Me cuelo no solo como espectador, también como parte integrante de estos “freelancers”, pero yo estoy en el departamento sin cristales de al lado. Los oigo discutir, jugar, plantearse, protestar, recordar, emprender, comunicarse, no entenderse, repetirse, grabarse, espiarse, odiarse, despreciarse, quererse.
Hablan de su pasado, de Dios, del odio, del amor, de los señuelos que les ponen las empresas o quien sea, a veces, dan palos de ciego, se comen un plátano, intercambian roles, aprovechan cualquier revuelo, lo hacen bien, lo discuten, están imbuidos en esta sociedad de vorágine y mediática, en esta nueva era de las comunicaciones que genera soledad, en este llevar a un rebaño por donde pitan los mejores intereses, donde se secan las mentes, donde todos llevan razón y ninguno la tiene.
Oveja perdida, ven sobre mis hombros que hoy no solo tu pastor soy, sino tu pasto también, en una estrofa de Góngora, reconvertida en una puesta en escena y una dramaturgia de Brai Kobla, en una sinécdoque “donde lo real está dentro de lo real en un marco artificial”.
En este espacio cuadrangular, el movimiento no cesa, la fiebre no cesa en una temperatura corporal adecuada, la empresa va cultivándose, se salta al vacío sin abismo, las ideas se apuntan, las acciones caducan, los sentidos quedan estancados, los sentimientos se cuestionan.
También está la anáfora, las figuras de repetición, lo que cogemos de prestado, lo que da error también se incorpora, y ahí me viene a la mente Gianni Rodari y su Gramática de la Fantasía. Todo resulta cercano y, al mismo tiempo, ajeno que no lejano, porque lo vivimos, deglutimos, rumiamos cada día.
Ovejas perdidas, todas. Ovejas negras, algunas. Ovejas trashumantes, ovejas de leche, ovejas de lana, churras y merinas, autóctonas y blancas, el señor es mi pastor, nada me falta, me sobra todo, pero el señor puede ser dios, el jefe, el presidente, el papa, el dictador, el militar, mi padre o mi madre, el capullo de mi cuñado, el señor que no pinta nada en esta historia.
Los cuatro compañeros de ahí al lado siguen con sus diatribas; Marina Fantini, Jorge Tesone, Luis Sorolla, Esther Sanz. No nos miran, los miramos, sí nos miran, nos hacemos los locos, dan ganas de entrar en el cuadrilátero, Dios, Dios, la verga de Dios, por el amor de Dios, ¡Oh, Dios!, a Dios rogando, cada uno en su casa y Dios en la de todos.
Los compañeros de aquí al lado, Chamán Producciones, salen del electroencefalograma plano, no quieren ponerse al servicio del poder establecido de las artes escénicas, no pican en el anzuelo, no se protegen en el escudo del texto, aunque está altamente trabajado, nos quieren dar moneda ilegal, que no falsa, nos venden su piel, su lana, la de oveja, y se la compramos.
Asombro y sorpresa en esta propuesta que alza las alfombras del acomodo, juego de voz e interpretación, de simulación y realidad, de parodia y de actualidad, ovejas que hemos encontrado fuera del redil, y bien está.
Autoría y dirección: Brai Kobla
Ayte. de dirección: Denisse Van der Ploeg
Elenco: Marina Fantini, Jorge Tesone, Luis Sorolla, Esther Saz
Edición de sonido: Luis López Pinto
Fotorafía: Denisse Van der Ploeg
Producción ejecutiva: Chamán Producciones
Espacio: Cuarta Pared, IX Festival Essencia de la Teatralidad