Lucia Berlin fue comparada a Hemingway y convertida en personaje de leyenda, su obra cayó en el olvido tras su muerte. En la universidad de Nuevo México (Albuquerque) fue alumna del escritor Ramón J. Sender.
Lucia Berlin nació en Alaska en 1936 y murió en California a los 68 años.
Su camino vital fue un constante cambio de estados, países y ciudades: Idaho, Kentucky, Texas, Chile, Albuquerque, Nueva York, Ciudad de México; en unos casos siguiendo a su familia y en otros a sus tres maridos. Vivió además un trajín emocional sin descanso: asediada por deudas económicas, problemas con el alcohol, alejada de sus padres y siempre mal acompañada: define a su madre como fría, racista y alcohólica y uno de sus tres maridos, heroinómano.
Con cuatro hijos a su cargo y sin profesión ni ingresos regulares, se ve obligada a desempeñar y a aceptar todo tipo de trabajos: recepcionista, limpiadora, profesora, auxiliar de clínica…experiencias que le valdrán de materia mollar para sus posteriores escritos. De ideología revolucionaria y defensora de los más desfavorecidos, posee una personalidad de contrastes reflejados en su obra, llena de pasiones desmedidas y extremas: de la euforia a la apatía, del entusiasmo a la nostalgia, del éxtasis al abismo… Pasa el tiempo, y comienza a frecuentar círculos de artistas, escultores, músicos, poetas con los que traba lazos de amistad, al final, decepcionantes.
A partir de ese momento, se decide a escribir firmando con el seudónimo de Lucia Newton.
Destaca su habilidad como escritora de cuentos, publicados al principio en revistas y luego recopilados en diferentes volúmenes, que constituyen todo un auténtico espejo literario de sus experiencias personales: el paso por centros de desintoxicación de alcohol o sus viajes a México para cuidar de su hermana enferma de cáncer, las visitas a barrios depauperados, el posible suicidio de su madre…una vida tormentosa y atormentada.
Consigue una gran expresividad en su redacción y principalmente en las descripciones de escenarios sórdidos o glamurosos, turbios o placenteros: de nuevo, la antítesis. No hay término medio en esta autora.
En el año 1991, ganó el American Book Award y su libro Manual para mujeres de la limpieza fue todo un best seller.
Logró mucha fama como profesora universitaria, ocupación que le granjeó éxito y reconocimiento, pero tuvo que abandonar la docencia por padecer cáncer de pulmón.
Su obra rescatada décadas después de su muerte, resalta el valor de la escritura sincera y directa, sin olvidar el humor que salpica ciertos ambientes variopintos conocidos de primera manera por la escritora. En el fondo, destila un ansia de vivir constreñida por los avatares con que tuvo que trasegar: años duros, sola y sin apoyo familiar o afectivo.
Nos dejó títulos tan significativos y reveladores como Lavandería de Ángeles, Una noche en el paraíso o Bienvenida a casa.
Todos ellos suponen una fiel muestra del magma que bullía en su interior, ejemplo de vida limitada con deseos de romper ataduras.