ESCENARIOS

LA BOHÈME: Una historia de amor

La Bohème
Alberto Morate | Sábado 01 de abril de 2023

En la ópera de La Bohème podemos apreciar, ver, sentir varias historias. En La Bohème está la luna, están las buhardillas de París, las calles hirviendo de vendedores, niños, jugueteros, soldados,… Están los cafés melancólicos, los paseos sin destino, la contemplación de los dulces tras los escaparates. Están esos jóvenes artistas e intelectuales, apodados bohemios, porque subsisten como pueden en condiciones precarias, pero siempre generosos, siempre alegres, siempre excesivos.



Sin verlos realmente en escena podemos vislumbrar la presencia de Cèzanne, de Degas, del filósofo Balzac, del poeta Baudelaire, del escritor Flaubert, del músico Bizet y su coetáneo Chabrier, y en algún momento me he imaginado también al gran poeta maldito César Vallejo. Cada uno con su historia, todos atrapados, (englobados diríamos hoy), en un ambiente sórdido, oscuro, paupérrimo, sí, pero enormemente creativo.

En la historia de La Bohème hay frío, hay hambre, y por sobre ellos, el amor. Es una historia de amor. O dos. Y es una historia de enfermedad, de soledad, de amistad también, y está el silencio. No, el silencio, no. Nunca el silencio. Porque volamos con las voces transportados por la excelente música de Giacomo Puccini y la soberbia interpretación de la orquesta dirigida por Rafael Albiñana y la magistral entonación de los cantantes: Eva Marco, Gabriel Arce, Alejandro Von Büren, Guiomar Cantó, Alejandro Muñoz, Alberto Camón y Ángel Treviño, además del coro Sing_Us.

“Yo soy el poeta, tú eres la poesía” le dice Rodolfo a Mimí, recién enamorados. Y la vemos y la sentimos, y la podemos oír, (la poesía), ¡qué privilegio!, y nos emociona por su desgarro.

Y hay dos historias, o más, historias de celos, historias de amor, de enfermedad, de encuentros y alejamientos. Corazones que se oyen a través de los instrumentos de viento, corazones palpitantes atados por los instrumentos de cuerda, siguiendo el ritmo de la percusión, con el canto etéreo de la vida de los protagonistas y al mismo tiempo plomizo de los sentimientos. El romanticismo con sus consecuencias finales. Historia de la generosidad, historia de la precariedad, historia de la muerte ineludible. Todo ello bajo la dirección escénica sobria de Alberto Frías, que se centra en dar protagonismo a las voces de sus intérpretes, como debe ser. Quizás me chirría un poco esa firma (sign) del título de la obra, esas grandes letras con bombillas que en alguna ocasión impiden ver bien los diálogos sobreimpresos en la pantalla de fondo para poder seguir el argumento.

Una ópera imprescindible y cercana que, con gran acierto, han programado en el teatro Pavón y “que saldrá de gira por varias ciudades españolas y que representa el inicio de un proyecto operístico que busca crear un circuito que pueda llegar a nuevos públicos con precios mucho más asequibles que el que ofrecen los grandes teatros”.

FICHA ARTÍSTICA

Dirección Musical: Rafael Albiñana

Dirección de Escena: Alberto Frías

Orquesta y Coro: Sing US

Reparto: Eva Marco, Gabriel Arce, Alejandro Von Büren, Guiomar Cantó, Alejandro Muñoz, Alberto Camón y Ángel Treviño

Espacio: Teatro Pavón

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