Con los recursos narrativos propios de la novela, se trata de una historia real en torno a la música y al pueblo de Jadraque, en Guadalajara, perfilada en un relato en el que se van cruzando personas que, unidas por un indestructible amor a la música, dedicaron su vida a regalarla a los demás.
Indagando en la trayectoria de una rondalla rural y de un grupo de música folk, el autor hace un recorrido que comienza en 1953 con la llegada al pueblo de un militar retirado que enseña música a un grupo de muchachos. Los años 60 y 70, con la creación de diferentes grupos musicales y orquestas, y, sobre todo los 80, con la ebullición social y cultural producida tras décadas de dictadura, son retratados en este emocionante libro escrito por la mirada adulta de un niño que vivió muchos de los hechos que se describen como hijo de uno de los protagonistas.
Al tiempo que se desgrana esa historia musical, el relato refleja el pueblo en aquellos años con esa vocación de universalidad implícita en la célebre cita atribuida a Tolstói: “Describe bien tu aldea y habrás descrito el mundo”. Así, por sus páginas desfilan comercios y bares de la época -algunos de los cuales aún perviven- y muchas personas que son o fueron parte del paisaje de esta localidad, con sus pequeños sucesos cotidianos, sus ilusiones y sus anhelos.
El libro es también una aproximación a la pérdida y a las ausencias, a los comienzos y finales y a la esperanza de seguir adelante cuando se desvanece lo que parecía destinado a durar para siempre.
Todas las personas que aparecen en este libro, los hechos que se narran y los escenarios donde se suceden son o fueron reales. Bajo la apariencia y los recursos narrativos propios de la novela, es un relato construido con semblanzas personales y sucesos que explican cómo un grupo de amigos de la infancia, ya adultos, hacen posible que la música llegue a ser uno de los elementos que distingan al pueblo en el que viven. Es, también, la crónica de una época de eclosión social y cultural, la memoria de una forma de vida rural en parte desaparecida, el retrato de un pequeño municipio y de sus gentes perfilado por la mirada adulta de un niño que vivió todo ello en primera persona como hijo de uno de los protagonistas y que, para escribir este libro, ha recabado los testimonios de otros.
La historia se sitúa en Jadraque, una localidad de Guadalajara de menos de 2.000 habitantes, y se inicia en 1953 con la llegada de Francisco Carmona, un guardia civil retirado que enseña música a un grupo de muchachos, algunos de los cuales quedarán enamorados de ella para siempre. Ese hecho marcará sus vidas y, a través de ellos, las de muchos otros habitantes del pueblo de distintas generaciones, que forjarán amistades y relaciones vigentes durante décadas.
En una continua sucesión de saltos en el tiempo que abarcan desde mediados del siglo XX hasta la actualidad, el relato está conformado por pequeñas historias que se cruzan y cuyos protagonistas son personas que están y otras que ya no. Porque ‘Los músicos de la trastienda’ constituye asimismo una suerte de ensayo sobre la pérdida y las ausencias, los principios y los finales. Sobre cómo hacer sonar la melodía de la esperanza cuando lo que parecía inmutable se derrumba.
Chema Doménech nació en Madrid y creció en Jadraque (Guadalajara). Es periodista, licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid. En su trayectoria profesional ha trabajado y publicado en medios regionales y nacionales como Nueva Alcarria, El Mundo, Interviú o Servimedia. Durante años ha sido redactor jefe de la revista Perfiles, especializada en información social. También ejerce profusamente, con entusiasmo y vocación, el periodismo cultural. Es autor del libro Salitre48. Quique González en el disparadero (Negra Ediciones) dedicado al disco homónimo del músico madrileño.