Las inquietudes de un grupo de jóvenes es indudable que hay que fomentarlas de una u otra manera. Es una cuestión social. Ellos y ellas serán los que en un futuro moverán los hilos de esta sociedad cada vez más desencantada, por no decir desalmada.
Es cierto que el rumbo de los intereses personales de los niños y jóvenes irá cambiando en función de los logros conseguidos, de la familia y de quien tengan alrededor, de los amigos que vayan haciendo en el camino.
¡Qué debo hacer! ¡Qué quiero hacer! Todos sabemos que muchos cambiarán de parecer con el paso del tiempo, bien por impedimentos, bien por desencanto, bien por otros descubrimientos.
La compañía Laviebel pone en escena Año Zero, donde tres amigas deciden afrontar la dura vida con la decisión de crear un grupo de música donde experimenten la realidad en la que viven. Así, entre recuerdos de su familia y sus compañeros, de su colegio y su barrio, de ganas de triunfar y su miedo al fracaso, nos van relatando con canciones de todos los estilos, bailes, mucho sentido del humor, gran ritmo, cercanía,… las situaciones cotidianas a las que, cada día, nuestros jóvenes tienen que enfrentarse.
Las relaciones de amistad, el acoso escolar, el deterioro de la unidad familiar entendida en su estilo más clásico, la curiosidad, la pasión por algo, en este caso la música, conforman los temas que en una trepidante acción de interpretación de personajes, de vuelta al pasado, de enfrentamiento de problemas y situaciones nuevas para ellas, hacen que los espectadores, sin importar la franja de edad, se sientan identificados o, al menos, los comprendan. Hablan su mismo lenguaje.
Con guion, dirección y música original de Emilio Goyanes, esta función con acordes de teatro, de poesía y musical, con realidad consciente, con voz social, consigue que vaya incumbiendo a las generaciones más jóvenes.
La interpretan con mucho desparpajo y cariño, con buenas voces y movimientos coreográficos muy bien acompasados y medidos, Raquel Criado, Clara Fraga y Marisa Refoyo. Se dividen y se multiplican, se despliegan y se entregan, ponen el corazón porque creen en ello y saben que es una forma de transmitir entusiasmo al público.
Además, completan la participación con talleres, tomando el pulso a las inquietudes de los chavales, fomentando un futuro de cultura y arte, y que no todo sea pensar en recibir estipendios.
El teatro se sustenta por la base, hay que echarse animosamente al escenario para crear nuevos espectadores, nuevas pasiones, elevadas, animadas y combativas historias que hagan que la imaginación se desborde.
Que cada año, sea el Año Zero para arrancar sin miedo, que cada función sea la función cero, que cada entusiasmo sea desde la cuenta adelante desde el cero. Seamos grandes, únicos, universales, auténticos. Demos luz y música al escenario y empecemos de cero.
Guion, dirección y música de Emilio Goyanes
Intérpretes: Raquel Criado, Clara Fraga y Marisa Refoyo
Compañía: Laviebel (Granada)
Género: Musical/Familiar
Espacio: Sala Tarambana