Por cierto, ya no se escribe “Kiev”, ahora lo que mola es “Kyiv”, pero no intentes pronunciarlo. Es igual. Me importa una caca de vaca lo que la Von der Leyen o sus acólitos piensen de mis facultades políglotas. Más le valdría al Borrell y a la cuchipandi de Bruselas, hablar menos inglés y tener más sentido común. Si hubiera algún cerebro pensante en la UE, sabría que, con tanques o sin tanques, las expectativas de Ucrania “Freedom” son terroríficas.
Pasamos de pantalla a la cumbre de Rabat y me fastidia no haber “disfrutado” en tiempo real de la cobra que le ha hecho Mohamed VI a Pedro Sánchez. Es un grave error estratégico olvidar que el rey de Marruecos es un tipo cachondo y fiestero. No quiere hablar de temas áridos con doce ministros plastas y aburridos (¡12!). Ni él ni nadie. Si se hubiera llevado al ministro de Universidades cantando “clavelitos” con esa tuna mixta que está montando, seguro que el Mohamed pica, tío. Pero Sánchez está modo zen, mínimo esfuerzo. Le falta la determinación de Irene Montero que, como ella dice “se deja la piel” en cada intento. Bueno, mejor que se quede con su piel y deje el ministerio. Así te lo digo.