El escritor Pedro Mañas y el ilustrador David Sierra, creadores de las series infantiles de Anna Kadabra y Marcus Pocus, han conseguido vender más de un millón de ejemplares de sus libros en España y ya son diecisiete los países que los han traducido, “Hasta en coreano hemos visto nuestros libros. Nunca pensamos que podíamos llegar a tal difusión”, confiesan ambos autores madrileños en rueda de prensa celebrada en la librería especializada en el público menudo “Kirikú y la bruja”.
El nombre de la librería surgió por la película de animación española que se estrenó en 1998, donde nos traslada a mundo de brujería en África. Fue en 2003 cuando Esther abrió el establecimiento dedicado a la literatura infantil y juvenil. Ediciones Destino se fijó en ese espacio mágico para celebrar ese millón de ventas que muy pocos autores consiguen. Una cifra mágica al alcance de escritores privilegiados. El club del millón. ¡Qué mejor sitio que ese lugar para continuar con la magia de Anna Kadabra!
Ambos autores se plantearon la siguiente pregunta cuando comenzaron a pergeñar a sus personajes: ¿Y si las brujas fueran las buenas del cuento? Ahí, radica el éxito de sus libros. “Desde luego, no hemos sido los primeros en plantearse esa pregunta; pero sí, lo hemos resuelto de una forma diferente. Empleamos mucho color en nuestras obras. Colores de nuestro arco iris, que tiene diez. Incluyendo los de la magia blanca, negra y rosa”, dice Pedro Mañas con emoción.
Ambos autores se conocieron hace 14 años cuando David Sierra buscaba un guionista para un cuento para el trabajo final de la Escuela de Arte Número Diez. Allí comenzó su amistad y, posteriormente, su colaboración en los libros de Anna Kadabra. “Pedro Mañas y su editora Anna Casals buscaban un ilustrador. Me hicieron una prueba y surgió el flechazo, como lo expresa ella misma”, cuenta David Sierra.
La serie de Anna Kadabra se presentó el 19 de febrero de 2020. “Unos días antes del comienzo de la cuarentena. Se puede decir que es un producto del encierro del COVID. La protagonista es una niña normal, con una vida cotidiana. Sus padres se fueron de la ciudad a un pueblo para abrir una pastelería. Hasta allí, fue ella con su gato Cosmos, que es quien la elige para convertirse en bruja. Pese a eso, es una obra coral. Anna es la narradora, lo que cambia con respecto a la serie de Marcus Pocus, donde el narrador es él”, relatan a unísono.
Para los autores, “los libros de Anna Kadabra son una de las primeras sagas españolas que tienen el efecto fan. Es muy curioso ver cómo los niños se disfrazan de los personajes de la serie. Estamos muy sorprendidos porque los pequeños no son los únicos que nos leen, también lo hacen los adolescentes e, incluso, adultos, sin hijos. Y, ahora, es todo un éxito internacional. Por ejemplo, en Italia se ha publicado casi tanto como en España”.
Para Pedro Mañas, “es importante mantener el alma joven para escribir ficción infantil. Yo la conservo”, y David Sierra reconoce su influencia “del manga japonés. Antes tenía un estilo más europeo, pero han ido evolucionando en los colores, característicos para cada uno de los personajes y en rasgos como los ojos que han ido agrandándose desde los primeros volúmenes”.
Nuestros personajes se reconocen como humanos, Anna tiene muchas aristas
En el encuentro con los medios de comunicación, tanto Mañas como el ilustrador, David Sierra, han presentado a unos personajes reales. "Aunque sí nos autocensuramos por convicción propia, y nunca haríamos críticas al cuerpo ajeno, al género, o usaríamos palabrotas por definición, por tratarse de literatura infantil, nuestros personajes se reconocen como humanos, no se quedan en los clichés", defiende David Sierra. "Los niños ven a Anna Kadabra como a una amiga, una voz cercana a ellos, y descubren así a un ser humano con todas sus aristas, con el que sentirse identificados. Anna es mucho más que una gamberra; es alocada, insegura, impulsiva, duda... es humana. Marcus Pocus, por otro lado, es apasionado, impulsivo, todo le viene bien", añadió Pedro Mañas.
"El rosa está secuestrado por la cursilería", así de contundente se ha mostrado David Sierra al hablar de los distintos públicos a los que apela la colección. "Anna no es nada cursi, sino una niña que apenas se preocupa por su imagen, que busca siempre aventuras y magia". Y ha continuado: "No está dividido para niños y niñas, porque las aventuras son súper similares y lo natural, a nivel narrativo, era que la nueva colección fuese con Marcus como protagonista, que es el mejor amigo de Anna", ha manifestado Pedro Mañas. Aunque, ha añadido Sierra, "es cierto que Marcus Pocus funciona como una especie de caballo de Troya, porque Anna también es protagonista de Marcus Pocus y hace que los niños también se interesen por sus aventuras y lean la serie de Anna Kadabra después".
Los autores han señalado que el objetivo final es romper con los cánones establecidos e ilustrar y escribir aventuras diferentes y con historias que tengan sentido; que el infantil es un público exigente, no es algo menor. Como decía Begoña Oro: A los autores de adulto se les admira, a los de infantil se les quiere". ha concluido Pedro Mañas.
Para finalizar, Mañas nos da tres claves del éxito de sus personajes: “Primero es que el libro está escrito con la voz de Anna, que es muy cercano y tiene muchas aristas, no es nada vulgar. Segundo, el que todos los personajes tengan mascotas es algo que demuestra cercanía entre nosotros y el joven lector y, tercero: la magia, donde los colores tienen mucha importancia".