EL AMBIGÚ DEL DIRECTOR

Fallece el escritor canario Alexis Ravelo. Le falló lo que más grande tenía: el corazón

Javier Velasco Oliaga y Alexis Ravelo (Foto: Javier Velasco Oliaga).
Javier Velasco Oliaga | Lunes 30 de enero de 2023

Acabo de enterarme de la muerte de Alexis Ravelo. A él se le ha parado el corazón, a mí me ha dado un vuelco. Debo ser un sentimental porque mientras escribo este obituario tengo los ojos empañados por las lágrimas. Si hace unos meses fue Domingo Villar el que nos dejó, ahora es Alexis el que deja huérfana a la novela negra hispana. Lo digo como fan suyo que soy. Tengo a mi lado, en la estantería donde pongo mis libros favoritos, dos novelas suyas: “La estrategia del pekinés” y “Las flores no sangran”, son las novelas con las que le descubrí.



Tenía tan sólo 51 años y tal día como hoy, un 30 de enero frío en Madrid, de esos de helarte el cuerpo, y supongo cálido en Las Palmas de Gran Canaria, se le ocurre fallecer en la ciudad donde nació un 20 de agosto de 1971. Ha tenido una mala idea al morirse y dejarnos huérfanos. Nos ha dejado helado el corazón a sus muchos seguidores y amigos. Porque Alexis tenía muchos y buenos amigos.

Maldito infarto. Él siempre tenía mucho cuidado con eso, cuando publicó “Un tío con una bolsa en la cabeza”, no vino a la península porque tenía algo de miedo a la pandemia, que parecía que se acababa, y a volar en avión. Más que volar, temía la presión de la cabina… No es que tuviese miedo a volar sino que la presión de la cabina le podía afectar a su gran corazón. Y mira que era raro para una persona que tenía un corazón que no le cabía en el pecho. Siempre que le veía me arreaba un abrazo que me dejaba con las tripas en la boca, como sus novelas. Yo riendo le decía “me has dado un abrazo de púgil de lucha canaria”, el seguía la broma e intentaba tirarme al suelo. Si hubiese querido, lo hubiera conseguido.

Alexis es uno de los escritores que más veces he entrevistado, he perdido la cuenta, aunque en Todoliteratura se puede seguir el rastro. Y siempre me atendió con gran deferencia y con mucho humor, el que destila en muchas de sus novelas. A la hora de las fotos siempre buscaba una pose original. “Única, Javi”, me decía. Y enseguida se le ocurría algo. También me hizo algunas confesiones que me decía no publicase como que era la tercera vez que se presentaba al Premio Gijón o que no le gustaban las novelas negras donde los protagonistas eran personas traumatizadas. Ahora lo puedo decir porque su recuerdo no se empañará.

Muchas de sus novelas han estado siempre entre mis preferidas del año. En 2016 apareció “La otra cara de Ned Blackbird” en el listado de Libros Mejores del año. En 2017 “Los milagros prohibidos” ocupó el séptimo lugar (de las Mejores Novelas Negras del año). En 2020 se alzó con el primer puesto con “Un tío con una bolsa en la cabeza”; aquí es donde la inencontrable ciudad de San Expósito apareció como su universo literario; como la Comala de Juan Rulfo; y el año pasado volvió a la lista con “Los nombres perdidos”. Hemos tratado tanto a Alexis y nos ha gustado tanto que, en cierta ocasión, una persona de Ediciones Siruela me dijo: “no te puedo decir quién ha ganado el Premio Gijón, pero te va a gustar mucho”. Siempre me avisaba de los primeros periodistas para que le entrevistase. Ya no podré hacerlo más, pero recordaré cada ocasión que estuvimos juntos.

Alexis no solo escribió novela negra, vehículo a través del que denunciaba la violencia y la desigualdad, sino que también destacó en otros géneros, como el cuento y el microrrelato. Escritor autodidacta, inició estudios de Filosofía en la UNED. Fue alumno en talleres de narrativa impartidos por Sebastián Quesada, Augusto Monterroso y Alfredo Bryce Echenique. Es cofundador de la revista literaria La Plazuela de las letras y creador del espacio de divulgación cultural Matasombras, junto con Antonio Becerra Bolaños, en Las Palmas de Gran Canaria.

Alexis Ravelo era un canarión orgulloso de serlo, muy ligado a sus orígenes humildes; trabajó como camarero en su adolescencia juventud, convirtiéndose en un calvo que sobrevivía a régimen de cervezas y bocadillos de chopped en las Palmas de Gran Canaria, pese a eso, fue nombrado Hijo Predilecto de su ciudad, consiguiendo, además que los lectores conocieran el habla típica de sus barrios, a través de sus personajes. Era miembro de la Academia Canaria de la Lengua.

Publicó su primer libro de relatos, Segundas personas en 2000, después de que recibiera el año anterior el Premio Poeta Domingo Velázquez. Los seis siguientes los dedicó a escribir teatro y publicidad. En 2006 aparece su segundo volumen de cuentos, esta vez fantásticos, Ceremonias de interior, y su primera novela negra, Tres funerales para Eladio Monroy, ambientada en su ciudad natal. Esta obra, protagonizada por un exmarinero buscavidas, cínico y violento, fue la primera de una serie que prosiguió con Sólo los muertos. Paralelamente, Ravelo continuó cultivando el cuento y el microrrelato, el libro infantil y la novela juvenil.

Afirmaba que el texto no es más que escritura hasta que la mirada del lector no lo convierte en literatura. Supedita la estética al desarrollo del argumento, aunque son constantes sus juegos lingüísticos y conceptuales. Es habitual en sus textos la propuesta de divertimentos (como la de que sea el lector quien atribuya a sus autores las citas que introduce en medio de una novela) o la inserción de pequeñas boutades (uno de sus libros incluye, al final, una hoja de reclamaciones), apelando a la constante implicación del lector. Por otro lado, sus historias suelen apelar a temas de la filosofía o de asunto socio-político.

Su obra ha recibido el elogio de lectores y críticos. Está considerado como uno de los narradores canarios más prometedores de su generación, lo que en 2013 se vio confirmado con el XVII Premio de Novela Negra Ciudad de Getafe por “La última tumba”, que tuvo excelentes críticas de los miembros del jurado.​ Según Lorenzo Silva, "demuestra que la novela negra en España es mucho más que Madrid y Barcelona, y que desde Las Palmas de Gran Canaria se puede servir una historia criminal contundente e importante".​

En 2014 recibió el prestigioso Premio Hammett a la mejor novela por “La estrategia del pequinés”; en 2015 ganó el Premio Valencia Negra por “Las flores no sangran”, y en 2021 obtuvo el Premio Novela Café de Gijón 2021 por Los nombres prestados.

Un escritor que se designa como un "escritorzuelo" y un "escribidor", se consolidó como autor de novela negra en 2014 -fichado por Ediciones Siruela-, publicando dos novelas alejadas del género policíaco: “La otra vida de Ned Blackbird” (2016) y “Los milagros prohibidos” (2017) -relato ambientado en la represión franquista en la isla de La Palma, la Semana Roja de julio de 1936-. Volvió a las historias de crímenes, bajos fondos y corrupción política con el quinto volumen de Eladio Monroy y novelas como “La ceguera del cangrejo" (2019), “Un tipo con una bolsa en la cabeza” (2020), “Como si no hubiera un mañana” (2021) o “Los nombres prestados” (2022).

¡Hasta siempre amigo! nos queda tu obra. S.T.T.L.

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