El escritor napolitano Roberto Saviano acaba de publicar en España su nueva novela “Los valientes están solos”, una biografía novelada del juez Giovanni Falcone que luchó durante años contra la Mafia y por lo que murió asesinado junto a su mujer y tres miembros de su escolta en un atentado. “La lucha contra la Mafia es una guerra perdida. Ha habido muchas victorias, pero ninguna definitiva”, afirma el autor en rueda de prensa telemática desde su escondite italiano.
Y eso de la Mafia no es solo un fenómeno italiano, en España la corrupción campa a sus anchas en diferentes campos. Para Saviano, "España está llena de mafiosos, pero los políticos no dicen ni una palabra", quizá porque sean ellos los primeros. Pese a eso, cree que en España hay mafiosos en el sentido italiano, sí narcotraficantes, pero suelen ser de países del este de Europa. “Los españoles no tienen ese sentimiento de familia que se tiene en Italia. La Mafia exige demasiadas cosas que los españoles no están dispuestos a tolerar”, opina.
Roberto Saviano ha escrito un libro sobre Giovanni Falcone, lo cual no es sorprendente. Durante dos décadas, ha enarbolado el nombre de Falcone como un ejemplo de integridad y coraje cívico frente a la enfermedad que representan los tejemanejes mafiosos en la sociedad. Estos tejemanejes son como un cáncer que corroe las instituciones y se hacen más grandes cuando éstas son débiles. Para Saviano, escritor napolitano que destrozó su vida al denunciar la Camorra en su libro "Gomorra" a los 26 años, Falcone siempre ha sido una figura en la que se ha sentido reflejado y que le ha devuelto el valor para seguir adelante en el duro trance de vivir bajo el punto de mira del crimen organizado italiano en los años 80. Su éxito mundial con Gomorra, del cual ha vendido cientos de miles de ejemplares, es prueba de ello.
Explica que ha dedicado una novela a Falcone, titulada "Los valientes están solos" (Anagrama), que reconstruye la revolución que él promovió en el Palacio de Justicia de Palermo. Afirma que ésta ha sido la prueba más difícil que ha enfrentado como escritor, ya que se trata de la mente más brillante que ha luchado contra la mafia en Italia. Explica que decidió abordar este tema a través de la ficción para poder sumergirse en las emociones. Sin embargo, aclara que no hay arbitrariedad en sus decisiones narrativas, ya que todo lo que se presenta en la novela son hechos o conjeturas basadas en indicios.
Dedicando un número amplio de páginas al final del libro, Saviano realiza un loable ejercicio de transparencia al enunciar las fuentes de las que se ha nutrido para plasmar con pequeños detalles de color (como el diseño de una corbata o el tic de un personaje) las escenas que marcan la narración y los diálogos que construye. El inicio de la historia es realmente cautivador. En primer lugar, nos transporta a la infancia de Totò Riina. Específicamente, al año 43, en plena Segunda Guerra Mundial, cuando su familia resulta destrozada por una bomba aliada que su padre manipulaba (las que no explotaban eran vendidas como chatarra). Milagrosamente, él logra sobrevivir. Con el paso de los años, se convertirá en el capo dei capi, el hombre en la cúspide de la jerarquía piramidal de cosa nostra, una organización que gobernará con mano de hierro y violencia despiadada.
En el 82, Saviano nos muestra cómo varios directores de bancos en Sicilia se preocupan debido a un requerimiento judicial emitido por Falcone. Todos ellos están obligados a proporcionar información detallada sobre los movimientos de ciertos clientes sospechosos de lavado de dinero. "Cosa Nostra obtuvo dinero de la venta de heroína en Estados Unidos. En ese momento, estaban inundando Estados Unidos con esta droga", señala. Falcone comprendió dónde estaba la vulnerabilidad clave para atacar y erradicar el cáncer delictivo que estaba corrompiendo su tierra.
Entre políticos corruptos, gángsters y banqueros involucrados en el asunto, se extiende la preocupación. El alboroto es enorme. Acusan a Falcone y a sus colaboradores de ser responsables de un colapso en la economía de la isla. Él es consciente de que ha comenzado un camino sin retorno que podría tener el mismo destino que algunos de sus predecesores, como Cesare Terranova, un magistrado asesinado cuya silla vacía en el tribunal es un recordatorio ominoso.
