Primo Levi. Y era como un junco que se levanta a pesar del viento en contra y de la ciénaga que lo acoge. Era como las cenizas esparcidas de los cuerpos calcinados, que forman una niebla que se mete en los ojos y nos hace llorar sin remedio. Era el olor a quemado, la delgadez de los cuerpos, el frío, la soledad, el hambre, la tortura de la inquietud de no saber qué ocurrirá luego.
Primo Levy escribe un relato tremendo, una experiencia real que no debiera haber sucedido nunca. Si esto es un hombre, a algunos se les ha olvidado. Nadie entiende tanto horror, tanto odio, tanto infierno en la tierra, tamaña humillación para un ser un humano. Si esto es un hombre, ¿qué queda después?
Alguien tenía que contarlo. Aunque se le hayan caído los dientes, aunque los labios estén agrietados, aunque solo sean ecos de voces que gritaban sin que nadie les hiciera caso.
Ya no son hombres, son números, 1745117, en el brazo lo llevan marcado, son escoria, heces, cosas, piltrafas, el holocausto, la muerte.
Mariano Anós es Primo Levi. Su director, Mario Ronsano es Primo Levy. Nosotros somos Primo Levi, y hay que contarlo. No todo, porque es imposible. Pero que quede grabado, que quede constancia, que quede escrito, que quede en las mentes de todos nosotros para que no se repita nunca más.
Marcos Ana, estando en la cárcel, pedía que le dijéramos cómo era un árbol. Se le estaba olvidando. Primo Levi nos cuenta desesperadamente cómo es el aroma de la muerte, cómo es una persona al que no dan importancia porque no lo consideran como tal: Si esto es un hombre.
Hay desgarro. En la interpretación, aunque sus tonos sean planos, pero es que él, el no hombre, ya está muerto, ya no sufre, ya nos lo cuenta desde la distancia, desde la desolación de un tiempo pasado que nunca debiera haber ocurrido.
Un libro en la mano, las palabras en el aire, una historia que no se nos ha olvidado. No hay circunstancias sociales en una guerra, en un abuso de poder, en la denigración del ser humano.
Es un trabajo de palabra, de texto, de temblor, de testimonio, de recuerdo, de tortuoso existir, si es que se puede llamar existencia a vivir en esas condiciones, de fortaleza de la condición humana, si es que esto es un hombre.
Se desprende la vibración del monólogo en el silencio que puebla la sala. Quizás se oiga algún corazón palpitando, el peso de una historia, no tan lejana, en forma de biografía, latido vital para seguir luchando. Y no, no odio ya, pero no he perdonado.
Autor: Primo Levi
Adaptación: Domenico Scarpa y Walter Malosti
Versión e intérprete: Mariano Anós
Dirección: Mario Ronsano
Espacio: Sala Tarambana