El arma nuclear Little Boy fue soltada sobre Hiroshima el lunes 6 de agosto de 1945, seguida por la detonación de la bomba Fat Man el jueves 9 de agosto sobre Nagasaki.
Esa imagen del hongo creciendo ha quedado en la retina de la historia de las guerras de todos los tiempos. Y, sin embargo, no hemos aprendido nada. Miles de espectadores ven ahora las imágenes desoladoras de las actuales guerras mientras están sentados a la mesa, comiendo o cenando o, simplemente, engullendo unos donuts.
Nombres que pierden su entidad como países, llámense Afganistán, Siria, Ucrania, Etiopía, Yemen, Israel y Palestina,… y aún más nombres anónimos, los de los soldados y las víctimas, los de sus familiares y amigos, algunas veces ajenos a lo que unos y otros están viviendo (sufriendo).
Siete segundos que parte de un texto del dramaturgo alemán Falk Richter, donde se satiriza sobre el consumismo, el capitalismo y el belicismo de las naciones, en nombre de Dios, en nombre de la Paz, aunque sea contradictorio, en nombre del progreso, en nombre de lo innombrable.
Rubén Romero dirige este montaje entre teatro documento, noticiario del día, performance reivindicativo, reality show, esta adaptación que produce La Madrugada Teatro y que protagonizan Inma Almagro, Sato Díaz, Belén Landaluce y Pedro Rubio.
Podría parecer un cómic en algunos momento, o un panfleto de propaganda de un lugar idílico de vacaciones, una secuencia brutal de cine de guerra, o un día de camping, mil espectadores haciendo la ola ante un impacto, un choque, una detonación, o un lugar donde colocar la bandera patria, las sombras de una cucaracha que, dicen, son las únicas que resistirían un ataque nuclear, piedras contra tanques, juegos infantiles frente a cuerpos mutilados, el share elevado a la máxima audiencia cuando nos dicen que las siguientes imágenes pueden herir sensibilidades.
Todo esto lo traen al escenario, sin horror, sin pena, sin llanto, tal como están intentando narrarnos lo que sucede cuando las guerras, sean de donde sean, pasan a formar parte de nuestra escena cotidiana.
Sí, es verdad que nos sentimos afectados si la contienda está próxima a nosotros, o si hace encarecer los servicios de suministro, alimentación, energía, desplazamientos, pero lo hemos normalizado tanto, que llegamos a afirmar, “al fin y al cabo no los conocemos” o, en el mejor de los casos, “pobrecillos, lo mal que lo estarán pasando”.
El teatro, una vez más, nos vuelve a llamar la atención sobre este y otros conflictos, sobre la respuesta humana, sobre la necesidad de que nos cuenten de que, fuera y en estos tiempos, algo está pasando.
Autoría: Falk Richter
Dirección: Rubén Romero
Intérpretes: Inma Almagro, Sato Díaz, Belén Landaluce, Pedro Rubio
Dirección de producción: La Madrugada Teatro y Parece una tontería
Espacio: Teatro del Barrio