Susana Chillida, la hija del célebre escultor, publica “El gato y el pájaro”, un libro que recoge la conversación que filmó en 1997 entre el poeta José Ángel Valente y el cineasta Gonzalo Suárez y que hoy sigue teniendo plena vigencia.
El texto, que se publica ahora bajo el sello editorial LA FÁBRICA, es toda una experiencia estética, el pulso poético que mantienen dos grandes de nuestra cultura y que Susana Chillida, escritora, cineasta, pedagoga y responsable de la edición, supo atrapar con su cámara y su especial oído. Se trata de una conversación singular entre dos artistas que no se conocían en ese momento, pero a quienes les unía su admiración por el escultor Eduardo Chillida y su concepción del arte.
El martes, 17 de octubre, en la librería de La Fábrica, el director de cine Gonzalo Suárez y Susana Chillida, tuvieron oportunidad de celebrar la publicación de este libro largamente esperado. La sombra de Eduardo Chillida, el padre de Susana, planeó en todo momento por la sala en la que estaban presentes, entre otros, Juan Miguel Hernández León, arquitecto y actual presidente del Círculo de Bellas Artes, el también arquitecto Fernando Navarro, la comisaria de arte Alicia Chillida, la galerista Blanca Soto, los escritores Iñaki Ezkerra y Eduardo Iglesias, y el filósofo Ricardo Pinilla.
Susana Chillida comenzó explicando la génesis de este proyecto inicialmente audiovisual. “Quería que el segundo documental que hice sobre mi padre, Chillida, el arte y los sueños (1998), hablase no sólo sobre Chillida sino sobre el arte en general. Y reuní a estos dos “pájaros”, como él los hubiera llamado laudatoriamente, para dialogar sobre la materia común de las distintas artes. Mi padre y su obra participarían en la conversación como invitados ausentes.”
“Al no haberse conocido personalmente Valente y Suárez hasta ese día, la curiosidad de uno hacia el otro resultó muy sincera y fecunda. En el QR que se incluye al final del libro con la conversación completa, puede verse cómo ambos "interlocutores" se acechan y se provocan obligando continuamente el uno al otro a integrar lo ajeno y a seguir añadiendo valor al discurso con imágenes y metáforas poéticas personales de gran hondura. Siempre amenas y siempre sobre el arte. El libro es casi un poema oral hecho a dos voces que va creciendo como una hermosa planta en flor.”
La edición, muy cuidada, contiene reproducciones de seis lito-collages y cinco gravitaciones de Chillida, a página entera, que sirven como pausas para absorber mejor el contenido de cada capítulo. Los títulos, sacados de la propia conversación, son de por sí sugerentes: El don de ligereza, La cotidianeidad de lo extraordinario, Recuperar el estupor: la bofetada de Benvenuto Cellini, El gato es pájaro, Entrar en lo inexplicable, La aniquilación del yo, El estado de gracia, Lo femenino en el arte: la posición accipiente, ¿A dónde van los versos perdidos?, El vuelo de los grandes: el pájaro solitario, Arte y mística: un “entender no entendiendo”.
Desde el principio el cariño y la admiración de Susana Chillida hacia Gonzalo Suárez resultó evidente. Según explicó al público congregado en la librería, la conversación de estos dos grandes personajes de la cultura española a ella se le hacía muy cercana porque había tenido opción de ”vivirla” en sí misma durante mucho tiempo. De hecho, le había llevado a entender mejor el arte en su propia piel, como cuenta en el epílogo del libro. “Siempre supe que esta conversación tenía que ser publicada, pero por mil razones solo había compartido hasta ahora la versión audiovisual en universidades. Esta vez, antes de meterme en dos nuevos proyectos de los que aún no quiero hablar, sentí la necesidad de luchar por su publicación y lo conseguí. Me sentía mal reteniendo esta maravilla para mí sola o mis más cercanos.”
En este punto, Gonzalo Suárez la interrumpió para alabar su perseverancia: “Es que tu mérito es enorme. Porque no solo has asimilado todo, sino que lo has esculpido. En realidad, este libro es tu escultura.” Susana Chillida matizó que le interesaba lo social, lo pedagógico, y que deseaba que las artes llegaran a más gente, así como que se entendiera mejor lo que hay detrás de ellas. “Porque en estos tiempos tan duros que estamos viviendo a veces solo las artes consiguen transmitirnos un poco de esperanza.”
Las intervenciones de ambos siguieron alternándose. Gonzalo Suárez explicó su visión del arte “como una alternativa a la vida a secas”, aunque confesó tener pudor de hablar de ello “ante la percepción del horror del mundo que parece que nos involucra a veces, lo queramos o no”. Mencionó entonces una anécdota de las memorias de Benvenuto Cellini para recordar a la audiencia la importancia de recuperar nuestra capacidad de estupor ante lo extraordinario allí donde lo encontremos, ya sea en el arte o en la vida diaria.
Gonzalo Suárez también habló de cómo Chillida ponía el espacio en evidencia a través de su obra y finalmente rompió una lanza a favor de la obra inconclusa del escultor en la montaña Tindaya de Fuerteventura acerca de la cual había hecho él mismo una película. Entendía que había habido una protesta en cierto modo justificada, pero creía que era una obra formidable. En todo momento se le sintió como un artista original, sensible, inteligente y ameno.
Tampoco faltaron intervenciones de los presentes que animaron el fluir de la presentación abriendo debates de interés. Así, Ricardo Pinilla, profesor y director del departamento de Filosofía de la Universidad de Comillas, levantó su voz para agradecer la existencia del libro. Siendo amigo y colaborador de Susana Chillida reconoció haber utilizado la conversación en su forma audiovisual en múltiples ocasiones, clases y seminarios con una aceptación grande por parte de los alumnos. Por su parte, el escritor Iñaki Ezkerra, que conocía la grabación desde finales de la década de los 90, recordó cómo pudo mostrarla al alumnado de un curso de verano sobre literatura de la Universidad de Cantabria en el que también participaron Susana Chillida y el novelista Eduardo Iglesias. “Los matriculados en aquel curso enmudecieron y siguieron fascinados la conversación entre Suárez y Valente durante la hora en que duró la cinta”, recordó el escritor. “Susana Chillida hizo una auténtica obra de arte con su cámara y la publicación ahora de este libro es un verdadero acontecimiento cultural que debemos celebrar como un magnífico preámbulo al centenario de Chillida que se cumple en 2024”, añadió el escritor bilbaíno.