Es verdad que lo de vernos siempre en las fotos maltratados por la cámara es un tema de calado, un clásico universal, una manía, una obsesión patológica que nos afecta a todos. Yo no conozco a nadie -perdón, salvo Yolanda Díaz- que piense “Uy, mira qué bien he salido”. Para el resto de mortales (más tías que tíos) todo son pegas. Que si es la luz, el escorzo, que si justo he cerrado los ojos, que si casualidad ese día estaba hinchada.
Eso sí, te digo lo uno como lo otro. Prefiero salir mal y que me digan “Oye, estás mejor al natural” que la putada que le ha hecho el “Hola” a Isabel Pantoja la semana pasada. Una inenarrable portada rosa chicle con una Pantoja adolescente, de niña a mujer, diría Julito Iglesias. Total, que han pasado de llamarla “la mujer barbuda” a convertirla en un elfo, un avatar, un dibu de Walt Disney. Hablando de portadas, lo escandaloso no es que Ana Obregón haga con su dinero lo que le dé la gana y la ley le permita. (Somos muy cotillas, pero una cosa es ser cotilla y otra ser paleto) Lo realmente escandaloso es lo de Marlaska y la Celia Gámez de la Guardia Civil. O sin ir más lejos, el fondo de armario de la comunista Yolanda Diaz. Si Pasionaria levantara la cabeza, tío.