El fenómeno del ecothriller deja la sangre y el aliento congelados en "Un desierto de hielo" de Maite R. Ochotorena

En "Un desierto de hielo", el cadáver del geólogo Björg Stutgard aparece en la base científica noruega Nytt Håp, en la Antártida. Su cuerpo desnudo ha sido depositado en la nieve, con una enorme herida abierta desde el esternón hasta el pubis. Además, con trazos burdos sobre su vientre, alguien ha escrito la palabra «Kripos». Helándonos el aliento y la sangre ya desde los primeros trazos de la novela. En latitudes discutiblemente más cálidas, en San Sebastián, Mikel Ibarra, un antiguo investigador criminal, dedica su tiempo a trabajar como guía para los científicos de la base noruega y como buzo para una empresa de la que es socio y que intenta patentar un traje de inmersión submarina capaz de alcanzar profundidades abisales. Su vida da un vuelco cuando Erika Oblyakov, una agente de la Kripos –la agencia noruega de investigación criminal–, se pone en contacto con él para proponerle formar parte de la investigación sobre el asesinato de Stutgard. La oscuridad no es lo único que habita en la noche helada.

Guionista de cine y televisión, Maite R. Ochotorena es una autora nacida en San Sebastián en 1970. Durante muchos años trabajó como creativa en el sector de los videojuegos, ámbito en el que se forjó su afición por la escritura. Con "La mensajera del bosque", donde la naturaleza reclamaba el lugar que le correspondía, Maite R. Ochotorena inauguró el ecothriller. Ahora, con "Un desierto de hielo", nos guia hasta las profundidades del océano y a los parajes fríos y violentos de la Antártida, con un claro mensaje de denuncia sobre cómo la ambición humana puede destruir el futuro de nuestro planeta.