Que en épocas pretéritas, y me refiero a las de Franco, hubiera leyes como las de La Ley de Vagos y Maleantes que se aprobó en 1933, que se modificó en 1954 para penalizar la homosexualidad, y estuvo en vigor hasta 1970, año en que fue sustituida por la Ley de Peligrosidad Social, no es de extrañar, aunque sí de echarse las manos a la cabeza.
Que más cercanos en el tiempo, hasta el 26 de diciembre de 1978, no se modificara la ley para despenalizar la homosexualidad y, de esta manera, muchos homosexuales, gays, lesbianas, transexuales, travestis, bisexuales,… es decir, la comunidad LGTBIQ+ no pudieran hasta entonces decir esta boca es mía y hago con ella y con mi cuerpo lo que quiera, también hay que tenerlo en cuenta.
Porque parece que volvemos, por la opinión de ciertos sectores, que encima tienen representación política, y que quisieran volver a aquellos retrógrados tiempos.
Pero para hablar de ello está aquí Kiki Morgan, con un espectáculo en el que además de pasarlo divertido, nos ofrece datos y nombres de cómo era aquello en aquellos, no tan lejanos, tiempos y, con Vaga y Maleanta, nos da a conocer aquella funesta ley, cuando se cumplen 90 años de su creación y 45 años de la despenalización de la homosexualidad en la Ley de Peligrosidad Social, heredera de aquella otra ley. Vamos, que, por fin, se pudo salir del armario. Y aunque este colectivo no descansó, hicieron que las cosas fueran diferentes, y los estados de ánimo fueran más sinceros.
Es un espectáculo entre vodevil e improvisación (aunque todo está detalladamente preparado), entre denuncia y chascarrillo, entre testimonio e imaginación, entre canción y drama, entre comedia y esperpento, pero esto último por lo que sucedía en aquel entonces.
Se acabó por fin, (pero no del todo, lamentablemente); y sin temor, (aunque debería ser así); y el que quiera sacar al exterior lo que siente interiormente que lo diga, si es que quiere. Que me dejen expresarme, que a pesar de todo, no los odio, que no me meto con nadie, que si quieres ser heterosexual haces bien, pero si no quieres serlo, adelante.
Kiki Morgan nos canta, nos hace partícipes, nos envuelve en su historia que es la historia de España, mal que nos pese. Y saca un títere que se parece mucho al muñeco que nos dirigió durante cuarenta años, pero no siembra maldad, (Kiki Morgan, me refiero), y sin pose, pero sin miedo, sin imposturas, pero con desparpajo, nos ofrece esta realidad de lo que sucedió durante tanto tiempo.
Olvidemos las banderas con pollo dentro, y que se haga justicia, que se borren prejuicios, que no haya más persecuciones de vagos y maleantes por su tendencia sexual o porque se creía que estaban enfermos.
La Fundación 26 de Diciembre ha posibilitado encuentros entre Oniria Teatro, la productora, y los mayores LGTBIQ+ que vivieron aquellos años. De ahí los testimonios, los hechos reales, lo que sucedió sin quererlo.
Que nadie juzgue por querer, por sentir de una forma o de otra, que nadie se esconda más, (y menos que los encarcelen), que nadie obligue, que nadie mire con resquemor y resentimiento.
Espectáculo de ENRIQUE MONTERO
Intérprete: ENRIQUE MONTERO (Kiki Morgan)
Producción: ONIRIA TEATRO
Dirección: JESÚS LAVI
Con la colaboración de la Fundación 26 de Diciembre
Espacio: Teatros Luchana