio Molina y Álvaro Campos.
Coreografía: Isabel Vázquez
Música original: Emilio Goyanes,
Colaboración Rap: Eskarnia
Producción: Emilio Goyanes
Un espectáculo realizado en colaboración con la Junta de Andalucía
Financiado por la Unión Europea-Nex GenerationEU
Espacio: Sala Tarambana