Pero te felicito por soportar el ataque feroz de proposiciones gastronómicas deshonestas. Recuerda: colesterol, gastritis y resacas. Por no hablar de las broncas familiares y tu cuenta corriente hecha unos zorros. Es admirable el empeño de la cultura occidental por sacralizar un invento tan mercantilista como la navidad. Dicen que el dinero viene y va. No sé si viene, pero seguro que va de tu tarjeta de crédito a la buchaca de los dueños del Ibex. Es la economía, estúpido, que diría el extinto Henry Kissinger.
Dirás que soy una hipócrita, mucho rollo antisistema, pero fijo que me voy a poner ciega de langostinos. Pues mira, tienes razón, así que vamos a rizar el rizo. ¿Cómo? Invocando a Isabel Preysler; el icono pop más emblemático del consumismo y la banalidad. La reina de corazones, de las baldosas y de los Ferreros Rocher (Ahora es Tamara la que anuncia bombones) arrasó, barrió y lo petó en “El Hormiguero”. Solo dijo obviedades, topicazos y melindradas cascabeleras, pero la vieron 3 millones de colgados como yo. Esta mujer es más adictiva que Patxi López (Y sabes que flipo con Patxi, me hipnotiza) Solo hay una cosa que no se le puede negar a Preysler. Es la financiera vendehumo más hábil de España. Que la fiche Sánchez ahora que Calviño se va. Menudo regalazo navideño, tío.