Este miércoles 8 de noviembre, la emblemática sede del Instituto Cervantes en Madrid ha acogido la presentación de las obras ganadora y finalista del Premio Planeta 2023. Acompañados de José Creuheras, presidente del Grupo Planeta y Atresmedia, Sonsoles Ónega y Alfonso Goizueta reflexionan sobre sus personajes favoritos y la inspiración detrás de sus obras, así como sobre la relación de sus respectivas profesiones con el mundo de la literatura.
El evento se presenta, en palabras de José Creuheras, como «un día muy especial», quien además afirma que el objetivo principal del Premio Planeta es fomentar la lectura: «Una sociedad que lee siempre es mejor». Premio Planeta ha vendido hasta la fecha 45 millones de ejemplares. Con 1.129 originales, este año se ha batido el récord de obras presentadas y, sin embargo, tan solo dos han sido las premiadas. Dos obras, de los 27.000 ejemplares que han sido presentados a lo largo de la historia.
Tras una brillante carrera como periodista, Sonsoles Ónega consigue ahora destacar en el mundo de la literatura. Su ya séptima novela, Las hijas de la criada, ha sido galardonada con el Premio Planeta 2023, lo que ella misma describe como «una emoción inmensa». Le recuerda, según comenta, a la sensación que todo escritor tiene cuando ve publicada su obra: «Pasan tanto tiempo incubándose dentro de ti que cuando ya se convierten en papel, cuando ya las puedes tocar […] es el momento que todo escritor espera».
Sin embargo, su vocación de periodista no ha quedado atrás, ya que, sin duda, le ha servido en su faceta literaria. «El periodismo y la literatura han ido siempre de la mano, aunque creo que escribí antes de ser periodista». Para ella, el periodismo ha sido y será siempre gasolina para la literatura, porque el periodista sabe buscar, y de ese proceso de buscar y rebuscar salen los libros: «En las bibliotecas y en los periódicos encuentro los mejores ingredientes para dar textura a las novelas […], así que creo que hay mucho de periodista en mis novelas.
De hecho, esta historia se basa en una noticia sobre el intercambio de dos niñas en un hospital de Logroño, cuya verdad no se descubrió hasta que ya eran adultas. «A mí me interesó muchísimo como periodista, es más, quise hurgar, buscarlas y entrevistarlas […], es decir, aquella noticia disparó mi imaginación». Y, aunque aquella noticia murió en el titular, Ónega nos brinda ahora su propia versión. «De mi padre y maestro aprendí que las mejores historias están incluso en los anuncios por palabras de los periódicos y eso es algo con lo que me he criado. Siempre estoy buscando ese pequeño hilo del que tirar».
Por su parte, Alfonso Goizueta, con sus 24 años recién cumplidos, se posiciona como el premiado más joven de la historia del Premio. El joven autor publicó su primera novela, Limitando el poder, con tan solo 17 años. Sin embargo, es durante la pandemia que escribe la novela que le lanzaría al estrellato. Respecto a la fama que este premio ha traído consigo de la mano, Goizueta ha expresado: «Lo estoy viviendo con mucha curiosidad y con mucha ilusión».
Pese a que la novela cuenta con una gran precisión histórica, el autor alega que «no es una tesis doctoral». Alejando Magno es un personaje muy conocido del siglo IV a.C, del que se ha hecho mucha investigación y del que, por tanto, existe mucha documentación. Sin embargo, poco se conoce de su persona: «No tenemos nada de su vida personal, no nos ha legado una correspondencia con sus sentimientos y pensamientos». La incógnita de la vida interior del personaje es lo que ha inspirado a Goizueta a escribir su novela: «rellenar ese hueco de ese ser humano que había detrás de esa figura tan centrada en la historia».
En toda novela histórica, siempre hay una parte de ficción
En toda novela histórica, siempre hay una parte de ficción. Alfonso asegura que «la novela es real». Sin embargo, la parte más sentimental y de crecimiento personal del personaje es la que ha requerido de la imaginación del autor: «Para que sea absolutamente verosímil, aunque no tengas unas fuentes primarias que te atestigüen fue de esa forma». Para Goizueta, fusionar la ficción con los hechos históricos, que cuentan con fuente que no se pueden ignorar es donde reside el ejercicio más bonito del escritor.
Indudablemente, Alejandro Magno es el protagonista de la novela. No obstante, para Goizueta, quien más le ha fascinado es Clito, conocido como: «el Negro»: «Él representa el verdadero hermano de Alejandro». Durante sus travesías por Persia, Clito constantemente le recuerda a Alejandro la idea de volver a casa, formar una familia y seguir viviendo. Esta visión tan diferente de la vida genera una gran fricción entre ambos personajes: «el Alejandro que quiere conquistar, que quiere liberarse; y el Clito que tiene un deseo muy legítimo que es regresar».
Por su parte, Ónega asegura estar enamorada de Clara, la única hija de Renata: «En ella se condensan todas las emociones. Ella es la trágica de la novela […], la que no tenía que haber crecido en la casa de una criada con un padre que no la quiere y una madre que tampoco va a aprender a quererla». Sonsoles califica la novela como una novela en la que rebosan los personajes «mendigos de cariño”. Así, el personaje de Clara es muy relevante para el desarrollo de la historia, puesto que busca constantemente la verdad de lo sucedido.
Además, es bien sabido que las novelas de Ónega destacan por su protagonismo femenino: «Soy una mujer a la que le gusta mucho bucear en el pasado de las mujeres para valorar exactamente dónde estamos». No obstante, si bien es consciente de su gran público femenino, no considera que sus novelas estén dedicadas exclusivamente a las mujeres: «¿Pienso en que mis lectoras son mujeres? No, al revés. Pienso: esta va a ser la que cambia al hombre, esta va a ser la que realmente será leída por los hombres».
Para Alfonso Goizueta, Marguerite Yourcena, escritora de Memorias de Adriano, ha sido su gran referente: «Me encanta Memorias de Adriano. Yo lo leí al principio cuando estaba escribiendo a Alejandro y me gustaba muchísimo esa idea de la voz de Memorias de Adriano». Para el autor, tomar como referente la vida de un personaje histórico y hacerla más humana, mostrar un lado más empático, es muy interesante. La novela presenta temas muy actuales como lo es el retrato íntimo de la soledad y el amor: «Son temas que no son únicamente propios del siglo IV».
Además, Goizueta se ha doctorado en Relaciones Internacionales, para él escribir suponía una forma de hacer algo completamente distinto a lo que estaba realizando en el doctorado: «El mundo clásico era de una forma un escapismo». Como apasionado de la mitología, el mundo clásico es un mundo mágico, en el que lo irreal y lo real se juntan gracias a personajes históricos como Alejandro Magno: «De alguna forma él complica mucho al historiador diferenciar entre la realidad y la ficción porque él mismo está produciendo una realidad ficcionada suya. Esto para el historiador es difícil, pero para el novelista es un tesoro».
Como reflexión final, ambos autores analizaron las obras del otro. Para Sonsoles Ónega, la parte más interesante de la novela de Goizueta fueron sus reflexiones sobre el poder y lo bien compensada que estaba la parte épica y la parte personal: «Son de discursos de hoy en día. […] Es una novela perfectamente actual y con enseñanzas que hoy serían muy válidas”. Por su parte, Alfonso Goizueta asegura que ha disfrutado mucho de la lectura de su ahora compañera de profesión: «Construyes un mundo muy bonito», refiriéndose a Sonsoles.