Los bajitos tenemos mala leche y a los altos les duele la espalda. Esto es así y no le des más vueltas. Entre una cosa y la otra me quedo con la mala leche.
Por cierto, tan injustamente valorada. La mala leche no es mal carácter, rabia o amargura. Me niego a aceptar un análisis tan simplista. También evidencia espíritu crítico, rigor y madurez reflexiva. Otra cosa es la mala baba y ahí sí te doy la razón. La mala baba es la mala fe que incorpora a la mala leche una intención perversa, difamadora y envidiosa. Dirás que es difícil establecer los límites, que soy una mal pensada y que cada cual hace las interpretaciones que le salen de los mismísimos para llevar el ascua a su sardina (O a su brocheta de langostinos).
Vale, de acuerdo ¿Y entonces qué hacemos para conocer la verdad?. Pedro Sánchez buscaba votos debajo de las piedras (Para que luego digan que menos da una piedra). Nosotros buscamos evidencias y certezas en gente de bien. Jueces, fiscales, empresarios, diplomáticos, el Obispado, inspectores de Hacienda, la UE y el pueblo llano, dicen que la Ley de Amnistia es una claudicación, una bajada de pantalones y una humillación al Estado de Derecho. El que buscaba votos debajo de las piedras dice que es el punto de inflexión de una política innovadora y progresista y un nuevo paradigma de convivencia. No sé, tío, a mí me suena a Puigdemont saliendo del camarote de los Marx gritando ¡Y dos huevos duros, Sánchez!. Oído cocina, marchando.