Saviano concluye su narración de manera premonitoria e inapelable con otra explosión, inicialmente confundida con un terremoto y luego con el accidente de un avión. La potencia de esta explosión es indescriptible. Nos referimos, por supuesto, a la bomba en via Capace que acabó con la vida de Falcone y su esposa, Francesca Morvillo. Saviano relata cómo ella murió preguntando por su esposo, según los testimonios de los profesionales médicos. La explosión ocurrió apenas décimas de segundo antes de que su vehículo se posara sobre ella, lo que provocó su muerte al chocar contra el muro de asfalto, piedras y arena levantado por la detonación.
"Para mantenerse en el poder y defenderse a sí mismo, lo hizo. Sabía que si no detenía los procesos abiertos por Falcone contra su gente, algún miembro de las otras familias mafiosas terminaría matándolo por no haber sido capaz de protegerlas. Era consciente de que esa masacre desencadenaría una tremenda represión por parte de las autoridades, pero no tenía otra opción".
El macrojuicio orquestado por Falcone, que llevó a juicio a los cuadros de mando de la Cosa Nostra en un bunkerizado Palacio de Justicia de Palermo, está en el corazón del libro. Casi 500 acusados fueron sentados en el banquillo. Riina fue juzgado in absentia. Gracias a la tenacidad de Falcone y colaboradores íntimos como Paolo Borsellino (quien también caería poco después en una emboscada mafiosa) y al famoso arrepentido de la organización, Tomasso Busceta, se logró llegar a ese punto ilusionante en la lucha contra el crimen organizado. Busceta confirmó a los magistrados el carácter estructurado y jerárquico de la entidad a la que se enfrentaban, ya que antes se tendía a considerarla como una hidra anárquica y dispersa.
Saviano, quien admite sentir arrepentimiento por haberse enfrentado directamente a la mafia debido a las consecuencias de llevar una vida protegida, está acostumbrado a recibir insultos y acusaciones similares a las que recibía Falcone. "En Italia, y creo que en España es similar, no te alaban hasta que te matan. Durante tu vida, estás sujeto al desprecio y la sospecha", afirma. Esto se debe a que muchos sospechaban que el compromiso de Falcone solo buscaba obtener notoriedad pública y avanzar en su carrera judicial. Sin embargo, siempre fue relegado de los cargos que obtenía y finalmente perdió la vida intentando controlar el crimen organizado. Fue solo después de su asesinato cuando se entendió que aquel hombre tenía mucho que perder en comparación con posibles promociones profesionales.
Quedó claro que se lo jugó todo. No era una figura trágica o amargada, a la cual le daba igual abandonar este mundo. Al contrario, disfrutaba de la vida y sus placeres. Saviano muestra cómo intentaba disfrutar de momentos de paz en Roma, como ir al cine como un ciudadano anónimo. "Tenía el derecho en la mano y era un revolucionario, además de ser un patriota que amaba Italia y Sicilia, esa tierra hermosa y desafortunada", como mencionó Borsellino. Quería transformarla porque la amaba.
España está llena de mafiosos italianos
Aunque se le nota descorazonado por la deriva política de Europa y el mundo, con el ascenso de la ultraderecha, Giorgia Meloni, la primera ministra italiana, ha llevado a los tribunales e impide, dice, la proyección de su programa Insider en la RAI. Además, lamenta la falta de interés de los políticos en el combate de la Mafia, afirmando que "España está llena de mafiosos italianos, pero en la última campaña antes de las elecciones no se dijo nada de ello". A pesar de esto, todavía se identifica con palabras que reflejan valentía y elige el camino difícil. Como decían Falcone y Borsellino, "quien tiene miedo muere todos los días".
En el pueblo de Corleone, en 1943, ocurren dos explosiones que marcan la novela. La primera explosión se da cuando una familia decide manipular una bomba aliada que no ha explotado con el propósito de desmontarla y venderla. Sin embargo, algo sale mal y la bomba estalla, causando la muerte de todos los presentes excepto un niño. Este niño es Totò Riina, quien en el futuro se convertirá en el capo dei capi y será responsable de ordenar el asesinato de Falcone en 1992 mediante la segunda explosión que ocurre en el libro.
En su narración, Saviano reconstruye un importante episodio de la lucha contra la Mafia, una guerra que aún persiste. Siguiendo una estrategia audaz, Falcone emprendió una búsqueda incansable del rastro del dinero y se dedicó a encontrar testigos arrepentidos dispuestos a confesar. Además, orquestó un macrojuicio para desmantelar la organización criminal. A pesar de los obstáculos que algunos desde las altas esferas le pusieron en el camino, logró infligir golpes contundentes a la mafia. Sin embargo, esta juró venganza y finalmente cumplió su promesa al asesinar a Falcone.