La escritora y periodista madrileña Marta Robles presentó en el Ateneo de Madrid su nueva obra “Lo que la primavera hace con los cerezos” ante un auditorio repleto de amigos y lectores de su obra. En el escenario estuvo acompañada por la escritora Ángela Vallvey con la que mantuvo un interesantísimo diálogo, y por el actor Ramón Robles y la también escritora y dramaturga Vanessa Montfort que leyeron varios pasajes del libro.
Muchos autores dicen que “el amor añade intensidad a la creación”, nos recuerda Marta Robles, otros, sin embargo, son más creativos cuando sufren episodios de desamor. Muchos autores disfrutan escribiendo, otros penan haciéndolo. Lo que está claro es que “el amor es el combustible para la creación, un impulso irrefrenable. Todo gira en torno al amor”, nos dice la autora del libro ante un público ávido de emociones y, por qué no decirlo, de amor. El mundo gira alrededor del amor y cuando falta, se ralentiza o, mejor descrito, se para. De eso trata el libro, de las muchas parejas de artistas que han tenido en el amor su fuente de inspiración y, también, de controversia.
“Cuando hay amor, los artistas añaden más intensidad a su obra. La redacción de una obra cuando no tiene emoción no es arte. Tienes que tenerla en todo tu cuerpo, pero donde más en la propia tripa”, cuenta Marta Robles con la pasión que la caracteriza. Seguramente, se la revolverán las tripas cuando está creando y mucho más cuando escribió este libro porque al buen lector hay que hacer que se le remuevan sus tripas.
La autora se describe a sí misma como “una analista del amor, una observadora de la vida y del amor”. Está claro que ella ama la vida por los cuatro costados todo el tiempo. “Como si fuera a ser ajusticiada al día siguiente”, expone tajante y continua diciendo “soy excesiva en el amor, en la amistad y en el trabajo. Y eso que soy una persona que tiene la vida perfectamente ordenada. Es muy difícil convivir conmigo. Es más, diría que es terrible convivir conmigo”. Creo que exagera, pero si ella le dice.
Para Marta Robles, “la creación nos vuelve muy inseguros. Recuerdo el caso de mi amigo Fernando Marías que no encontraba editor para su último libro después de una exitosa carrera. Esas cosas nos hacen indecisos con nuestra creación. Necesitamos la aprobación de otros para confiar en nuestra propia obra”. Hay muchos más casos, tantos como flores en los cerezos en primavera. “Emilio Salgari no salía de su habitación para escribir sus libros. No conocía los países en los que ubicaba sus tramas”, recuerda, lo mismo que Julio Verne, solo que éste no tenía una mujer que le estuviese diciendo todo el día: hay que pagar esta factura y esta otra.
Son muchas las parejas de creadores que desfilan por el libro “Lo que la primavera hace con los cerezos”, titulo cogido de un verso de Pablo Neruda, que, por cierto, fue un capullo integral, un maltratador y algunas cosas más. “El hecho de que sean unos grandes artistas no les hace buenas personas”, dijo refiriéndose al Premio Nobel y a otros autores.
Se detuvo en tantas parejas y artistas en la presentación que no dio tiempo a hablar de todos, pero sí apuntó algo de unos cuantos, como de la inefable pareja de Dashiell Hammett y Lilian Hellman. Si no han leído “Pentimento” no sé a qué esperan. Ángela Vallvey estuvo fina y sagaz y nos dejó una de esas perlas que habría que enmarcar sobre la famosa novela, y también película, “El halcón maltés”, la cambio el nombre por “El alcohol de malta”, debido a lo mucho que apreciaba el whiskey el escritor de Maryland.
Para llegar a escribir todas estas historias, Marta Robles ha tenido que indagar en las profundidades del alma de esos artistas y hablar mucho de sí misma. Lanzó, con razón una carga de profundidad a los autores que escriben autoficción. “Es impúdico”, afirmó. Después se detuvo en la singular vida de la escritora Ann Perry. No haré spoiler, pero la vida de esta autora es increíble. ¡Menuda era ella de joven! Pero nos dejó una colección de novelas increíbles, sin olvidarnos de su pentalogía sobre la Primera Guerra Mundial que es soberbia.
Un amor sin pasión es menos amor
En el libro, se detiene Marta Robles en la figura de don Juan, “un tipo simpático, este don Juan”. El prototipo de hombre que gusta a las mujeres que disfrutan con los malotes, con los canallas. “Sin embargo, las mujeres fatales han tenido siempre mala prensa desde los tiempos de Eva”, apuntó con sentido del humor. “Son mujeres libres que deciden en el amor y cómo hablar acerca del amor”, señaló y añadió “Los hombres y las mujeres son igual de fatales”.
Para la escritora madrileña “Un amor sin pasión es menos amor”. Esa frase retumbó en mi cabeza durante toda la tarde. ¿Vivimos dormidos? Quizá no habremos de ser tan excesivos como Charles Bukowski, pero echar algo de pasión nunca viene mal. También recordó los casos de los artistas que se aprovechan de sus parejas. Robert Capa y Gregorio Martínez Sierra son los prototipos de estas sanguijuelas artísticas.
Para finalizar, habló del amor en la Antigüedad. “Nuestros tópicos y mitos vienen de Grecia. Allí no existía el concepto de amor como lo entendemos en la actualidad. El amor estaba muy mal visto, pero entre personas masculinas estaba mejor considerado”, detalló. “Los besos eran el alcoholímetro de la época”, concluyó refiriéndose a que la mujer tenía prohibido beber. Yo he hecho caso a Marta y me leí el libro como si me fuesen a ejecutar mañana. Si lo hacen, me habré ido un poco más sabio.